El 9 de Agosto, Andrew Bosworth, VP de publicidad y negocio de Facebook, publicaba en la página de la compañía (EN) una actualización de su sistema para bypasear el funcionamiento de los bloqueadores de publicidad.
Simplemente habían eliminado del contenedor de HTML donde está la publicidad el término “publicidad”, de tal manera que los bloqueadores son incapaces de localizarlo, y por tanto, de evitar que este contenido aparezca.
Y el resto del artículo no era más que un bien intencionado “Quien quiera utilizar Facebook tendrá que aceptar que el servicio funciona gracias a la publicidad”. Que no es algo que podamos desactivar dándole click o instalando una extensión. Y que en todo caso, la plataforma ofrece suficientes herramientas como para controlar aquella publicidad que resulte molesta.
Ver en Youtube (EN)
El movimiento es el esperable. Facebook, como Google, Twitter y el resto de grandes plataformas digitales, viven de los datos. Y su modelo de negocio es servir a sus usuarios una publicidad por la que los anunciantes pagan.
Además, el que dentro de Ajustes de nuestra cuenta y en cada una de la publicidad que muestre nuestro “news feed” (ya se me empieza a hacer raro llamarlo así…) haya opciones para controlar o no su visionado atiende por un lado a esa necesaria sensación de control por parte del usuario (con mis acciones puedo condicionar que el día de mañana se me muestre uno u otro tipo de contenido), y por otro a una suerte de externalización del control que la propia plataforma debe realizar para evitar que se intente publicitar contenido considerado inapropiado por un porcentaje significativo de sus usuarios (si una compañía lleva varias campañas que han sido, por el motivo que sea, marcadas como inapropiadas, están en todo su derecho de aumentar el coste de campañas futuras de forma que su alcance será cada vez inferior).
AdblockPuls se hacía eco (EN) ese mismo día del anuncio, y de paso, avisaba que tomaría cartas en el asunto.
Dos días han tardado en mover ficha, y el resultado es una actualización que vuelve a bloquear la publicidad de Facebook (EN).
¿Cómo lo han hecho? Pues con un cambio de su sistema de reglas tan sencillo como esperable.
En vez de buscar el identificador HTML de la publicidad (que ya no existe), bloquean aquellos contenidos marcados a nivel visual (lo que el usuario ve) como “Sponsored”.
Una línea de código y todo vuelve a funcionar como antes:
facebook.com##DIV[id^="substream_"] ._5jmm[data-dedupekey][data-cursor][data-xt][data-xt-vimpr="1"][data-ftr="1"][data-fte="1"]
Con un añadido, y es que esta etiqueta debe estar visible y de una manera clara en todo anuncio digital para cumplir con las normas de la Comisión Federal de Comercio de EEUU sobre transparencia.
¡Jaque!
¿Qué Facebook volverá pronto a mover ficha? Lo más seguro, como también que AdblockPlus actualizará su filtrado para saltarse ese nuevo control.
El gato y el ratón de la industria publicitaria
La situación, que recuerda mucho a la ya histórica fábula del gato y el ratón, es un ejemplo más de lo absurdo que ha llegado esta guerra por el control de la publicidad.
El abuso reiterado de la industria publicitaria ha generado un caldo de cultivo en el que cada vez más usuarios utilizamos bloqueadores. Y el problema de éstos (al margen del negocio que pueda haber detrás de alguno de estos) es que por defecto se activan en todas las páginas, pagando justos por pecadores aquellos medios que quizás sí estén implementando una estrategia de publicidad no considerada intrusiva y molesta.
Con un añadido: el usuario que instala un bloqueador rara vez vuelve a desinstalarlo, ya que la experiencia de navegación como mínimo será semejante a la que tenía sin él (en páginas sin publicidad), y sensible o radicalmente superior en aquellas que sí tenían publicidad.
Este seguramente sea el caso de Facebook, que bajo mi humilde opinión ha conseguido llegar a un equilibrio bastante aceptable entre lo que es contenido publicitario y lo que sería el contenido publicado por aquellos a los que seguimos. En el propio formato de ese contenido.
Y sin embargo, el sentimiento general es mayormente negativo. Y además es imparable, por mucho que el bueno de Boz se le llene la boca por Twitter asegurando que ya están trabajando en ello (EN).
Una crisis que remueve los cimientos económicos de internet, y que previsiblemente acabará por generar un escenario donde la publicidad (que seguirá estando presente) se hará tan nativa y atractiva para los usuarios como debería haber sido desde un principio (ES).
Es tan sencillo como parece.
El problema no es el bloqueo, sino la propia idiosincrasia de la publicidad de nuestros días
Los usuarios no estamos en contra de los modelos de negocio de las plataformas y medios digitales. Es más, todo lo contrario (prefiero que cobren a los anunciantes que tener que pagar todo de mi bolsillo).
De lo que nos quejamos es de que antepongan ese negocio al propio servicio, imponiendo contenido patrocinado que además de ser profundamente intrascendente (es estúpido que me sigas recomendando comprar esa cámara de videovigilancia cuando ya hace meses que he comprado una), es molesto, y en algunos casos, llega hasta a colocarse por encima del contenido que de verdad nos importa.
Como si eso, amigo mío, sirviera para que me fijara más en ella… Como si de pronto, en base a la continua molestia, me diera por en efecto volver a comprar otra cámara de videovigilancia que no necesito. Simplemente porque me la has enseñado lo suficiente como para que entienda que debo volver a comprarla.
No, Boz (o el VP de publicidad de turno), la publicidad puede estar ahí, pero es que no no me importa.
Llevo tantos años enfrentándome a un escenario digital hostil que tan pronto algo se parece mínimamente a una publicidad mi cerebro desconecta. No es que me quede en el subconsciente y cuando vaya al supermercado prefiera tu marca frente al resto de alternativas, es que me entra por un ojo y me sale por el otro. ¡Y sin dejar registro, oye!
¿Qué funciona?
Que cuando busque algo de verdad alguien me sugiera alternativas que pueden interesarme. Que la publicidad sea, como en el caso de esta humilde morada, una excusa para que alguien que respeto, admiro y/o confío hable personalmente de un tema o de un producto.
Pero que me diga lo que opina de ese producto o servicio con profesionalidad, con sus puntos fuertes y sus débiles. No me sirve de nada un banner o un vídeo grabado por la empresa de publicidad que la compañía ha contratado.
Ese tipo de publicidad le aseguro que funciona, y ese tipo de publicidad no va a ser bloqueada jamás porque el usuario/lector/seguidor/audiencia quiere consumirla.
Lo que se aleje de este paradigma, tiene los días contados.
Pese a que quizás lo esté haciendo bastante mejor que la media de la industria. Pese a que sea capaz de controlar toda la experiencia de consumo informativo. Pese a que esté pagando justo por pecador.
Porque el ratón siempre gana. Y en este caso los usuarios/lectores/seguidores/audiencia somos ese ratón…