El tercer entorno, ese nuevo mundo que se nos ha abierto con la llegada de Internet, está aquí para cambiar para siempre nuestros hábitos sociales.
Me ha llamado poderosamente la atención que algo tan relativamente nuevo como es la electrónica de consumo haya conseguido estandarizar y ser reconocida al menos en la zona Euro por encima de gestos históricos como el de pedir una bebida en un bar.
Hablo por tanto del estudio que HP (por aquí la infografía (ES)) realizaba recientemente en nuestro país, llegando a la conclusión que el gesto de “pasar página” era reconocido por el 97%, mientras que el anterior, por un 44,5. Tampoco es que sea cosa de edades, ya que entre los encuestados mayores de 65 años el mismo gesto fue reconocido por un 95,6%.
98% para el gesto de hacer una llamada de teléfono, 90% para el de enviar un email frente al 86% de que estás de acuerdo con algo (el clásico OK).
Esto me ha llevado a pensar nuevamente en el valor del tercer entorno como ecosistema socializador. Pienso en la forma de entender las relaciones humanas de hace 50 años, en la comunicación existente, en los modelos de negocio, y me doy cuenta cuánto ha cambiado la foto desde entonces.
Ahora compartimos más que nunca. El conocimiento se ha democratizado hasta el punto que es accesible por cualquier individuo con acceso a la red. Estamos acostumbrados a plasmar nuestro día a día, bien sea mediante anotaciones cortas o imágenes, en las redes sociales, trasladando así la figura del diario personal hacia algo colectivo.
¿Quién hubiera vaticinado hace medio siglo la eclosión de compañías cuyo pilar de negocio es el crowdsourcing? Generar una plataforma y que sea el propio cliente quien la alimente. Economía colaborativa sin precedentes ¿Acaso hubiera existido en aquella época alguna manera de estudiar en las universidades mejor valoradas del mundo totalmente gratis? La fiebre de los MOOCs y la crisis educativa tradicional lo han permitido ¿Tendría sentido escribir un periódico y entregarlo de forma gratuita a los consumidores? Los bloggers lo hacen día tras día ¿Acaso a alguien se le hubiera ocurrido pedir financiación para un proyecto a los potenciales clientes? Señores, hablamos del crowdfunding, con el éxito en mente de productos como Oculus Rift.
Vivimos una época realmente sorprendente. La era de la compartición, de lo público. Ahora el usuario puede tener una presencia. La opinión de cada uno importa. Un cambio a mejor. Una nueva realidad que viene para quedarse. Lo nuestro es de todos, y esa apertura nos permite evolucionar a un ritmo más acentuado.
La digitalización, paradójicamente, nos ha vuelto más sociales, más humanos.