Hace un par de semanas hice la ruta Gijón-Covadonga.
Hablamos de unos 75kms, con un desnivel positivo de algo más de 1.800 metros, y negativo de algo más de 1.600, que cruza buena parte de Asturias… a pata.
75kms divididos en tres jornadas, para acabar el último día frente a la Basílica de la Virgen de Covadonga. Todo un emblema patrio, ya que cuenta la leyenda que en este paraje fue donde empezó La Reconquista Española, con el Rey Pelayo, y cuatro bárbaros más, lanzándoles piedras a los moros, que tuvieron que huir (o, más probablemente, se preguntarían para qué demonios tenían que atravesar aquella indómita Cordillera Cantábrica con lo bien que se estaba por el resto de Al-Ándalus), para perecer poco más tarde debido a un desprendimiento de tierra.
Sea como fuere, lo cierto es que por esa época (siglo VIII), el antiguo reino astur se hizo con el control de lo que ahora es León, y lo demás, como quien dice, es historia. Los moros fueron poco a poco desplazándose hacia el sur, dejando paso a las coronas de Castilla y Aragón, que acabarían por sentar las bases de aquel imperio que un día fue España.
Sea más o menos fiel a lo que ocurrió realmente (ya te digo yo que seguramente menos que más, por eso de que la historia la escriben siempre los vencedores), la idea de hacer la ruta era hacerla con mi madre.
Pero el primer día cayó la tormenta del siglo, y eso unido a lo escarpado que es el trayecto, hizo que la pobre, ya al segundo día, tuviera que continuar la travesía en bus debido a un intenso dolor en una de las rodillas. La acompañé hasta un pueblo cercano por donde pasaba un ALSA, y me dispuse a continuar el trayecto, para darme cuenta de que tenía que cruzar unos cuantos concejos de plena naturaleza, sin apenas vida humana… y probablemente cobertura.
Fue entonces cuando caí que, lo mismo, era sensato compartir mi ubicación tanto con mi madre como con Èlia. Esa misma mañana, de hecho, unos chavales se habían perdido en los lagos de Covadonga. Y yo, yendo solo, con lo mal señalizado que está todo por allí, podía ser el siguiente.
Sobra decir que fue buena idea. Ahora entraré en detalle de las maneras que hay de hacerlo, pero ese mismo día me perdí por el medio del monte… por fiarme de Google Maps.
Me llevó por un camino de cabras que acabó dando a un bonito vallado. Estuve tentado a atravesarlo, pero basta que lo hubiese hecho para que dentro tuvieran algún toro y acabase peor de lo que estaba. La tarde se me echaba encima, así que después de un par de intentonas por caminos aledaños, tuve que dar vuelta atrás hasta dar con una carretera, y a partir de entonces seguir al pie de la carretera, pese a que no pasaba ni un mísero coche, porque todo el mundo sabe que, si hay una carretera construida, por cojones tiene que llevar a la civilización.
Acabé llegando a las siete y media a Arriondas muerto de sed (también había acabado el agua), y con una bonita anécdota que espero no tener que volver a vivir.
Pero al menos, gracias a que estaba compartiendo la ubicación… cuando había conexión de red, sabía que de pasarme algo, algún familiar sabría por dónde había estado la última vez.
Índice de contenido
Cómo compartir tu ubicación con terceros
A priori, hay tres maneras sencillas de hacerlo, y un par de tips extra por si te son de interés.
Aplicaciones de mensajería como WhatsApp
Quizás la más inmediata, ya que, quien más, quien menos, en algún momento lo ha utilizado.
Aplicaciones como WhatsApp o Telegram nos permiten compartir la ubicación, tanto en tiempo real, como de forma puntual.
Para ello, tenemos que abrir un chat con la persona o el grupo que deba recibir la ubicación, y dándole al icono de compartir (el que tiene forma de clip), elegir compartir ubicación.
Nos dará, como decía, dos opciones:
- Compartir en tiempo real: Podremos elegir el tiempo que estará esto activo, y mientras lo esté, periódicamente la persona verá dónde estamos.
- Compartir de forma puntual: Es decir, la ubicación ahora mismo… y por tanto una sola vez.
