nube hardware

Llamamos nube a es ese espacio físico que manejan y gestionan las grandes corporaciones para el almacenamiento y gestión de datos, siendo, al menos hasta el momento, el paradigma de mayor y máxima seguridad (con matices, ya sabes) que hemos llegado a diseñar.


El que hayamos elegido, no obstante, llamarla de esta manera, la dota de una serie de entelequias abstractas que en muchos casos, para el común de los mortales, hace que piense que sus datos se van a través de redes invisibles hacia un almacenamiento imperceptible en la atmósfera.

Pero la realidad es que tus datos, y los míos, están en estos grandes centros de datos, y que en ellos se almacenan en enormes servidores físicos. En un ordenador, para que nos entendamos, que no está en tu casa, sino en la casa de otro.

Esto último es lo interesante, porque toda esta infraestructura tiene la particularidad de que cada vez más está ayudando a sustituir cualquier necesidad de hardware que puedan necesitar las personas u organizaciones.

Abarata costes, libera al negocio de buena parte del mantenimiento técnico, y para colmo ofrece mayores garantías.

Vamos a hablar de todo ello en este artículo.

La nube se presenta como un gran aliado para los antiguos modelos de negocio

Soy pesado con esto, pero no me importa repetirlo: Si quieres seguir siendo competitivo en el mercado actual, tienes que digitalizarte.

Un gran porcentaje de las empresas que funcionaban en España a principios de siglo utilizaban dentro de su modelo de negocio operaciones que requerían desde una persona humana para gestionarlas hasta más de 4 dispositivos especializados para concluir dicha operación.


Con la digitalización, no obstante, las cosas han ido cambiando:

En el caso de aquellos que deseaban comprar boletos para deportes de motor (ES), anteriormente necesitaban dirigirse a una tienda física para comprarlos, pero ahora loo pueden hacer directamente desde la comodidad del hogar con unos pocos clics en su PC o móvil.

Es más. En un punto de venta convencional. anteriormente se requería el inmueble, la persona de atención al cliente y todos los equipos de conexión a Internet, PC, impresoras…, y el propio servidor, que es quien gestionaba (contabilizaba) esas apuestas. Sin embargo, gracias a la democratización de la nube, las empresas han migrado sus plataformas a esta, y con ello toda la inteligencia del negocio se ha trasladado ahí.

Cada local ya no necesita un servidor propio, sino periféricos y conexión a red que le permita comunicarse con ese servidor en la nube, que es quien gestiona realmente todas las operaciones. Y es más, ya ni siquiera es necesario montar locales en cada esquina, habida cuenta de que cualquier cliente, con su propio dispositivo, puede conectarse al servidor mediante la web o app y hacer la compra.

Por tanto, cuando alguien realiza una compra online, toda la operación transcurre en la nube. Y obviamente esto hace que las empresas maximicen sus ingresos, y por ende, puedan reducir márgenes, lo que permite que el cliente acabe pagando menos y beneficiándose también.

Llegados a este punto, no es raro que algunos se pregunten:

¿Qué hay de la seguridad cuando realizo una compra de este tipo por Internet?


Pues como siempre hablamos a la hora de tratar el tema de la seguridad… depende.

En líneas generales, diría que un ecosistema en la nube arroja mayor confianza que uno en local. Por el simple hecho de que, aunque en efecto el perímetro de exposición es mucho mayor en el primero que en el segundo, las nubes suelen estar gestionadas por equipos de IT más competitivos que los que puedes encontrar en cualquier PYME (gran empresa, ergo mejores salarios, ergo profesionales más capacitados y mayores recursos para invertir en seguridad).

Esto no significa, obviamente, que cualquier cosa subida a una nube como puede ser la de Google, Amazon o Microsoft, esté, sí o sí, protegida. Cada poco nos llegan ataques y vulnerabilidades que afecta a parte o la totalidad de instancias en la nube (aunque hay que reconocer que la mayoría dependen de acciones humanas, no de errores técnicos). Y siempre ronda la incertidumbre sobre si esos datos están en el ordenador gestionado por un tercero, si en efecto serán tan privados como en teoría ofrecen en su POS (que ninguno de sus trabajadores, o las herramientas de moderación, puedan censurarlos y/o acceder a ellos).

Apostar por plataformas de terceros conlleva también asumir los ya clásicos riesgos (es ese tercero quien tiene el control de los datos, no tú), pero a cambio obtienes una serie de garantías que difícilmente una empresa pequeña o mediana puede ofrecer con una instalación propia (georedundancia, mayor accesibilidad y escalabilidad, gastos periódicos más controlables…).

Por otro lado, hablábamos justo hace unos días de cómo la utilización de hardware dependiente de la nube conlleva delegar su evolución a criterios de negocio que no dependen de tus propios intereses.

Una de cal, y otra de arena.

Las personas y el uso de la nube

Y pese a todo, la tendencia es clara: Cada vez más almacenamiento en la nube. Cada vez más negocios digitalizados.


El mejor ejemplo lo tenemos en la evolución que está experimentando la industria del videojuego, que cada vez requiere menos hardware al correr los videojuegos en la nube.

De igual forma, pocos siguen hoy en día almacenando localmente sus fotos, ya que prefieren almacenar las imágenes en sus perfiles en redes sociales y otros servicios en la nube.

La nube se está posicionando como el paradigma de almacenamiento más utilizado (ES/y paradógicamente, más seguro) en años venideros.

De ahí la importancia de digitalizarse lo antes posible. Ya no solo para seguir siendo competitivo, sino también para seguir existiendo en un mundo, el de los negocios, que es cada vez más de 1s y 0s.

consultoria Presencia en Internet