Lo reconozco. Tengo un problema muy serio con eso de ir al supermercado.
Como bien sabe, soy asturiano, y cabezón como yo solo. E ir de compras me cabrea. Es uno de mis problemas. Es tener que coger el carro y algo le pasa a mi cabeza pero ya voy malhumorado.
¿Quién lo sufre? Lamentablemente, mi pareja, a la cual para colmo le encanta (da igual que sea ir a mirar ropa o a comprar la comida de la semana). Y sé que en este caso el problema es mío y ella tiene razón. Que cuando vamos juntos, pagamos menos, ya que la chica disfruta comparando precios y un servidor es más de ir como Fernando Alonso por cada pasillo cogiendo lo primero que aparece en su campo de visión.
Siento que estoy perdiendo el tiempo. Que eso lo podría optimizar y automatizar de alguna manera. Y ahora Amazon me ha dado una posible salida.
La compañía presentaba esta semana Amazon Dash (EN), la evolución del Amazon Dash que la compañía ya tenía (aunque fuera un producto bastante distinto (EN)), un botón que, pre-programado, sirve para realizar un pedido automático sobre un producto en especial. Un gadget con un adhesivo, para que podamos colocarlo en lugares estratégicos (a un lado de la cafetera, en una estantería de la nevera,…), que llenará con su pulsación un carrito con el producto que anteriormente hayamos programado, directamente en nuestra cuenta de Amazon.
No es nada nuevo. Hace unos meses Telefónica y Telepizza presentaban un producto semejante (ES), y si tiramos del hilo, eso de programar botones físicos para realizar acciones digitales viene ya de lejos. De hecho, la propia Amazon ya andaba tras el asunto con Firefly, aquel despropósito de smartphone-mando a distancia para hacer showrooming.
Pero ahí está el rey del comercio electrónico (de las búsquedas con fines económicos) pegando un puñetazo en la mesa.
El botón, disponible para los clientes de Amazon Prime, esa suerte de “clientes top” de todos los servicios y productos de Amazon, y que por un pago anual tienen acceso a cada vez un número mayor de ventajas en todo el ecosistema Amazon (que no se dedica únicamente al B2C, recuerde). Otra genialidad que pocas compañías más pueden monetizar con tamaño éxito.
Para los escépticos, decir que el botón lo programas mediante una aplicación. Cada botón sirve para pedir un único producto, y por si ocurre un accidente (depende dónde lo coloquemos, quizás lo pulsemos sin querer), este botón lo único que hace es incluir automáticamente el producto en cuestión en el carrito, teniendo que confirmarlo nosotros para que se realice el pedido.
Pero como decía, la noticia no la hubiera recogido por estos lares sino fuera porque aunque ha pasado desapercibido, Amazon presentaba la beta de un servicio que sí creo trascendente: Dash Replenishment Service (EN).
Bajo este nombre, se oculta una API que cualquier marca puede utilizar para, o bien incluir de forma nativa el Amazon Dash en su propio producto, o (y aquí viene lo importante) utilizar los sensores que el producto tenga para realizar el pedido automáticamente cuando la máquina vea que se está acabando lo que sea que utiliza como recurso.
Es decir, que con Amazon Dash pasamos a digitalizar desde el mundo físico la necesidad de compra de bienes domésticos habituales. Con DRS, esa necesidad se automatiza, de manera que el cliente “no tiene que volver a perder el tiempo” mirando si su lavadora se está quedando sin detergente o el expendedor de comida de la mascota está a punto de terminarse.
Unido al internet de las cosas, a la domótica de la cocina, me parece un avance más que notable. Al menos para un servidor, como decía al principio del artículo. La utópica nevera de Los Sims parece que está un paso más cerca de volverse realidad.
Dash Replenishment Service estará disponible a partir de Otoño únicamente por ahora para ciudadanos de EEUU, y entre los primeros productos que harán uso de su API encontramos:
- Whirlpool: Una nueva lavadora y secadora inteligente de carga superior capaz de anticipar cuándo se está agotando el detergente para realizar el pedido.
- Brita: Una jarra de agua con filtro, que además de limpiar el agua, medirá la cantidad de agua que pasa a través de su filtro para pedir nuevos filtros cuando toque cambiarlos.
- Quirky: Una empresa que se dedica a la producción de distintos electrodomésticos inteligentes, cuyas cafeteras y dispensadores de comida para mascotas realizar el oportuno pedido antes de que sus recursos se agoten.
- Brother: Una impresora que pedirá nuevos tóner cuando el suyo esté a punto de terminarse.
Y con él, Amazon ataca precisamente a una necesidad que todos los consumidores tenemos, y que hasta ahora no ha sido atendida convenientemente: la de reponer los consumibles básicos del hogar.
Se acaba por tanto eso de hacer la lista de la compra. La lista la hacen los electrodomésticos, y el cliente únicamente tiene que aceptar el pedido. El cliente mantiene el control, a fin de cuentas, pero el trabajo lo hace la máquina, como debería ser.
En unas horas, los productos llegan a casa. Todo antes de que el cliente se diera cuenta de que lo necesitaba. No nos volveremos a levantar por la mañana para descubrir que ya no nos queda café (o Cola Cao) para desayunar. Todo sin intervención humana, ya que el proceso, como comentábamos, es rutinario y se puede automatizar.
Y de paso, Amazon demuestra nuevamente su expertise en la generación de valor (de leads, si me apura) con el hardware. La compañía no produce dispositivos, crea canales de venta. Y en este caso, el hardware es la vía de acceso más directa al cliente. Un hardware habitualmente tirado de precio ya que el objetivo (el negocio) no es la propia venta, sino su uso.
Falta por ver cuándo llegará al resto del mundo, pero por aquí tienen un potencial cliente al que no le importaría pagar los menos de 100 euros anuales de Amazon Prime si con ello me evitan tener que volver a hacer la compra.
Porque tengo muy claro que para mi esta acción resulta un problema, y hoy en día Amazon ha dado el primer paso para solucionármela.
Mierda, es como steam otra vez de nuevo, pero esta vez en forma de comida.
Y bien feliz que somos. Dentro de poco ya ni tendremos que salir de casa :P.
Buen post Pablo. Lo curioso es que vamos a tener la única vida social en internet. Porque con todo lo que nos dan quieren que consumamos más y mas sin salir de casa.
En realidad iremos hacia un escenario en el que deberíamos tener más tiempo para dedicarlo a lo que nosotros quisiéramos hacer. Dudo mucho que se llegue a tener una vida social únicamente por internet. Pero habrá casos, por supuesto, igual que ocurre ahora. Simplemente serán minoritarios, ya que por mucho que la tecnología avance, nunca va a ofrecernos el atractivo de una relación real.
Saludos, y gracias por el comentario JCarlos!