Aprovechando que es domingo, os traslado una idea que rondaba mi cabeza desde hace tiempo, y que he estado llevando a cabo durante estas dos o tres últimas semanas.
Como bien sabréis si sois lectores acérrimos de esta santa casa, tiendo a escribir un artículo diario de una extensión considerable, tratando a fondo uno o varios temas en referencia a una noticia de actualidad, una idea, o un tutorial que tenía pensado hacer. El caso es que los tiempos cambian, y conforme la web se moldea a los designios de una vida más flexible e instantánea, la imagen y el vídeo van cobrando más fuerza sobre lo escrito.
Así es como en su momento decidí apoyarme en la imagen para el artículo (tiene siempre unas dimensiones de 600×400, y me aseguro que sea tomada como destacada en redes sociales). Así es como observo que cada vez recibo más visitas desde Pinterest (ES) (más que desde Facebook (ES)) e intento siempre que me es posible, embeber un vídeo en la entrada, o generar contenido desde mi cuenta de Youtube (ES) (en la que además tenéis listas de reproducción sobre diversos temas).
¿Y qué quiero decir con todo esto? Pues que si en su momento los artículos de gran extensión me parecían la mejor manera de tratar un tema, he llegado a la conclusión de que la gente prefiere algo inmediato a algo que te obligue a sentarte y dedicarle tiempo.
Desde el punto de vista de la creación, como Adviser (blogger, periodista tecnológico, o como diablos queráis llamarme), el mayor problema con el que me enfrentaba era el de encontrar el punto medio entre la inmediatez del discurso, y la calidad de su contenido, algo que creáis o no para mi es todo un reto (si tengo que hablar durante una hora, no necesito preparación alguna, pero si sólo me dejas tres minutos, necesitaré al menos una semana para prepararlo). Por lo que después de unas semanas ensayando (con más o menos acierto), tengo ya definida una estructura de artículos que sopesan por igual los dos puntos, de tal forma que sus dimensiones no suelen ser superiores a seis párrafos, sin mermar por ello la complejidad esperada en el discurso (normalmente apoyándome en las enumeraciones).
Con ello, hemos ganado en inmediatez (algo que agradecerán sobremanera la gente que me lee desde móvil), sin perder de vista esa obsesión que tengo por enlazar diferentes temas y construir artículos que aporten algo más que entiendo es lo que buscáis al leerme a mí, y no a un medio.
Para terminar, me gustaría que opinarais sobre el cambio (si os parece adecuado, si echáis en falta algo, si creéis que hay otro tipo de estructura argumental que se amolda mejor a este blog,…). Estoy abierto a sugerencias (en realidad nunca he estado cerrado), y sabéis de buena tinta que respondo a todo lo que me decís, ya sea por aquí, por email o por cualquier red social donde estoy presente.
De acuerdo Pablo con tu cambio. Siempre el balance es el mejor acompañante que produce muchas satisfacciones en los caminos al largo plazo.
Quiero destacar un aparte de tu artículo que refuerza que: lo SIMPLE no es lo más fácil de CONTRUIR pero si es lo más fácil de reproducir, ejecutar y consecuente siempre es lo más costo-efectivo y SOSTENIBLE en el tiempo; el aparte es:
(si tengo que hablar durante una hora, no necesito preparación alguna, pero si sólo me dejas tres minutos, necesitaré al menos una semana para prepararlo)
Exacto Jecheverrig. Precisamente construir artículos más cortos me cuesta bastante más que hacerlos largos, por lo contrario que parezca. Y es que para llegar a conceptualizar una idea en menos palabras necesitas construir el mismo discurso, y simplificarlo. Supongo que con la experiencia ganaré en agilidad y acabaré por precisar menos tiempo, pero hoy en día tardo básicamente lo mismo que antes, y me obliga a medir con mucho esmero las fuentes que cito en cada uno.
Es un mundo muy complejo. No sé bien qué es mejor, pero tienes mi voto de confianza.
Adelante!
Muchas gracias Antonio. Si ves que pierdo el norte, ya sabes por donde ponerme verde, 🙂