Al final he caído.
Llevo varias semanas comiéndome la lengua con el maldito Covid-19. Que para pesados ya están los medios generalistas. Parece que desde que empezara la histeria en Wuham si una noticia no tiene «coronavirus» o «covid-19» o «pandemia» como keyword, no puede salir de la redacción.
Por supuesto hemos ido comentando la jugada tanto por la newsletter como por el grupo privado de mecenas en Telegram, hasta desembocar en la situación que se está viviendo en España esta semana: La OMS ya lo considera pandemia, y por tanto la gente se ha tirado como locos a comprar todo el papel higiénico posible de los supermercados…
Y digo toda España porque no salgo de mi asombro al descubrir que fuera de Madrid, donde después de que se decretara la Ley Marcial el cierre de universidades y colegios pensé que gobernaría el sentido común, están igual. De mi pueblo natal en Asturias me llegan por conocidos vídeos de personas a las que las tenía en buena estima que salen a comprar con bolsas transparentes rodeándoles la cabeza.
Repito por si no se me ha entendido:
Bolsas de plástico transparentes rodeándoles la cabeza.
Y eso sí, como hace calor, las manos desnudas. Debe ser que se contagia solo si te escupen en la cara…
Índice de contenido
Un poquito de por favor
En fin, que como ya ocurriera en muchas otras ocasiones, el que el grueso de la sociedad no diferencie entre probabilidad y posibilidad hace que las cosas se saquen de quicio. Y si la prensa (y el cibercrimen ya de paso) ve $$$ en esto de caer en el alarmismo, pues tenemos el panorama sembrado para que ocurra lo que está ocurriendo.
A principios de semana se decretaba por estos lares la recomendación (hasta donde yo sé y por ahora en España es recomendación, no obligación) de implementar el teletrabajo como medida para controlar la pandemia de este bicho.
Una medida de contención que tiene como objetivo no controlar un supuesto virus mortal que nos va a erradicar, sino más bien evitar que este tipo de coronavirus acabe volviéndose estacional, esto es, que nos pase como con la gripe o los resfriados, que más o menos sabemos que cada año aparecen en uno o dos momentos.
Si el Covid-19 se expande hasta conseguir una masa crítica mínima, es muy probable que según la época del año en algunos núcleos consiga sobrevivir, saliendo nuevos brotes cuando las condiciones sean más favorables, y teniendo entonces los humanos, al no contar aún con inmunidades propias (cosa que sí nos ocurre con otros bichos ya más trillados) que jodernos y sufrirlo cada cierto tiempo.
Que la POSIBILIDAD de que algo como el Covid-19 cause la muerte es muy poco PROBABLE (ES), sobre todo para todos aquellos que no somos personas mayores y/o tenemos ya de por si problemas respiratorios y/o coronarios.
Y parto de los datos oficiales para contextualizar el problema:
- De los 118.000 casos conocidos en 114 países, 4.291 personas han perdido la vida, lo que supone que el coronavirus a nivel mundial tiene un 3,6% de tasa de mortalidad.
- En España al menos hasta ayer de tarde había 1.792 afectados, de los que han muerto 35, lo que nos deja una tasa de 1,9%.
- La tasa de mortalidad que se barajaba en EEUU en 2018 (ES) para el cáncer era de un 35,1%.
- Según los datos del Ministerio de Sanidad (ES), durante la temporada 2018/2019 la tasa de mortalidad de la gripe fue del 1,1%. Eso sí, hubo 6.300 muertes asociadas a este virus, 180 veces más que lo que hemos tenido hasta ahora con el coronavirus.
Pero sí, hay que contenerlo, y de eso quería hablar precisamente en este artículo. Porque con la tontería, gracias al bicho de marras estamos desde esta semana afrontando el mayor experimento de teletrabajo de la historia.
De pronto las empresas que pueden permiten conciliar la vida familiar
Lo comentaba de hecho estos días con los dueños de dos empresas a las que ayudo como Consultor de Presencia y Reputación Digital, y que ambas habían mandado a sus trabajadores a casa al menos las próximas dos semanas.
- Uno de ellos, en petit comitè, me decía estar ilusionado y aterrado por momentos por ver cómo funcionaría todo sin tener a los chicos en la oficina. Yo con ellos he trabajado siempre desde fuera, pero claro, también es cierto que aunque esté bastante metido en la operativa y acciones que realizan, no dejo de ser «el externo», con el que tienen reuniones vía Skype, y el que está detrás de esos hilos de email.
