comparar tarifas internet

Publicaba este lunes la experiencia que tenemos por la casa de Madrid desde que la fibra llegó al pueblo, y la odisea que ha sido el poder ofrecer esa pedazo de velocidad simétrica (1GB) en todas las habitaciones de los pisos superiores.


Lo que no había contado son las peripecias que llevo planificando literalmente meses para hacer este cambio de operadora… intentando que afecte lo menos posible a nuestro trabajo, por eso de que dependo 100% de la conexión de telefonía e Internet para poder ofrecer servicios en CyberBrainers.

Un poco de historia

Partamos de la base de que tanto un servidor como Èlia trabajamos ambos desde casa, y que además lo hacemos indistintamente en la casa de Madrid (unos 8-9 meses al año) y de Gijón (el resto).

Con la de Gijón nunca hubo problema. A fin de cuentas es una gran ciudad, así que teníamos libertad de contratar con varios operadores distintos, y por tanto con bastante flexibilidad a la hora de elegir proveedor/contrato. ¡Bendita competencia, ya sabes!

Pero con Madrid ya era otro cantar. Hasta finales del año pasado, como ya expliqué por estos lares, lo único que llegaba de cable era un coaxial de Telefónica 12/1, que por razones obvias, sobre todo con el tema de videollamadas, charlas y formación online, como que nos era insuficiente.

¿Qué hicimos entonces? Pues apostar por una de las tres grandes compañías de telecomunicaciones de nuestro país. La primera, de hecho, que trajo a España las tarifas ilimitadas de datos (y de velocidad) para el móvil.

De esta manera, teníamos fibra en Gijón, dos móviles ilimitados reales (digo esto porque hay varias supuestas tarifas “ilimitadas” en el mercado que realmente no lo son) y otros dos con tarifas reducidas, usando una multiSIM de uno de los móviles ilimitados para dar red en la casa de Madrid mediante un router 4G + una red Mesh de Google WiFi.

Vamos, una infraestructura que ríete tú de la que tienen en la Estación Espacial Internacional :).


Pero a finales del año pasado (diciembre) llegó la fibra, como decía, al pueblo. Concretamente, de la mano de otra operadora. Así que tras mucho comparar, he cambiado todo el sistema al siguiente:

  • Fibra en la casa de Madrid con esta nueva operadora.
  • Dos móviles ilimitados reales con esta nueva operadora.
  • Un duplicado de la SIM de uno de estos móviles (luego me detengo en esto).
  • Fibra en la casa de Gijón con la antigua operadora.
  • Dos móviles con contrato reducido con la antigua operadora.

Como te podrás imaginar, esta distribución puede tener sentido a nivel de minimizar el riesgo, pero en época de contratos convergentes, sale muchísimo más cara que tenerlo todo en el mismo operador.

La cuestión es que al menos la fibra y uno de esos móviles que sigo manteniendo con la antigua operadora tienen un contrato de permanencia, y saltármelo supone pagarles casi 500€ extra de golpe. Así que será un problema, o mejor dicho una decisión que deberé tomar el día de mañana, cuando ese contrato venza.

El tema es que después de mirar muchísimo todo lo que me ofrecía cada uno de los operadores (tradiciones y también OMVs) y firmar el contrato con esta nueva operadora, me encuentro con que la MultiSIM viene capada de velocidad.

Cosa que, por supuesto, y pese a que hasta en un par de ocasiones le pregunté directamente al comercial que me atendió, me dijeron que no ocurriría.

Es decir, que esa MultiSIM, asociada (recalco) a un contrato de conectividad ilimitado real, solo puede navegar a un máximo de 1MB. Eso sí, si pago 8 euros más al mes, pues ya tengo la velocidad por la que YA estoy pagando el contrato asociado.

Si esto no lo podemos considerar una extorsión… que baje Dios y lo vea.


Entran en juego los comparadores

Es aquí donde quería llegar.

Con un mercado tan complejo como puede ser el de las operadoras de telefonía, pero también el de las compañías de agua, luz y gas, el de las hipotecas o el de los seguros, es normal que haya cada vez más plataformas que buscan ofrecer el máximo ahorro con las tarifas de Internet (ES), o el servicio que sea.

Servicios de terceros que, a modo de comparativa, hacen un trabajo a priori neutral para garantizar que obtenemos el mejor precio posible para las necesidades reales que tenemos.

Todo gracias a ese paulatino declive de la experiencia del consumidor en mercados tan monopolizados, y tan artificialmente complejos, como son los antes mencionados.

Que algo falla cuando estas compañías basan su modelo de negocio en atraer a toda costa (aunque sea mintiendo) al nuevo cliente, y no en retener a los que ya tienen.

El que los comerciales tengan como único objetivo el captar nuevos clientes (ergo, quitárselos a la competencia) se vuelve un problema… si no fuera porque hoy en día parece que da igual con quién estés, ya que todos te la van a intentar colar por algún lado.

Y puesto que la oferta es la que es (controlada en la medida de lo posible por el gobierno para evitar monopolios, pero con un mercado cada vez más pequeño y gestionado por las dos o tres grandes compañías de turno con diferentes marcas blancas), y el servicio no deja de ser una commodity (TODOS necesitamos aunque sea conectividad, agua, luz, gas, algún que otro seguro y tarde o temprano una hipoteca), la rueda sigue girando.


Desconozco qué salida puede tener esto. Hace unos días las tres principales empresas de telecomunicaciones patrias fueron multadas nuevamente por mantener prácticas monopolísticas en relación al roaming europeo. Y mientras tanto, los ojos de estas están fijos ya no solo en cobrar por su servicio (obvio), sino en que nadie utilice VPNs, no vaya a ser que no puedan traficar con nuestros datos

Que los malos al parecer son las Over the Top. Ese Google, esa Amazon, ese Facebook que acaparan la red (el cable de las operadoras) y que no pagan por ello.

En fin, que en esas estamos. Una guerra constante del ciudadano de a pie por comprender qué demonios está contratando, en un mercado con comerciales sedientos de nuevas captaciones a cualquier precio, y con multinacionales sabedoras de la dependencia monopolística de sus servicios por parte de la ciudadanía.

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