Un nuevo año, y un nuevo CES de las Vegas que, como en otras tantas ocasiones, ha estado más centrado en televisores y frigoríficos que otra cosa.
Una feria entendida como el punto de encuentro de la industria para re-imaginar lo que se nos viene en los años venideros… y que por regla general se queda justo en eso: prototipos y pruebas de concepto.
Tenía pensado escribir una pieza sobre ello, pero creo que tiene más interés hablar de datos tangibles. Los que estos días conocíamos de la mano de IDC y Gartner, con un movimiento que quizás a algunos les pueda sorprender: Las ventas de PCs crecieron el año pasado.
¿Que cómo es posible esto, Pablo? ¿No habíamos quedado que estábamos en la era Post-PC? ¿Que el futuro es ineludiblemente móvil?
Pues sí. Pero como en tantas otras ocasiones, el diablo está en los detalles.
¡Vamos al lío!
En pleno Post-PC se venden más ordenadores
Y empezamos por el estudio.
Desde el 2011, y salvando contados fabricantes, la industria del PC tradicional ha ido perdiendo fuelle frente a la de los móviles, tablets y wearables. Al menos hasta este último año, donde se ha invertido la gráfica. Un aumento del 2,7 % según IDC (EN) o del 0,5 % según Gartner (EN) respecto al año pasado. Y esto se traduce en 266,690 o 261,237 millones de dispositivos vendidos, respectivamente:
Lenovo encabezaría el actual mercado con unas ventas que han aumentado un 8,2 % de un año a otro y que sitúan a la empresa con una cuota de mercado del 24,3 %.
Siguiendo a esta, y también en positivo en el total de ventas en 2019 respecto a 2018, se hallan HP y Dell, creciendo un 4,8 % y 5,4 % y con unas cuotas de mercado del 23,6 % y 17,5 %, respectivamente.
Apple y Acer, por su parte, cierran el año en negativo con una diferencia anual de -2.2 % y -4,6 %, respectivamente, lo que se traduce en una cuota de mercado de 6,6 % para la primera y de 6,4 % para la segunda.
Hay que dejar claro, eso sí, que esta subida se debe principalmente al mercado corporativo (renovación de terminales de trabajo), y presumiblemente incentivado por el reciente fin del soporte para Windows 7 (ya de tener que cambiar la versión del sistema operativo, muchos habrán preferido acompañarlo con un nuevo hardware).
Vaya, que puede que para el año que viene o el siguiente, por eso de que el fin de soporte para Windows 7 entraba en vigor la semana pasada y habrá muchos que vayan a rebufo, las ventas vuelvan a ir en descenso.
Ahora bien, me pregunto si viendo cómo están evolucionando las tecnologías detrás de pantallas flexibles y el gran trabajo que ha hecho Windows 10 a nivel de convergencia de entornos escritorio/móvil, esta tendencia podría acabar rompiéndose.
Un entorno tecnológico con más convertibles y menos tablets
Como muchos ya sabréis hace unos meses me compré el iPad de séptima generación junto con el teclado oficial, y en la review que publicamos por estos lares dije que me parecía el portátil más interesante del mercado en cuanto a calidad precio.
Por unos 500 euros (iPad de 32 (ES) más Smart Keyboard (ES)) te llevas a casa un “ordenador” con un sistema operativo a medio camino entre móvil y escritorio y un rendimiento fenomenal. Eso sí, por supuesto lo que no sacrificas en hardware (todo va fluidísimo y con una autonomía de días de uso real, no horas) lo estás sacrificando en software (iPadOS no le llega en productividad ni a la suela del zapato de un Windows10, un MacOS o un Linux de escritorio).
Pero, de nuevo, eso del post-pc es más que suficiente para el usuario medio. Ese que quiere su “ordenador” para navegar por Internet, para usar la suite ofimática de turno, consultar redes sociales y si eso jugar.
Para todo esto el iPad+Smart Keyboard, en cuanto a calidad/precio, no puede compararse con lo que nos daría un portátil o un PC de sobremesa con monitor, teclado y ratón:
- Un portátil de 500 euros rinde lo justo y necesario, y por supuesto olvídate de pantalla táctil y capacidad de operar como convertible.