- El dueño de la otra era algo más escéptico, y es que en su caso venía de en su día haber tanteado el teletrabajo dos días a la semana con algunos de los departamentos, llegando a unos resultados de productividad inferiores.
La cuestión, y es esto lo que me preocupa, es que con el coronavirus se ha impuesto para muchos trabajadores esta modalidad. Y me temo que la mayoría ni cuentan con las herramientas adecuadas, ni tienen la formación y sobre todo el compromiso necesario para teletrabajar.
Vamos a ver cada elemento por separado.
Para teletrabajar necesitamos contar con las herramientas adecuadas
Y con esto me refiero a que por supuesto necesitamos una conexión de red y al menos un dispositivo desde el que trabajar, pero también a que los recursos informacionales que utilizamos en la oficina estén accesibles desde casa.
Aquí, como todo, las organizaciones que hayan de antemano hecho los deberes al menos con el abordaje de una primera etapa de transformación digital tienen la base del teletrabajo (ES) cubierta.
Hace cosa de dos años a la primera empresa, el año pasado a la segunda, les hice la migración de prácticamente todos los activos digitales a GSuite, la herramienta en la nube de Google.
Desde entonces, y con no pocas reticencias por parte de algunos trabajadores (es siempre el principal obstáculo en un proceso de transformación digital), la operativa diaria de la empresa se puede realizar perfectamente en remoto:
- Todos sus correos corporativos son accesibles desde GMail.
- Cada trabajador tiene acceso a los recursos justos y necesarios para desempeñar su trabajo dentro de los «espacios de trabajo» organizados por departamentos que les creé en Google Drive.
- Los documentos son de trabajo colaborativo online, de forma que varios trabajadores pueden estar modificando una misma hoja de cálculo a la vez sin que pase absolutamente nada (ves qué está modificando el otro, y si hay algún tipo de incompatibilidad la propia herramienta alerta a ambas partes).
- Para el acceso a herramientas inhouse (las que por necesidades de negocio tenían que estar en su servidor local) cuentan con un proxy que se asegura de que esa conexión se haga de forma privada desde donde sea, y que de hecho todos tenían ya instalado en el ordenador de la oficina, con un documento para poder hacer lo propio en el de casa.
- Para las reuniones, Hangouts, Skype o llamadas telefónicas. Y el resto de temas del día el canal de Slack oportuno (en solo una de ellas vimos necesario implementarlo) y/o el WhatsApp/email.
- Y para la gestión de tareas, Asana o Trello son buenísimas herramientas que he implementado incluso en empresas de tinte industrial (y por ende muy enfocadas al trabajo físico). Es una manera de tener claro en qué está trabajando cada miembro, qué queda por hacer, y teniendo de paso una visión de conjunto que muchas veces, y por el trabajo diario, perdemos de vista.
Además de las ventajas propias en materia de seguridad y protección de los datos, esta arquitectura de trabajo, sea para afrontar un teletrabajo forzado como es el caso, o simplemente por adaptar nuestra operativa corporativa a la realidad del momento, ha demostrado ser muchísimo más eficiente que la que tradicionalmente tienen en las oficinas no digitalizadas.
Y si este no es el caso de tu empresa, tampoco desesperes. Implementar unos canales de Slack/Trello o Asana es algo relativamente rápido y te va a ahorrar bastantes quebraderos de cabeza para estos días… y para cuando volvamos a la normalidad.
En todo caso si quieres que te asesore pídemelo por aquí:
Para teletrabajar necesitamos contar con una formación y un compromiso adecuado
Y con esto me refiero a que el mayor handicap que tiene el teletrabajo es que es el propio trabajador quien debe marcar los límites sin que haya a priori esa limitación social de la oficina.
Estos días se han publicado mil y un listas con lo que cada uno recomienda tener en cuenta para teletrabajar desde casa.
En el caso de Èlia y un servidor, que llevamos ya algo más de una década teletrabajando, por ejemplo:
- Tenemos cada uno una zona (nuestros despachos) donde lo único que hacemos es trabajar: Pero de vez en cuando también trabajamos desde el salón, y sobre todo cuando venga algo mejor tiempo, desde las terrazas.
- Ambos trabajamos con el pijama puesto: Yo sinceramente veo absurdo vestirse para trabajar en casa, pero si a ti te ayuda a ser más productivo, como si te tienes que poner corbata y traje. Lo importante es que te sientas cómodo. Eso sí, para reuniones aunque sea nos ponemos más visibles de la mitad para arriba, aunque Èlia, que es asquerosamente sincera, suele dejarlo claro incluso cuando está dando webinars :D.
