Hace escasos días, leí en el blog de la compañía la negativa a que sus productos siguieran cumpliendo el protocolo medioambiental EPEAT, que regula el proceso de fabricación de los componentes informáticos a fin de que esta industria sea respetuosa con el medio ambiente y que exige una serie de restrictivos protocolos que Apple ya no va a cumplir por voluntad propia.


Desde ese día, los chicos que se vanagloriaban de ser totalmente ecologistas, y producir unos terminales lo más ecológicos posibles, ven como 39 de sus productos pierden la homologación EPEAT.

En su momento, apenas se mostró información al respecto, y por ello he esperado hasta hoy, que ha salido a la luz el motivo, de manos de Kristin Huguet, portavoz de Apple. 

Según parece, todo viene de la nueva pantalla Retina Display, la pantalla con más resolución actualmente, y que para su colocación, no va atornillada, sino pegada, lo que imposibilita su reparación, desanclaje o reciclaje.

De las palabras de Huguet poco se puede sacar, sino la fe ciega en lo verde que sigue siendo Apple:

Apple es consciente de nuestro impacto medioambiental y todos nuestros productos cumplen los más estrictos requerimientos de eficiencia energética establecidos por el Gobierno de los Estados Unidos de América bajo la normativa Energy Star 5.2. Además también lideramos la industria informando puntualmente a través de nuestra página web del índice de emisiones de gas relativos a todos y cada uno de nuestros dispositivos. Los productos son superiores en otras importantes áreas de impacto ambiental que no entran en las mediciones y protocolos EPEAT, tales como la eliminación de materiales tóxicos.

La estrategia de la compañía es sencilla. Han decidido negarse a continuar cumpliendo el protocolo antes que EPEAT se lo deniegue (lo cual sería un duro golpe para una empresa que asegura ser la más eficiente en este aspecto).


Mejor salir por tus propios pies a que te saquen por la fuerza, ¿No?