Artículo escrito originalmente para Gaia 3.0 , la plataforma que usa la Universidad de Alcalá de Henares para impartir el MBA Professional Development que estoy cursando este año.
Quien haya llegado a esta entrada y lea el titular, estará ahora mismo pensando que a un servidor se le ha ido la pinza, o quiere quedar como un “sabelotodo” por usar anglicismos.
Lo cierto es que estos tres puntos definen muy bien los tres pilares que creo que conforman el futuro del valor de la información, y que en vistas a las palabras del profesor del MIT Erik Brynjolfsson, no debo andar muy desencaminado.
BigData, el cuerpo de la información
Entendiendo por él ya no solo la capa de recopilación de los datos, sino el procesado de los mismos. Y es que la evolución de este sector permite precisamente la optimización de todos los demás, al poderse aplicar a todos y cada uno de los campos de estudio y producción actuales. La mejora de la eficiencia en cada cadena, en cada empresa, simplemente partiendo de los datos que la propia compañía tiene.
Ahora cotéjalos con la información que desprende el cliente, que desprende la competencia, las tendencias y el resto de sectores (aunque sean totalemnte opuestos al nuestro), y te encontrarás con un nuevo paradigma, una nueva ecuación mucho más fiable que las estadísticas actuales, basada en la información real, sin sesgos inoportunos, sin consideraciones iniciales erróneas, con la vista en toda la panorámica (y no centrada por tanto en un solo punto).
Data Economy, el valor de un nuevo sector
La reinvención como bandera de muchas empresas, y la creación de otras tantas, cuyo principal activo es el procesamiento de datos. Si el BigData va a conllevar la especialización y eficiencia en todos los ámbitos habidos y por haber, la economía de los datos sentarán (está sentando, mejor dicho) un precedente en cuanto a viraje de grandes, pequeñas y medianas empresas. Y por supuesto, ya no hablamos de la propia venta de toda esa información, sino del aprovechamiento de la misma para personalizar los productos y servicios que se venden. Añadir valor basado en el conocimiento de tu target, en ámbitos tales como el marketing, el diseño, el desarrollo, la venta, el servicio técnico,…
Real-Time Bidding, o la evolución del concepto de publicidad
Lo que me lleva al tercer punto, un ejemplo (como podría haber cogido cualquier otro) de evolución de uno de los campos más en auge (no hay más que ver cuántos grandes del sector basan su modelo de negocio en la publicidad), y que tiene ramificaciones en todo el basto sistema económico actual.
El real-time bidding no es más que la puja en tiempo real de espacios de publicidad. La idea es sencilla, pero para que el mercado cuaje, precisa de unas capacidades tecnológicas que empiezan a ser asequibles hoy en día. Se basa precisamente en el estudio de grandes volúmenes de información, tanto para su creación (encontrar una necesidad como es el hecho de que un anuncio en un mismo soporte puede sorprender la primera vez, pero pasa desapercibido la siguiente), como en su procedimiento (análisis de los intereses del observador cotejándolo con aspectos transversales como el sentimiento, la localización y la acción para ofrecer la mejor publicidad en cada momento).
Así es como nos encontramos en un mercado capaz de mostrarnos la información (publicidad) oportuna en cada espacio, en apenas unos cientos de milisegundos, por lo que a vista del cliente, ocurre en tiempo real. Por detrás, hay un tránsito constante de información. Desde el soporte que envía al servidor información sobre el target que está a punto de visualizar el contenido, hasta el retorno de la publicidad, pasando por un sistema de pujas automáticas segmentadas por intereses para cada campaña.
Todo abstracto al potencial cliente, y profundamente segmentado. El valor del Big Data en plena ebullición.
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