Este agosto hemos estado por casa aprovechando para ponernos al día con algunas cuantas series y películas que teníamos pendiente.
De hecho, a ver si me animo a escribir una pieza que tengo en mente desde hace tiempo sobre el valor de las metanarrativa en el cine como gancho para dar sentido a los hábitos de consumo actuales (sesiones de varias horas delante de la cada vez menos pequeña pantalla).
Pero hoy no hemos venido a hablar de esto, sino de estas dos piezas y cómo, paradójicamente, la ficción y la realidad se difuminan.
Por si no las conoces, “Brexit: The Uncivil War“ (ES) es una película inglesa que narra cómo se vivieron en ambas trincheras la campaña del Referendum del Brexit de 2016 (¡Dios bendito, han pasado ya 3 años!), poniéndonos en la piel de Dominic Cummings, interpretado por el siempre magnífico Benedict Cumberbatch (Sherlock Holmes, Dr. Strange, Star Trek…), quien estuvo a cargo del Pro-Brexit, que como bien sabrás, resultó ganador gracias en gran medida al arrollador éxito que tuvieron divulgando fake news atacando al electorado correcto mediante hipersegmentaciones de audiencias digitales.
Dominic es el artífice detrás de lo que más adelante conoceríamos como el Caso Cambrigde Analytica, del cual ya hemos hablado por estos lares largo y tendido, y que sin lugar a duda ha marcado un antes y un después en cuanto a lo que hasta el momento considerábamos sociabilidad digital (la extrapolación digital de la sociabilidad de toda la vida) y la idea de lo que es en nuestros días (una maquinaria propagandística profundamente desbocada al servicio del mejor postor).
Por su parte, “Years and Years“ (ES) es también una obra inglesa, en este caso en formato mini-serie (6 capítulos), y narra la vida de una familia inglesa en las próximas décadas, empezando justamente con la salida efectiva de Gran Bretaña de Europa, y todo lo que esto supone tanto a nivel macro-económico, como para la vida familiar.
Cada capítulo va contando en diferentes intervalos temporales las vivencias que les toca sufrir a cada uno de los miembros de la familia mientras el mundo (ojo, que aquí Inglaterra no es la única jodida) se va a la mierda gracias al auge del populismo, del calentamiento global, y en líneas generales, de la estupidez humana en todas y cada una de sus múltiples caras.
Es decir, que una es una obra basada en hechos reales, y la otra puramente de ficción.
La cuestión, y es aquí donde quería pararme, es que quizás la que esperas que sea más realista acaba siendo justamente la que menos a priori debería serlo.
Un Brexit caricaturizado
Estaba viendo la película de Toby Haynes (El Quinto Poder, The Imitation Game…), y no podía dejar de pensar en dos puntos que creo que son el alma de la obra:
- Su papel ejemplificador: Aunque no se trata, per sé, de una pieza destinada a hacer comprender al público el impacto terrible de Cambridge Analytica, deja poco a poco y de una manera sencilla y clara lo que supone en esa carrera política que vivieron los ingleses semanas antes del Referendum del Brexit el inmenso poder que ofrece el tener a un lado una herramienta capaz de cruzar datos de censo ciudadano con la fábrica de intereses y audiencias que es hoy en día el conglomerado Facebook/Instagram/Messenger/WhatsApp. Con frases como “Hay 3 millones de potenciales votantes que no aparecen en ninguna lista de censo electoral anterior a la que podemos impactar con publicidad, y que la competencia ni siquiera sabe que existe” o “¿Por qué la prensa no está hablando de nosotros? Porque los periodistas no son target de nuestra publicidad; Simplemente aún no se han enterado de lo que estamos haciendo”, que me ha entrado ganas de enmarcarlas en madera y colgarla detrás de mi estudio de grabación.
- La caricatura de sus personajes: Igual que presenta el caso de Cambridge Analytica de forma clara y sin darle mayores aspiraciones, bajo mi humilde opinión peca en demasía de caer en la caricatura simplona de cada uno de sus protagonistas. Dom es, como cabría esperar, ese genio incomprendido y antisistema que encuentra en el monstruo que está creando una manera de demostrar que él es capaz de dilapidar los principios de la democracia, pese a que no queda en ningún momento claro si está o no a favor de lo que hace (por cierto, que en la vida realidad Dominic tras el Brexit ha pasado curiosamente a ser un perfil bajo dentro de la estrategia política, afincado nuevamente en su casa de campo y nombrado hace poco “asesor especial” de Boris Johnson). La ultraderecha es presentada, por supuesto, como unos ricachones gordos y soberbios a la par de ignorantes. El alcalde de Londres parece un niño al que se le ha caído la piruleta, y así podría seguir largo y tendido con cada uno de ellos.
