Presentaba hace apenas una semana Thalmic Labs un nuevo dispositivo, en fase de pre-venta, que viene a apoyar la tendencia del mercado a alejarse cada vez más del teclado y del ratón, a favor de los gestos.


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Y es que los tiempos cambian, y aunque un servidor sigue encontrando útil estos periféricos, lo cierto es que hay un amplio sector de la sociedad que han ido paulatinamente dejándolos de lado, gracias a la masificación de los touchpad y las pantallas táctiles.

Tenemos la tecnología, y la capacidad de controlar los dispositivos por voz y por gestos, una clara evolución  más acorde el modo de vida actual, y que es ahora cuando empieza a cobrar impulso con varios equipos de investigación trabajando en la interfaz del futuro.

Tal es el caso del Leap Motion Controller desarrollado en el MIT Media Lab por Jinha Lee, junto con Alex Olwal, Hiroshi Ishii, y Boulanger Cati, aprovechando las capacidades del kinect de Microsoft, que nos permite interactuar con objetos virtuales gracias a una pantalla ficticia que se sitúa entre el monitor y el usuario, de tal forma que recoge los movimientos de este último con una sensibilidad milimétrica.

Siguiendo la idea del anterior, está Airwirting, de un equipo de investigadores de la Universidad de Karlsruhe, nada más y nada menos que un guante que permite “escribir en el aire”, y que hoy en día tiene un margen de error del 3% (para usuarios avanzados) y un 11% (para los que lo usan por primera vez). Reconoce entre mayúsculas y minúsculas, y aprende de sus usuarios (de ahí que el margen baje conforme el usuario lo usa).

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Otro proyecto a seguir es el de Mouseless, un ratón invisible integrado por un haz de infrarrojos y una cámara de infrarrojos. El láser de infrarrojos genera un espacio de trabajo donde normalmente tenemos el ratón (y por tanto la mano), de tal manera que esos cambios de luz infrarroja producidos por el movimiento de la mano son recogidos por la cámara y transladados a los movimientos del puntero.


Y por último quería hablaros del proyecto que más me ha gustado, y que si funciona tan bien como parece en el vídeo, bien podría ser la tecnología de interacción del futuro.

Se trata de MYO, un brazalete que registra la actividad muscular del antebrazo y el movimiento. Para ello, se nutre de un procesador ARM, y cuenta con su propia batería de ión litio (que lamentablemente no se puede cambiar por ahora).

Ya que está situado en el antebrazo, es capaz de registrar movimientos de los dedos, con lo que se pueden generar infinitas macros con las que controlar la más diversa índole de herramientas de un dispositivo.

A esto súmale la buena acogida que está teniendo el wearable computing y las posibilidades que ofrece una interfaz adaptada al cliente mediante los principios de la gamificación. Un panorama cuanto menos interesante, ¿verdad?