- Encontrar la manera de concentrarse de cada uno: Por ejemplo en mi caso no puedo trabajar con música o series puestas, pero en cambio a Èlia le funciona, así que mientras yo estoy en silencio en mi despacho ella suele estar escuchando algo. Eso sí, no está de más que cuentes con unos cascos con cancelación de ruido (por aquí puedes revisar mi listado de dispositivos de trabajo) si tienes que compartir espacio con hijos o tienes a la pareja/amigos cerca :).
- Controlar los tiempos de trabajo: Es quizás el punto más importante de todos. Mientras trabajamos estamos trabajando, no trabajando y bajando «a ver que hay en la nevera» o «fascinándonos por lo bonita que es esa mariposa que se ha posado en nuestra ventana». Hay que hacer parones cada cierto tiempo, porque nadie (ni en la oficina, ni en casa) es productivo ocho horas seguidas, pero parar puede ser estirar las piernas en la terraza cinco minutos o consultar las redes sociales, no irse a ver una película en Netflix. Y así mismo, deberíamos, sobre todo ahora que estamos aprendiendo a teletrabajar, estar en contacto por canales no invasivos (mensajería instantánea como la que ofrece Slack, por ejemplo) con el resto de equipo.
En fin, que espero que sirvan estas recomendaciones para todos aquellos, empresarios y trabajadores, que afrontáis ahora de nuevas el teletrabajo.
Una oportunidad única para mostrar los beneficios del teletrabajo en la industria
La cuestión es esa, que por primera vez en la historia tenemos a miles de empresas apostando por el teletrabajo.
Aunque como decía temo que las razones hagan que este paso adelante salga realmente bien (no es lo mismo implantarlo porque quieres que porque debes), quería desde aquí pedir a todos los que estos días estáis forzados a trabajar desde casa a que lo veáis ya no solo como una oportunidad para ver más Netflix, sino también para demostrar que se puede teletrabajar, vivir más en sintonía con tus objetivos personales y familiares, y para colmo ser más productivo para la empresa.
Sé que no es para todo el mundo, pero también soy de los que defiende que hoy en día deberíamos entender el trabajo de una manera totalmente líquida, permitiendo el teletrabajo a quien como es mi caso es consciente de que es más productivo bajo este formato, y manteniendo la presentismo para los que prefieren trabajar desde la oficina.
Romper esa idea preconcebida por muchos empresarios de que «si no calientas la silla es que no estás trabajando».
Ambos modos son totalmente compatibles, y por ejemplo en nuestra agencia hemos apostado por el teletrabajo desde un principio por el simple hecho de que las barreras geográficas no sean un problema a la hora de atraer talento, teniendo afortunadamente en el equipo a grandísimos profesionales que por visicitudes del destino están repartidos entre Europa, Sudamérica y Asia.
________
¿Quieres conocer cuáles son mis dispositivos de trabajo y juego preferidos?
Revisa mi setup de trabajo, viaje y juego (ES).
Y si el contenido que realizo te sirve para estar actualizado en tu día a día, piensa si te merece la pena entrar en el Club Negocios Seguros y aprovecharte de todo el contenido exclusivo que publico para los miembros.
Me parece que hay mas trabajo en los teledirios que en la vida real….
En el Gobierno Vasco apenas «se han pasado» al teletrabajo 4 VIPS y 2 o 3 paranoicos con contactos (aparte de la gente que ya estaba haciendo teletrabajo de antes). La parte del CAU en la que yo estoy y que el 99% de trabajo es resolver incidencias de software y lo hacemos en remoto ya nos han dicho que eso de trabajar desde casa ni nos lo planteemos
Ains, ni con estas convencemos a algunos :).
Yo también estoy en un CAU de soporte telefónico para una herramienta Software.
Nuestro trabajo es 100% resolver incidencias de software y todo lo hacemos de forma remota.
Hasta migrar de servidor la herramienta, y hablamos de una herramienta que requiere SQL Server, además de que al ser una herramienta de gestión para PYMES, también requiere reinstalar el cliente de ERP en las estaciones de trabajo.
Todo se realiza en remoto. Asistencia, Migraciones, Consultas…
Todo el equipo está teletrabajando. Es totalmente factible
Claro.
Cierto es que hay algunos trabajos que no pueden realizarse en remoto. Pero incluso en esos casos seguramente haya algunas labores que sí (administrativas, de gestión, atención al cliente…). Ya veremos si esta crisis sirve para empoderar este tipo de labores…