Si es fanboy de Apple, prepárese que vienen turbulencias.
Los de Cupertino lanzaban ayer Deregister iMessage (EN), un servicio que viene para dar solución al fallo en el envío de SMS entre antiguos usuarios de iPhone. Si alguna vez fue usuario de iPhone, y mantuvo comunicación SMS con algún otro usuario de iPhone, es posible que al pasarse “al lado oscuro” los nuevos SMS entre usted y su amigo nunca lleguen, o le lleguen únicamente al OS X del escritorio. Y me pongo a pensar…
¿Acaso a alguien le parece tan siquiera normal que yo (o usted), un ex-cliente de un dispositivo que intermedia en las comunicaciones digitales, tenga que registrarme para avisar que ya no soy cliente y por tanto puedan “liberarme” el número de teléfono?
Porque se supone que Apple no gestiona números de teléfono
¿verdad? Porque se supone que ellos se dedican únicamente a vender servicios, no a “traficar” con nuestros datos.
Pongamos otro ejemplo: ¿Qué gana Apple incluyendo la SIM por defecto en sus iPads? En principio mayor independencia, y la libertad del usuario de elegir cuándo y con quién quiere gastar su dinero. Y de paso, pero esto no se dice, que queda mal, meterse de intermediario y axfisiar aún más a esas operadoras cuyo negocio se vuelve cada vez más una commodity. Que ojo, hasta cierto punto se lo merecen, lo que no me parece suficiente para quitarle grasa al asunto.
¿Quiere otro ejemplo? ¿Por qué el mercado de smartwatches se ha ralentizado (EN) después del anuncio del Apple Watch? Explíqueme por qué, ya que lo único que sabemos es que será un reloj (bastante feo, por cierto, pero ahí para gustos colores :)) con tres modelos y dos tamaños, y que ni siquiera está en producción ni se conocen características vitales como cuánto durará la batería o qué funcionalidades y sensores llevará incorporados.
Que sí, que entiendo que Apple está ahí por lo que siempre ha hecho. No inventar nada, pero ser muy, pero que muy buena reinventando, contronlando al milímetro las expectativas con una logística a la que pocos pueden aspirar.
Lo que dice/hace Apple, va a misa. Hasta el punto que unos gigantes como AT&T se rindan ante sus pies y acepten que a partir de ahora la SIM no es un negocio. Hasta el punto de revolucionar un sector como el del pago móvil instantáneo, en el que Google lleva metido dos años, y que no es hasta ahora con Apple Pay que despega. Ni CurrentC (EN) (por cierto, vaya despropósito de servicio…), ni PayPal, ni hostias. Apple.
¿Es esto una perreta de un hater de la compañía? Los que me conozcan bien saben que no es el caso. La mitad de los dispositivos que uso en mi día a día son de Apple, y no tengo alguno más porque no me gustaría acabar perdiendo la objetividad que te da enfrentarte a la heterogeneidad de dispositivos y marcas, aunque a veces entren ganas.
Lo que temo es que Apple acabe (si no podemos considerar que ya lo está haciendo) controlando tanto el mercado que no deje sitio para la competencia. Y por mercado no hablo únicamente del tecnológico (que en líneas generales fue y sigue siendo la pieza central), sino a la conjunción de todos los mercados y sectores aledaños: moda, banca, cableras,…
Porque que un dispositivo como Apple Watch que ni siquiera existe esté ralentizando un sector entero tiene delito. Que haya una compañía que es capaz de destronar en cuestión de un par de meses (ES) a los líderes de ese mercado es todavía más peligroso. No hablamos únicamente de buenos servicios (que lo son, ojo), sino de una operativa capaz de meses antes conseguir que la mayoría de las grandes cadenas de venta física impartan cursos para enseñar a cada dependiente cómo funciona Apple Pay y qué usuarios lo van a poder utilizar (que sepan diferenciar entre aquellos que tengan un iPhone 6/iPhone 6 Plus de aquellos que tengan otro terminal o modelo distinto).
Hoy lo vemos con los SMS, y mañana con cualquier otra cosa. Si te abandono y tengo problemas, tengo que volver a recurrir a ti para que “me des de baja” en un servicio que no he contratado ni he pedido en ningún momento.
El escenario final es un ecosistema que retiene a sus usuarios, que es lo suficientemente avanzado como para auto promocionarse (cuánto Product Placement gratuito se hace ya no solo porque los terminales de Apple “queden bien en una pantalla“, sino por mantener contento al gigante), y que incluso consigue generar la necesidad de reemplazo de versiones anteriores sin ni siquiera recurrir a la obsolescencia programada habitual.
Vuelvo a mirar esa carta que enviaba Tim Cook (EN) asegurando que el negocio de su compañía no era el usuario, sino vender dispositivos, y me pregunto hasta qué punto es mejor o peor que Google. Las dos me dan el mismo miedo.