Llevo desde hace un par de semanas intentando encontrar el valor que me puede aportar una aplicación como Swarm. Porque desventajas las veo y bien claras, pero aún no he visto nada que me ratifique a mantenerla.
Este servicio nacía recientemente de la mano de Foursquare, con la excusa (desde mi humilde opinión, vagamante absurda) de mejorar las prestaciones del servicio. De esta manera, Foursquare pasa a ser la herramienta de descubrimiento de lugares por antonomasia, y Swarm se encarga de la parte social del servicio. Donde antes había una app, ahora hay dos. Una tendencia a la especialización que están sufriendo la mayoría de grandes servicios (antes Facebook, ahora Facebook, Messenger, Facebook Page,.. Antes Google, ahora Google, Google Search, Google Now, Google+, Ajustes de Google,…) que no tiene porqué ser mala (en muchos de los casos mencionados funciona), pero que en este caso se me antoja un despropósito.
El primero para el uso que un servidor, como supongo usted, daba a esta red social. Vas a un evento/reunión y twitteas el lugar y con quien estás. Además, te sirve para ver dónde han estado (o están) tus contactos, pudiendo darle al corazoncito o contestándole desde la misma interfaz. Digo yo que esto es algo social… Pues al parecer este objetivo lo sigue cumpliendo Foursquare.
¿Para qué sirve Swarm entonces? La respuesta ética es que te permite recibir notificaciones de conocidos que estén en tu radio de acción, así como posible publicidad de locales cercanos. La respuesta larga es que estamos ante un servicio cuyo único fin es la monitorización pasiva. El no hace falta que te molestes en acceder a la app, que ya nos encargamos nosotros de triangular tu posición según las torres que te están ofreciendo acceso a la red, así como la intensidad de la misma y las WIFIS cercanas. Ni falta hace darle acceso al GPS ¿Para qué?
Ahora usted se preguntará de qué le sirve a Forusquare saber dónde estoy a cada momento, y le devolveré la respuesta de mano de una investigación publicada esta semana en el New York University Journal of Law and Liberty que tiene como nombre When enough is enough: location tracking, mosaic theory, and machine learning.
Una única semana de monitorización pasiva sirve para obtener patrones de hábitos suficientes para conocer a la persona y predecir dónde estará en un futuro cercano.
Tan solo una semana, y ya conocemos más a ese usuario de lo que seguramente se conozca él. El valor, por tanto, de esta información, es terriblemente elevado, lo que está llevando a que estrategias como la de Foursquare pasen a ser el pan nuestro de cada día de aquí en adelante.
Ejemplos tenemos para un rato. Google Search apuntaba maneras en aquellos Motorola con el marketiniano “Ok, Google“, que ahora parece que llegará a Android con la excusa (atento al dato) de evitar accidentes de tráfico (EN). Montamos en nuestro coche, enchufamos el smartphone (por eso de la batería), e interaccionaremos con el sistema operativo mediante voz, evitando tener que mirar la pantalla, y por tanto, atentos a lo que de verdad importa. Y mientras, aunque nosotros no digamos eso de “Ok, Google“, aunque ni siquiera estemos en el coche (a priori, con que esté conectado basta), el servicio estará continuamente a la escucha. Monitorización siempre activa. Datos de inmenso valor que daremos a cambio de un servicio más.
Este es el futuro que nos deparan los smartdevices. No el ser inteligentes, sino el absorber todo lo que haya a su alrededor.
Y ojo, que si aportan el valor suficiente bienvenido sea. Pero casos como Swarm me hacen volverme bastante escéptico.
Ójala esté equivocado.
Edit a día 7 de Junio del 2014: Si antes hablo… Google parece estar preparando Google Nearby (EN). La misma función, pero con tus contactos. El pez que se muerde la cola.
Irónico que el estar permanentemente localizado es ya sólo la punta del iceberg, ahora también es el qué hacemos y el cómo pensamos y el cómo seremos.
Un Gran Hermano la tiene fácil, pero ya ni se puede hablar de eso porque uno queda de paranóico así la realidad ya nos esté meando en la cara.
Sebas, te va a gustar el artículo que escribí en su día sobre el little brother. En él, básicamente defiendo que frente a esa figura del Big Brother a la que parece que vamos encaminados, surge una realidad mucho más compleja, en la que los ojos no solo miran hacia una dirección (la de la ciudadanía), sino también hacia los “opresores”.
Movimientos como los de Snowden o Wikileaks así lo atestiguan. hoy en día el gobierno tiene que luchar también por ocultar lo que hace, lo que piensa y lo que es. Y eso es más bueno que malo, viendo la situación en la que estamos :).
Muchas gracias por la reflexión.