- Un ordenador de escritorio con monitor, teclado y ratón por 500 euros te va a dar un rendimiento justo. El que tiene mi madre en casa andará por ahí, y justo estos días he ido a formateárselo con la esperanza de que aguante algún añito más antes de la ya esperable (y hasta cierto punto necesaria) renovación.
Utilizo en mi día a día el iPad, pero sobre todo para consumir contenido mientras estoy por otras habitaciones de casa o como segunda pantalla mientras trabajo. Y también ha desplazado a mi convertible para reuniones de trabajo, por eso de que este dispositivo apenas pesa 1kilo y me asegura que voy a ser incapaz de acabar su batería en un día, y el pobre Lenovo, que ya tiene unos cuantos años, pesa algo más del doble y su batería ya solo dura unas 2 horas, teniendo que llevar también el cargador y buscar para la reunión un espacio de carga.
¿Podría trabajar directamente desde el iPad? Por poder puedo, pero muchísimo peor. Hay algunas cosas de mi trabajo que es cierto que hasta podría hacer al mismo nivel, como es conectarme por SSH/FTP a los servidores de mis clientes y realizar cambios rápidos en el código de sus proyectos o revisar rápidamente datos campañas de marketing y reputación. Pero otras, como la edición de fotografía y vídeo, sigo prefiriendo el ordenador. Y ya ni hablemos de la ventaja que dan los atajos de teclado avanzados que ofrece un sistema operativo de escritorio frente a los gestos de iOS/Android/iPadOS. O de la pata de administración de sistemas que también entra dentro de mis trabajos.
Por otro lado, el año pasado empezaron a llegar al mercado algunos despropósitos de dispositivos con pantalla flexible.
Parece que el acercamiento que tomaron la mayoría de fabricantes era ese de pasar de un smartphone a una tablet (tienes un smartphone que se abre y se puede transformar en una tablet para consumo de contenido), pero ya en su día comenté que al menos para un servidor parecía que lo que más sentido tendría sería hacer lo propio desde portátiles a tablets (el que tengas un portátil para trabajar, y puedas plegarlo para utilizarlo como una tablet si no necesitas producir, solo consumir).
Y a esto súmale el hecho de que cada vez más la autonomía de los convertibles con procesadores “serios” es mejor. Un portátil de gama media/alta actual tranquilamente te puede durar las 8 o 9 horas de uso. Si ya nos tiramos a los topes de gama, los hay que proponen hasta más de 12 horas…
Es justo bajo este escenario en el que me pregunto si no tendría sentido que el día de mañana, cuando haya que renovar ese ordenador que tenemos en casa, haya gente que se acabe planteando apostar por alguno de esos convertibles.
Que cierto es que el usuario que de verdad necesite un ordenador, va a tener siempre un smartphone (este dispositivo se ha vuelto de facto el principal dispositivo en la era Post-PC). Y que al revés no tiene por qué ocurrir (si mi madre no consumiera contenido audiovisual descargado y le gustase eso de almacenar fotos y vídeos de viajes, dudo mucho que tuviera sentido que tuviese un ordenador).
Pero si los precios bajan en consonancia, no me parece descabellado pensar que parte de esas ventas en la industria móvil que vienen dadas por las tablets sean nuevamente fagocitadas por otros dispositivos (los convertibles) que desde fuera parecen unas tablets, pero que además ofrecen muchas más prestaciones.
Un mundo post-pc en el que los PCs sigan dando guerra. Y unos sistemas operativos de escritorio que, frente a los de los móviles, siguen demostrando un decenio más tarde que son capaces de actualizarse y tener su cabida en el mercado.
Nos quedan aún muuuuchos años con ordenadores como dispositivos de productividad. A ver si ese mantra del “Post-PC” no era más que la constatación de que el PC tradicional simplemente tenía que esperar a que el hardware móvil estuviese a la altura para seguir evolucionando…