Los que lleváis ya por aquí una temporada sabéis de mi historia de amor/odio con el mundo de los auriculares (ES).
He probado prácticamente de todo: Que si in-ear, que si los que ocupan toda la oreja, que si los enfocados al deporte, que si los que se plegan, que si los que están fijos, que si los de cable normal, que si los de este cable en plan cuerda, que si los del cablecito “aplastao”, que si Xiaomi, que si Beats, que si Sennheiser, que si los que casi regalan al comprar una bolsa de patatas, que si los que valen más de 100 euros. Y el resultado, hasta no hace mucho, era siempre el mismo: O me duran un par de meses y listo, o se me caen continuamente.
Para colmo la cosa se agrava teniendo en cuenta que precisamente en productos tecnológicos soy una persona que rara vez rompe algo. Descontando un móvil que tuve antes de la época smartphone que acabó en el fondo de un río, y la pérdida/robo de mis dos portátiles de finales del año pasado en uno de los trenes de Madrid (teniendo en cuenta que iba al hospital para despedirme de un familiar entiendo que es hasta comprensible), jamás he roto una pantalla y la mayoría de recambios que he ido haciendo de tecnología se deben más a mi interés por mantenerme actualizado que a una necesidad real.
Índice de contenido
El mundo de los auriculares se me resiste
Dicho sea de paso de que no soy un usuario medio de este tipo de gadgets. Al día es probable que pase entre 2 y 8 horas con ellos puestos. Si salgo de casa los llevo, si estoy en casa y tengo alguna reunión, también los utilizo. Llego a ponerlos incluso mientras estoy haciendo tareas domésticas para escuchar música o tener de fondo vídeos de Youtube sin molestar a la parienta… En fin, que les doy muchísima más tralla que la amplia mayoría de usuarios.
Y hace algo más de un año encontré la solución: Auriculares bluetooth de cuello.
Por dos razones principales:
- No hay cable, ergo no se puede romper: O mejor dicho, hay cable, pero va desde el cuello hasta la oreja, siendo imposible que una esquina de una mesa, o más habitualmente, un gato, acabe por forzarme a comprar otros. Y descontando la comodidad, aunque hoy en día mi smartphone (Xiaomi MI5) tiene Jack de 3.5mm, sobra decir que la mayoría de nuevos dispositivos ya no cuentan con esta conexión.
- Son muy cómodos de usar para largos periodos de tiempo: no tengo que ponérmelos y quitármelos continuamente, guardándolos en el bolsillo. Quedan colgando del cuello como cualquier otro abalorio, y si voy a utilizarlos, con un gesto inmediato ya los tengo en el oído para contestar esa llamada o para empezar a escuchar lo que quiera escuchar.
Empecé por aquel entonces con los Moto Buds, justo tras venir desencantados de los Xiaomi Piston 3, que duraron como un par de asaltos, y el producto de Motorola me abrió los ojos.
Desde entonces y hasta ahora he estado utilizándolos prácticamente a diario, con muy buenos resultados.
¿Cuál es el problema entonces? Que últimamente han empezado a dar síntomas de fallar. Cosas puntuales, como que a veces les cuesta conectarse con el dispositivo, o que baja de pronto el sonido. Los botones de volumen, por cierto, funcionan cuando les da la gana, y aunque no es una cosa que me preocupe, unido a lo anterior me ha hecho plantearme renovarlos.
La decisión, después de otear qué ha sacado Motorola estos últimos años, ha sido apostar por los Moto VerbeRider, un modelo como dos versiones actualizado a los Buds, que llevo desde hace unas semanas utilizando en mis largas jornadas. Y como era de esperar, con grandes resultados.
Los auriculares Moto VerbeRider en el día a día
El funcionamiento de los Moto VerbeRider es prácticamente semejante al de cualquier otro modelo de gama media/alta de auriculares bluetooth. Tenemos que sincronizarlo con el dispositivo (o dispositivos, que explicaré más adelante) y ya podemos utilizarlo.
El formato elegido en este caso por Motorola es de collar. Es decir, los colocamos en el cuello, y mientras no los estemos utilizando cada casco ocupará su parte delantera, utilizando para ello una suerte de imán que los mantiene quietos y evita que anden dando vueltas por nuestros hombros. Cuando los vayamos a utilizar, simplemente los ponemos en el oído y listo.
A nivel de autonomía la compañía asegura unas 16 horas. Por el uso que les he dado, yo diría que más bien hablamos de unas 8-10 horas de actividad, y quizás esas 16 si hay periodos de inactividad de por medio.
Se cargan, como la mayoría, mediante USB, y la carga completa tarda alrededor de tres cuartos de hora.
