Artículo originalmente publicado en el La U – El diario de Kampussia, periódico de actualidad universitaria líder del sector del cual soy administrador y colaborador esporádico.
Supongo que como un servidor, muchos de los que nos leéis estáis sufriendo los recortes en educación. Unos recortes que están en muchos casos estrangulando el motor económico de la universidad, cerrando las puertas a los menos favorecidos, y promoviendo con esta iniciativa que el día de mañana solo tengan el privilegio de estudiar aquellos que provengan de familias adineradas.
Esta entrada no es por tanto contra el profesorado, ni contra la administración o incluso contra el rectorado. La situación actual está mal, tanto para ellos como para nosotros. Ya no es solo que X profesor falte a clase unos días y no lo sustituyan, tampoco que haya en el año un par de huelgas de bedeles, o del equipo de limpieza, no.
En la actualidad…
Estamos ante un problema más acuciante, y profundo, que golpea con fuerza cada uno de los pilares en los que se levanta el futuro de un país. No hay dinero, y encima mal gestionado, lo que influye en todos los estratos de la sociedad. Un modelo económico que se tambalea al asentarse sobre la debilidad de una banca podrida sedienta de ayuda europea, y unos políticos que miran para sí y no para el pueblo.
Pero bajo la opresión de un presente cuestionable y un futuro incierto, bajo la perspectiva de un cambio necesario y ante la fuga de cerebros, es cuando nacen movimientos realmente interesantes, como el se ha apoderado en el día de hoy de las calles de Madrid, con los hastag #28N, #LaCompluEnLaCalle, #LaUniEnLaCalle y #ClaseProtesta.
Un movimiento motivado por el recorte de 107 millones de euros en dos años a la UCM por la Comunidad de Madrid y el Estado central; por las subida de tasas de matriculaciones, que van de un aumento del 30% a casi un 400% este año, y que se espera aún más a partir de Enero; por la privatización autoimpuesta de las facultades públicas de nuestro país, con el riesgo tanto para el alumnado como para el profesado que ello conlleva; y por la falta de apoyo institucional y económico para desempeñar las labores de investigación, innovación y educación que de base está demostrado que son vitales para un futuro prometedor.
Conversaba hoy con Laura de la Colina, doctora en Bellas Artes y profesora en la UCM, al término de su clase “El arte como táctica de acción y participación” que se impartió hace escasas horas en la librería “Traficantes de Sueños” (@Traficantes2010). La idea había cuajado en una semana, y se viralizó por internet con tal velocidad que apenas 7 días después, ya había 129 profesores inscritos, y 102 propuestas.
El frío no ha hecho retroceder tampoco a los estudiantes en los más de 40 escenarios públicos de la convocatoria. De 10 de la mañana a 9 de la noche, la universidad sale a la calle y se acerca al transeúnte. Física, matemáticas, filosofía, derecho, sociedad, filología,… Hay materias para todos los gustos. Y con un nexo en común: reclamar un futuro que nos es negado, la libertad y el derecho a aprender.
Tenemos más poder del que pensamos -y esto es a su vez una gran ventaja y el mayor contratiempo.
La historia nos ha enseñado que en situaciones de crisis, hubo siempre un mismo obstáculo: las herramientas de movilización y distribución de un mensaje ¿Cómo llegar a tus simpatizantes de forma masiva? ¿Cómo concienciar a los indecisos de la necesidad de levantarse?
Afortunadamente para nosotros, vivimos en un mundo dominado por la instantaneidad de la red, que nos ofrece los elementos de comunicación y divulgación como nunca antes se ha visto. #28N nace en la universidad, pero es gracias a Twitter, a Facebook, a WhatsApp, a los blogs, que ha llegado y llegará aún más lejos. Ya no se trata de cruzarse de brazos y resignarse, sino de salir a la calle y reclamar a los de arriba lo que los de nuestra quinta queremos para el porvenir de España: un país con una propuesta universitaria al nivel que se espera, con un acceso a la información y un apoyo al I+D+i que rivalize con la del norte de Europa, India, o los propios EEUU.
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