Lo que Black Mirror debería haber sido
Terminar de ver “Years and Years” me ha incitado a pensar que puede haber vida para la distopía cinematográfica después de la floja última temporada de la que hasta el momento era la serie distópica de referencia: Black Mirror.
Esos 6 capítulos de Russel T. Davies (Banana, Torchwood, Doctor Who…) son una maldita obra maestra de cómo incluir distopía en la cotidianidad de una serie familiar.
El cómo los avances tecnológicos y su uso tanto para bien como para mal van transformando la vida de las personas de la calle hasta llegar a unos límites en los que simplemente la situación es insostenible. Y cómo incluso en esos momentos, la plebe sigue viviendo en sus casas (o en donde pueden), trabajando donde les dejan, y en definitiva, haciendo su vida.
Que los días, las semanas, los meses y los años van pasando igualmente pese a que la sociedad se esté resquebrajando. Que los bancos pueden caer, y con ellos desaparecer de la noche a la mañana todo el cojín económico que tenemos, y aun así siempre hay algún familiar o algún conocido que puede darte un techo donde dormir y una razón para seguir luchando.
Eso sí, tengo que reconocer que el final nos ha dejado un sabor agridulce. Bajo mi humilde opinión esperaba que mantuviera esa rabiosa mirada realista hasta el final y no se tirara hacia la ciencia ficción más subrealista de los últimos minutos del rodaje.
No todo podía ser perfecto :).
La realidad y la ficción van de la mano
Termino por tanto con el corolario con el que empezaba la pieza.
- “Brexit: The uncivil war” es el ejemplo perfecto de ficción basada en hechos reales. Una lectura partidista (con el discurso que espera la mayoría) de un hecho pasado que cae en la ficción simplona, y a la vez resultona, de caricaturizar la realidad para que quede claro quienes son los buenos y quienes son los malos.
- Por su parte “Years and Years” la englobaría dentro de una distopía realista. Una ficción que relata con el máximo detalle la realidad que nos depara el futuro cercano, sin caer (hasta el tramo final) en la ciencia ficción filosófica.
Si hay una serie que debo recomendar este año para todos aquellos que habéis disfrutado de mi libro “25+1 Relatos Distópicos”, esta sin lugar a duda es “Years and Years”, que ha llegado por estos lares bajo el cobijo de HBO.
Y mientras tanto, si quieres enterarte de lo que ha supuesto el papel de Cambridge Analytica en la geopolítica mundial, y lo que va a suponer de aquí en adelante las campañas políticas asistidas por la hipersegmentación publicitaria (por mucho que ahora Facebook, Google y los gobiernos de cada país se llenen la boca diciendo que han establecido controles para que esto no vuelva a ocurrir), “Brexit: The Uncivil War” es un buen acercamiento.
Tendríamos también “El Gran Hackeo” (ES), de Netflix, que devoré como si no hubiera un mañana cuando salió, pero ya entraría más dentro del género documental, y me consta que hay muchas personas que el tema no les llama tanto como para aguantar las casi dos horas que dura este largometraje.
En todo caso, y por si te llama la atención, por aquí tienes el trailer.
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Tengo pendiente ver Brexit y apunto Years and Years. Soy consciente de la relevancia que supone el manejo de informacion pero recelo cuando presentan su influencia como si fuera un superpoder en la ficcion. Su influencia es dificilnde cuantificar ya que las consecuencias se manifiestan de maneras muy diversas y no de forma inmediata. De hecho, es casi como si se evaluara cuando se echa la vista atras. Tras sucesos como el Brexit, la eleccion de Bolsonaro, Trump, etc. Es cuando uno empieza a echar la vista atras en busca de una explicacion y acaba llegando a este punto. Pero mientras ocurre nadie parece ser consciente.
Es que de eso mismo se trata. Si nos diéramos cuenta de la manipulación cuando se hace, no nos manipularían jejej.
Que al final la propaganda ha estado toda la vida con nosotros. Simplemente que los canales ahora son más exactos (hipersegmentación) y más sutiles que darte un papelito por la calle o metértelo en un buzón.