Los que me sigáis en twitter, habréis visto el tweet de esta mañana pensando que me refería a la típica broma estúpida que acabo lanzando a lo largo del día sobre costumbres en el ciberespacio cuanto menos psicodélicas.
Nada más lejos de la realidad.
En el inmenso universo del micromecenazgo, nacen proyectos de lo más interesanes, y algunos con unas cualidades realmente extrañas, que juegan con los límites de la picaresca.
Este el caso de Frontier Developments, una empresa que se dedica al desarrollo de videojuegos, y que proponían no hace mucho un remake actualizado del ya clásico Elite, un juego de los años 80 de PC.
Entre las ventajas de la financiación del kickstarter de ese nuevo juego, cuyo nombre sería Elite: Dangerous, y del que piden £1,250,000 (ya llevan cubierta la mitad), está la posibilidad, con una financiación igual o superior a 5500 euros, de escribir parte de la historia del mismo, o lo que es lo mismo, crear una historia que sirva de base y publicidad para la campaña del propio videojuego (y de paso de su autor).
Drew Wagar, un escritor de ciencia ficción amante del juego de los 80, ha creado otro proyecto Kickstarter, en el que pide casi 5000 euros para poder financiar con los 5500 euros el proyecto de Frontier Developments, y conseguir así la posibilidad de escribir la novela que se use como historia en el juego.
Es decir, ha creado un kickstarter para financiar a otro kickstarter. El que hace la ley hace la trampa (y a la vista de los dólares conseguidos por Drew Wagar, tiene toda la pinta de que va a ser todo un éxito).
Una reinvención del micromecenazgo, llevando al límite el sentir de la plataforma ¿Qué opináis al respecto?