A nivel de tamaño y peso, la cosa ha mejorado considerablemente. Los Buds eran bastante más gruesos, sobre todo por la parte de atrás. En este caso VerbeRider ha apostado por trasladar la batería a una de las patas de los cascos, dejando el resto de diadema en su mínima expresión. El color también ayuda a que pasen más desapercibidos que ese blanco/negro de los Buds.
Son compatibles con todos los sistemas operativos, así que por eso no vamos a tener problemas de ningún tipo.
Los casos cuentan además con botones de control de volumen, y el de aceptar llamada, pausar/activar reproducción. En este caso, no obstante, y a diferencia de los Buds, han decidido muy acertadamente que el botón de control esté justo en esa parte inmantada del casco, lo que por un lado evita que se active accidentalmente (no puedes pulsar el botón mientras tienes el casco colocado ahí, y si lo tienes ahí es que no los estás utilizando), y por otro además está en cada lado, pudiendo activarlo con cualquier mano indistintamente si somos zurdos o diestros. Parece una gilipollez, pero lo normal en este tipo de auriculares es que ese botón esté solo en una de las “patas” y que sea semejante al control de volumen de la otra pata, lo que a veces con los Buds me llevaba a confusiones ligeramente molestas.
Además, incluye dos características que me parecen dignas de mención:
- Son capaces de estar pareados con dos dispositivos a la vez: Los auriculares bluetooth pueden estar pareados con un número ilimitado de dispositivos, pero en este caso además VerbeRider nos permite que los tengamos activos para dos dispositivos a la vez. ¿Qué quiere decir esto? Pues que por ejemplo podemos tener el smartphone y el ordenador conectados, de forma que podemos estar escuchando música en el ordenador, y ésta se cortará cuando nos llamen por teléfono. O podemos tener ambos activos de manera que tanto si nos llaman por un lado (teléfono), como por el otro (skype, por ejemplo), podamos contestar sin tener que desparear y volver a parear con el otro dispositivo. Algo que estoy usando a diario, y que recomiendo encarecidamente probar a todos los que como un servidor trabajáis delante de una pantalla.
- Vibración integrada: Los VerbeRider ofrecen también la opción de que cuando recibamos una de estas llamadas nos alerten ya no solo con el sonido de entrada esperable, sino también con una ligera vibración en el cuerpo de los auriculares. ¿Para qué es útil esto? Pues por la sencilla razón que muchas veces podemos tener los cascos pareados pero no estar utilizándolos, de forma de que aunque sonaran, no los oiríamos. Gracias a la vibración nos enteramos fijo de una llamada entrante, y con un rápido gesto ya podemos contestar sin tener que sacar el smartphone del bolsillo.
La principal pega que les pongo es que a diferencia de sus hermanos mayores (los VerbeRider+ (ES)), no cuentan con protección IP57. Es decir, no vienen protegidos a salpicaduras de agua o sudor.
Es, no obstante, algo que ya me pasaba también con los Buds, y que aun así he estado utilizando todo este tiempo sin mayor drama en mis sesiones de gimnasio. Pero es algo que seguramente minimizará ligeramente el ciclo de vida de los cascos.
Conclusiones
Por aquí algunos puntos a considerar.
Puntos positivos
- Sin cables no hay drama: Se acabó tener que tirar los auriculares porque uno de los cascos ha dejado de funcionar.
- Posibilidad de parear a la vez dos dispositivos distintos: Muy útil para mi trabajo diario, teniendo tanto el smartphone como el ordenador pareados y pudiendo responder a llamadas en uno u otro dispositivo sin cambiar.
- Vibración: Todo lo que son llamadas (llamadas “normales”, pero también Skype y WhatsApp) reciben junto al sonido característico una vibración ligera que puede ayudarnos a ser conscientes de la llamada si no los llevamos en ese momento puestos en la oreja.
Puntos negativos
- Formato: Para un servidor no es problema (casi hasta se ha vuelto característico de mi persona), pero entiendo que haya gente más reticente a llevar algo colgado del cuello.
- Sin protección contra sudor: Este modelo en especial no cuenta con protección IP57, así que en teoría irá degradándose con el paso del tiempo, sobre todo si como un servidor los utilizamos para hacer también deporte. Mis anteriores cascos (los Buds), tampoco contaban con protección, y aun así me han durado muchísimo. Veremos qué pasa con estos…
Actualmente tienen un precio de muy bajo en Amazon (ES).
¿Me he dejado algo? Por aquí me tiene para resolver cualquier duda.
________
Si le gustaría ver más de estos análisis por aquí. Si el contenido que realizo le sirve en su día a día, piense si merece la pena invitarme a lo que vale un café, aunque sea digitalmente.