Tenía pensado publicar hoy otra pieza más de tinte profesional, pero al final, y aunque estoy estos días por Girona, me ha apetecido darle salida a uno de los temas que lleva tiempo rondándome por la cabeza, y que curiosamente no había tratado por estos lares.
Hablo, como no podía ser de otra manera, de la estrategia diseñada por Disney a la hora de transformar el universo cinematográfico en un servicio. Algo en lo que la industria lleva literalmente décadas trabajando, pero que no es hasta ahora, y con una franquicia como la de Marvel (ojito que Star Wars apunta ya maneras también), que vemos ejecutada en su máximo esplendor.
Me explico.
Entendiendo la re-interpretación cinematográfica de un cómic
Quien escribe estas palabras no es, ni mucho menos, un experto en cómic estadounidense. En todo caso tengo algo más de expertise en lo que se hacía por Japón, y aun así, he de reconocer que de pequeño le daba más a las series televisivas que al papel.
Pero sé lo justo para entender que el statu quo del mundo en el que vivimos, e incluso el statu quo del cine, es radicalmente distinto al que podemos encontrar en sagas como la de Marvel o DC.
Estas compañías han sido capaces de crear una serie de universos que no siguen un razonamiento lógico, uniendo universos y separándolos, matando y reviviendo superhéroes, hechos o villanos, por intereses económicos o culturales del momento.
Para que te hagas una idea, en el mundo del cómic no es raro tener que referirte a un superhéroe dándole el contexto del universo al que haces mención, habida cuenta de que, por ejemplo, un Hulk de los clásicos no tiene nada que ver con el Hulk que podemos encontrar en Planet Hulk. Ambos son el mismo personaje, sí, pero la línea argumental ha variado transformándolos en algo que en algunos casos los vuelve totalmente antagónicos.
¿Qué ha hecho Disney entonces?
Coger todo el multiverso de Marvel y darle un contexto único. El llamado MCU (ES), que empezó con el Iron Man de 2008 y que, previsiblemente, durará hasta que la audiencia se canse (el dinero atrae al dinero, ya sabes :P). Hay incluso planificado un futuro más allá de Avengers (ES), de X-Men y en definitiva de todos los superhéroes y villanos que la mayoría conocemos. Hasta que los de nuestra generación, que a fin de cuentas somos el target a impactar, dejemos paso a unas nuevas generaciones cuya infancia no ha estado pegada a los comics (o las series) de superhéroes.
Todo estructurado en las llamadas Fases de MCU. Ahora estamos en la fase 3, que empezó con Civil War, y que terminará con Avengers 4, dando principio a la Fase 4 que empezará, esta vez, con la secuela de Spider-Man: Homecoming.
Por el medio, decenas de películas y series, con algún que otro cortometraje y, por supuesto, con sus propios cómics, para dotar a MCU de lo que a todas luces podemos considerar el nuevo universo cinematográfico como servicio.
¿Qué supone esto para la historia de la industria cinematográfica?
Es aquí a donde quería llegar.
He ido la semana pasada por segunda vez al cine para ver Infinity War sencilla y llanamente porque creo que esta película marca un antes y un después en la industria.
Te pueden o no gustar las películas de superhéroes. Te puede o no gustar Infinity War como obra en sí, pero lo que es innegable es que estamos ante la primera gran obra del género cinematográfico como servicio. Tan disruptor como lo fue en su día Star Wars o Avatar a nivel técnico, tan señalable como lo fue ESDLA en eso de estandarizar la serialización del cine.
Históricamente, cuando un director es contratado para producir una obra audiovisual, debe diseñarla según el canon fijado por él y, si acaso, teniendo en cuenta las limitaciones que le vengan impuestas a nivel de franquicia o contrato.
Fíjate que en MCU esto va un paso más allá. Hablamos ya de una década de películas, cortos y series que deben, como cualquier otra obra cinematográfica, contar una historia y ser, per sé, entretenidas. Pero además, y esto es lo importante, también tienen que entrar dentro de una estrategia a largo plazo que es la que fija el propio MCU.
Que ya no se trata de representar las acciones de uno o varios héroes/villanos. De que la pieza tenga sentido por sí misma, sino además que todo (argumento, por supuesto, pero también fotografía, vestuario, reparto…) tenga una coherencia y adelante unos pasitos la continuación de MCU, que lo más probable es que lo haga bajo otra obra que por sí misma solo tiene que ver con ésta en que va a tratar de superhéroes.
Incluyéndole un elemento extra, y es que la re-interpretación se hace de un producto (el cómic) que no utiliza las mismas reglas discursivas que el cine. Que no hablamos de re-interpretar una novela (lo más típico), sino un género con su propio ecosistema de licencias creativas, donde los saltos temporales e incongruencias son canon, y con las limitaciones esperables del séptimo arte:
- Tanto a nivel social (la amplia mayoría de los consumidores de cine, entre los que incluso me incluyo, no tenemos el conocimiento suficiente como para comprender aunque sea la punta del iceberg de algo tan basto como es el multiverso de Marvel).
- Como cultural (recordemos que este multiverso se creó, en la mayoría de ocasiones, bajo estrategias económicas, y que no es sino hasta ahora cuando Marvel, cobijada bajo el inmenso paraguas de Disney, está intentando darle un contexto único).
- Y técnico (en una pieza cinematográfica tenemos que contar una historia que sea entretenida en un ¿máximo? de tres horas, no como en el cómic, donde el tiempo y el espacio se puede alargar y contraer lo que nos de la real gana).
Todo esto unido conforma lo que a todas luces es, como decía, un punto de inflexión en la industria.
Y estoy totalmente seguro que los cinéfilos de dentro de unas décadas recordarán Infinity War como a muchos de los de mi generación nos hubiese gustado poder haber estado ese 25 de mayo de 1977 (ES) frente a la gran pantalla. Faltaban algo más de 10 años para que naciera. Tengo excusa :).
No solo porque (y aquí ya entra opinión propia) creo que han conseguido crear un villano (ES) como mínimo al nivel del Joker de The Killing Joke. De dotarle de un peso que en los cómics, y de nuevo bajo mi humilde opinión, no tenía. De saber re-interpretar la Guerra de las Gemas del Infinito para que tenga sentido en pleno siglo XXI (no hablamos de la búsqueda utópica del amor (ES), sino más bien de una necesidad de equilibrio medioambiental). Ni siquiera por el puro factor serializado, que hace que alguien que no haya visto Thor: Ragnarok no entienda por qué Thor y Hulk empiezan donde empiezan; que alguien que se haya perdido Doctor Strange se “pierda” también parte de los guiños que se hacen en toda la película; que para alguien que desconozca Black Panther, Wakanda siga siendo un país pobre más en la África profunda; o que sin Civil War no le vea razón al por qué tras tres años, Rogers y Stark no se hablan. No solo porque haya que venir con los deberes hechos, vaya.
Sino por lo que representa a nivel cinematográfico, a nivel de la propia industria.
Que la película esté sistemáticamente reventando todos los records de taquilla que había hasta la fecha (ES) solo es un dato más de la magnitud de esa estrategia a varias décadas vista tejida por el gigante del cine. Disney es un pozo sin fondo de creatividad (y dinero).
Simplemente brillante. Simplemente irrepetible. Un antes y un después que recordaremos, y recordarán, en décadas venideras.
Y si no, tiempo al tiempo :).
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