Xiaomi Mijia 4k


Como seguramente sepas, he estado estos días disfrutando de unas bien merecidas vacaciones por Lanzarote. Vacaciones a medias tintas, de las típicas de los emprendedores, claro. De esas que haces la mitad de la mitad, pero sigues sacando adelante el trabajo.

Y en mi caso, esto pasaba por mantener la estrategia de contenido y presencia digital de mis clientes, dejando a un lado la mía, y solo publicando el email semanal para los miembros de la Comunidad, y los artículos y la newsletter de los mecenas.

Casi dos semanas en las que he disfrutado como hacía tiempo no disfrutaba, ya que el viaje lo hice, esta vez, acompañado de grandes amigos de la infancia. Algo muy diferente del resto de viajes que hago cada poco (ni mejor ni peor, simplemente diferente). Uno de esos viajes que recordaremos durante mucho tiempo.

El caso es que como decía, hemos estado por allí en plan relax. Alquiler de una casa con piscina, algo de fiesta, mucha barbacoa y degustación gastronómica, y hasta algo de deporte. He ido contando alguna cosilla por mi cuenta de Instagram (ES), por si quieres odiarme un poquito :).

Y a la vuelta ha tocado sintetizar lo vivido por aquella isla en todo el contenido gráfico que nos hemos traído del viaje. Cinco smartphones, dos cámaras deportivas y una reflex profesional dan mucho juego. Ya te puedes imaginar la de gigas de MP4 y JPGs que se han venido con nosotros.

Lo que me lleva a escribir estas palabras.

Me parece increíble la facilidad que tenemos hoy en día para grabar, editar y compartir contenido a un nivel de calidad que ya es hasta aceptable.


Déjame que defienda esta reflexión.

La tecnología es cada vez más (económicamente) accesible

Lo comentaba de pasada recientemente, al hilo de lo mucho que han mejorado las cámaras de los smartphones.

Como me gusta decir, hoy en día compramos una cámara que además sirve para conectarse a Internet, e incluso para hacer llamadas. Los smartphones son eso, de hecho, ya que el mercado hace tiempo que se mueve precisamente por la competición en haber quién es capaz de ofrecer mejor cámara, y ante todo, más facilidades a la hora de tomar una captura.

Esto hace que ahora casi todo el mundo tenga en el bolsillo un dispositivo capaz de sacar instantáneas a un nivel bastante aceptable, pese a que quien la saque no tenga ni puta idea de encuadre fotográfico ni estética.

Para colmo, junto con los smartphones el mercado de cámaras deportivas ha madurado lo suficiente como para ofrecer opciones más que correctas en un tamaño comedido y un precio accesible. Algo que es cómodo de utilizar, que se adapta a más entornos que el propio smartphone (a fin de cuentas este dispositivo está creado específicamente para este cometido) y que hereda de las cámaras tradicionales una lente que por dimensiones es todavía imposible ofrecer en un móvil.

Así, me he traído del viaje algunas grabaciones que he ido publicando por mi canal de Youtube.

Aquí tienes una con nuestra travesía en bicicleta por La Graciosa:



Ver en Youtube (ES)

Y por aquí tienes otra con la experiencia vivida en el Museo Atlántico (ES). Uno de los tres únicos museos del mundo (y primero de Europa) que está bajo el agua, a 14 metros de profundidad.

De verdad que el vídeo no hace honor a lo que hemos vivido allí abajo. ¡Simplemente increíble! Algo que recomiendo experimentar al menos una vez en la vida.


Ver en Youtube (ES)

El primero, a fin de cuentas, no deja de ser una grabación típica, que podríamos hacer con cualquier otra cámara.

Pero el segundo estábamos a 14 metros de profundidad. Y joder, al menos a mi me parece increíble pensar que con un dispositivo de electrónica de consumo a precio de derribe ya es posible incluso grabar en unas condiciones tan adversas como es bajo el agua de mar.

La chica que nos acompañaba llevaba una cámara sumergible profesional, pero un servidor se fue con la Xiaomi Mijia 4k, que a la hora de publicar esto no llega a los 100 euros (ES), y protegida bajo una funda, que ni es la oficial, y que me compré en Amazon junto con varios productos más. A saber:


Todo esto por unos 120 euros. Una equipación que ya hubieran querido los reporteros de guerra en su día. Por 120 putos euros he estado grabando a media profundidad, que se dice pronto.

