Turing definió ya en 1950 (ES) una de las máximas que acabarían por conformar lo que se considera inteligencia artificial: Si una máquina es capaz de parecer inteligente, entonces es que lo es.


cyborg

Y para ello creó varios test, pruebas las cuales para ser completadas, se necesitan recursos que a priori son muy difíciles de reproducir con una máquina, siendo triviales para el ser humano. El más conocido es aquel en el que un juez ha de determinar quién es humano y quién es máquina a partir de preguntas, y sus aplicaciones en el mundo real son todavía parte vívida de nuestra experiencia tecnológica, bien sea para poner a prueba asistentes virtuales del tipo SIRI, o para el control de spam, tema que quería tratar en este artículo.

Inteligencia artificial

Así es como indagando en el maravilloso mundo de la inteligencia artificial, te das cuenta de lo poco avanzados que estamos, al ser incapaces de generar productos que puedan aprender por sí mismos, mientras que por otro lado, tenemos muy avanzadas las técnicas de aprendizaje del software. Un paradigma interesante, que limita la funcionalidad de la informática, y que según se quiera ver, propone un futuro «menos inteligente» del que las películas de ciencia ficción nos han querido enseñar.

Podemos enseñar a un programa a resolver problemas, y aprender de lo que ha o no ha resuelto, siempre y cuando los algoritmos que rigen esta pseudo-inteligencia estén preparados para ello. Dicho de otro modo, somos capaces de emular una aparente inteligencia en entornos muy pero que muy controlados, siendo totalmente inútiles para un caso real.

Y todo eso viene a raíz del vídeo que acompaña estas palabras, donde Vicarius (EN), una startup especializada en reconocimiento de patrones, asegura haber roto los captchas. Dejando de lado el titular mediático (a fin de cuentas, lo que han hecho es ofrecer un sistema especializado de reconocimiento de patrones en imágenes y ponerlo a «aprender» delante de captchas), si me parece interesante por las funcionalidades que tendría en un futuro próximo. El haber sido capaces de emular con cierta eficiencia (un 90% aseguran) los procesos cognitivos de procesamiento de la información y respuesta de nuestros cerebros en un experimento aislado.

En todo caso, una llamada de atención para Luis Von Ahn, creador de re-captcha (actualmente comprado por Google), y al resto de equipos de investigación de todo el mundo para que propongan alternativas «más amenas» de los métodos antispam actuales, como de la que hablábamos hace relativamente poco.