Como curiosidad, que era algo que me preocupaba, cuando el tiempo termina o nosotros paramos de compartir una ubicación en tiempo real, si el dispositivo tiene conexión, enviará la última ubicación conocida. Algo realmente útil para situaciones como la que estaba viviendo yo, perdido en medio de una zona boscosa con conectividad muy limitada.
Utilizando los servicios de compartir ubicación de Android
Android tiene, que yo sepa, dos maneras (ES) por defecto de compartir en tiempo real la ubicación de un usuario.
Una de ellas la expliqué precisamente la semana pasada en el blog de CyberBrainers, y está enfocada a situaciones parecidas a la que un servidor ha vivido, es decir, cuando alguien sale a hacer deporte o va a montar en un vehículo de terceros, y quiere que si pasado X tiempo no da señales de vida, se le avise a una o varias personas de dónde estuvo la última vez y de que quizás esté en peligro.
No entro en más detalles porque, como decía, tienes una explicación en profundidad en este artículo sobre medidas de seguridad física que implementa Android. Eso sí, es, que yo sepa, una funcionalidad exclusiva (al menos, por ahora) de los Pixel de Google. Y digo por ahora porque no es raro que algunas de sus funcionalidades acaben llegando más tarde al resto de dispositivos Android.
La segunda opción, que sí está disponible para todos los usuarios, viene incluida en Google Maps.
El servicio de mapas de Google ofrece la opción de compartir nuestra ubicación en tiempo real con usuarios que tengan una cuenta de Google, e incluso usuarios que no tengan cuenta de Google, como puedes ver en la imagen inferior.
Lo configuras en tres simples pasos desde la propia app de Google Maps, en sus Ajustes, y el servicio irá periódicamente informando a la otra persona o personas de tu ubicación hasta que hayas decidido que pare.
Utilizando En Familia de iOS
Los dispositivos de Apple también incluyen algunas funcionalidades (ES) de compartir ubicación.
La más enfocada para estos menesteres está dentro del servicio En Familia, pero requiere por tanto que previamente hayamos creado un grupo familiar de dispositivos iOS/macOS, y por tanto está solo enfocada a compartir nuestra ubicación con familiares.
Se configura desde Ajustes > [Tu nombre] > Compartir Ubicación, y estará activo y accesible por todos los contactos familiares que tengamos ahí elegidos.
Tip Extra: Buscar el dispositivo en vez de la persona
Hay otra opción más rebuscada, y que pasa por no compartir la ubicación como tal de la persona, sino intentar localizar el dispositivo.
Como ya expliqué en su día, prácticamente todos los dispositivos actuales cuentan con una opción de marcarlos como perdidos, de forma que un miembro de la familia, o cualquier persona con acceso a la cuenta del usuario, puede intentar localizar dónde estuvo por última vez dicho dispositivo.
Hilando muy fino, es posible utilizar este tipo de herramientas para localizar a personas que potencialmente les haya pasado algo. Un miembro de la familia, o alguien con acceso a otro dispositivo o cuenta de la persona, marca su smartphone como perdido, y de esa forma se podrá saber dónde ha estado la última vez que estuvo encendido o con conexión.
Para casos muy graves, puede ser una opción. Aunque como ya expliqué en el caso de los keyfinder, no está diseñado para localizar personas, sino objetos, y por tanto siempre recomendaría que, proactivamente, si vamos a estar fuera un tiempo y, potencialmente, podemos correr algún riesgo, habilitemos las opciones de compartir ubicación anteriormente mencionadas.
Tip Extra 2: Dispositivos creados ex profeso para estos menesteres
Por último, no quería dejar pasar la ocasión de recordar que existen wearables diseñados para este tipo de funcionalidad. Hace unos meses, de hecho, analicé varios enfocados a ser usados por personas mayores, y también hay en el mercado otros enfocados a deportistas de exterior (ES).
En estos casos hablamos normalmente de relojes, pulseras, colgantes o hasta cinturones que suelen contar con su propio GPS y una tarjeta SIM, y que sí han sido desarrollados con la idea de que sirvan de herramienta de localización, e incluso de sistema de alerta ante emergencias, en caso de que a su poseedor le pase algo.
Si habitualmente haces uso de esta funcionalidad y la vida de un familiar, o la tuya propia, depende de ello, quizás lo suyo es que apuestes por alguno de estos dispositivos antes de tirarte a usar servicios generalistas como los que mencionaba antes.
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