Xiaomi Mijia 4k complementos

La cámara, como su propio nombre indica, graba también a 4k (30fps, eso sí). La batería no he podido acabarla (antes se me terminaban los 16GBs de almacenamiento que tiene la SD que le metí, y que me han dado para alrededor de 40 minutos de grabación). Pero yo lo he grabado todo a 1080/60 y tan feliz.

Los resultados creo que hablan por sí solos.

El software de edición no se queda atrás

Un servidor es más de la suite Adobe, y debo reconocer que ésta tiene unas barreras de entrada (económicas, pero sobre todo de conocimiento) ligeramente altas. Pero vaya, que lo que yo hago con estas herramientas bien se puede hacer con el Screen-o-matic, con el Photobooth, con el Movie Maker aunque tenga sus años, y por supuesto con el iMovie.

Muchos de estos funcionando como un simple drag and drop, que vienen con su propia biblioteca de audios, con transiciones y efectos ya creados por defecto, facilitando enormemente el trabajo de edición.

Mis dos vídeos superiores apenas tienen trabajo en este sentido (no era el objetivo, vaya), pero por aquí os comparto el que ha publicado Flavio, de Studio F (ES), a modo de preview del viaje:

 
Ver en Youtube (ES)

Éste, por cierto, está grabado con una GoPro Hero 6 Black (ES), el top de lo top en cámaras deportivas del momento.

Y descontando la maña del que edita (Flavio se dedica al mundo de la fotografía), y que los sensores de la cámara son capaces de grabar a mejor calidad (se nota sobre todo cuando haces slow motion), tampoco creo que para un uso no profesional (caso distinto es para aquellos que vivís de esto), un ojo no entrenado (como el de la mayoría de los que estamos aquí) note gran diferencia.

Mi primera cámara deportiva (SJCam 5000+), de hace tres añitos, me dejó tirado en algún viaje (algunos errores con la batería y tal). Con la Xiaomi esto no ha vuelto a pasar, y por lo que veo con amigos que están también apostando por cámaras deportiva a precios accesibles ya es la tónica del sector.

La GoPro es mejor en todo, pero es que hemos llegado a un punto en el que lo de entrada ya cubre las expectativas de muchos de nosotros.

Y terminando por las opciones para compartir el contenido

Todo esto carecería de importancia si luego las opciones para compartir fuesen un problema. Pero es que en esto también hemos mejorado un montón.

Hace un par de años me las vi y me las desee para compartir mis vídeos en 360º. Tanto que hasta monté un tutorial al respecto que incluía la necesidad de cambiar metadatos en el propio fichero.

hoy en día las fotos ya las teníamos compartidas en el avión de vuelta gracias al “milagro” de Google Photos y sus álbumes compartidos.

Y los vídeos se suben a Youtube, a Facebook, a Instagram o a donde queramos en un santiamén. Con el añadido de que los formatos se han expandido hasta límites insospechados.

Quién me iba a decir a mi que grabaría en vertical alguna vez en mi vida… Si hasta escribí un artículo riéndome de ello allá por 2012… Y ahora es lo que más hago gracias a las Stories.

Etiquetas, hashtags, repines, reshares, comentarios… En apenas un lustro hemos pasado de un entorno con barreras de entrada considerables, a otro en el que el único factor limitante, en el caso de los viajes de vacaciones, debería ser el disfrutar del propio viaje en primera persona, no detrás de un objetivo.

Lo cual, por cierto, está genial. Que luego cada uno decida cómo vivir la experiencia.

¿Qué nos deparará el futuro?

Sigo no obstante empeñado en ver cuánto tardamos en llegar a un entorno de lifelogging real. El ir con la cámara en la frente como hice en los dos vídeos superiores se me antoja un tanto absurdo para la mayoría de derroteros. Pero, ¿y un pin en la camiseta? ¿Una cámara diminuta capaz de identificar el momento adecuado para hacer la grabación?

Eso, para algunos viajes como el que nos hemos pegado estos días Flavio, Fran, Tomás, Pablo y un servidor, vendría que ni pintado.

Yo le doy como mucho cinco años.

¿Hacemos apuestas?

P.D.: Por cierto, Lanzarote es una pasada. Totalmente recomendable para aquellos que quieran descansar, pero también para todos aquellos que como un servidor no se pueden quedar quietos. Hay muchísimo que ver sin que esté tan masificado como están lamentablemente el resto de las Canarias. El Parque Nacional de Timanfaya impacta a cualquiera. ¡Parece que estás en Marte! Y qué decir de Teguise y la Cueva de los Verdes…