Hace unas semanas hablábamos de Big Data, y de todo lo que se es capaz de obtener una empresa con el análisis exhaustivo de toda la información de diferentes servicios que brindamos a terceros.

Hablábamos de sus ventajas (una interacción e integración como nunca antes hemos vivido), y también de las graves consecuencias en lo respectivo a privacidad que conlleva (pérdida del anonimato, posibles usos malignos de toda esa información).


Esta entrada viene a ejemplificar todo lo que ya expusimos en el papel (del navegador). De cómo el uso del Big Data puede condicionar los actos de los ciudadanos, hasta el punto de decantar la balanza política.

Como seguramente sabéis, en Estados Unidos se sigue con rigurosa tensión las elecciones a presidente, incluso más que en España, y sin duda con mucha más pasión. El 2008 fue el año del hito, cuando un presidente negro llegó a la Casa Blanca. Barak Obama tenía en sus manos el poder de una de las potencias mundiales, y con más o menos acierto, dirigió el país estos últimos años.

4 años más tarde, y a tres días de las votaciones, Barak Obama contaba con el índice de publicidad más bajo desde Carter y la tasa de desempleo más alta desde Reagan (estamos hablando del 84). Básicamente se planteaba una de las votaciones más igualadas de la historia, y sin embargo…

Sin embargo, en la noche del cómputo final, Obama ganaba en casi todos los decisivos estados bisagra (menos Carolina del Norte). De una posible pérdida del mandato, en cuestión de horas se pasó a la una amplia mayoría.

Para entender cómo fue posible tal situación, tendremos que remontarnos 2 años, cuando el gobierno de Barak Obama fundó, en alto secreto, The Cave (la cueva), una sala repleta de ordenadores e ingenieros, sin ventanas (según dicen…), y que ha estado hasta esta semana trabajando 24/7 (24 horas al día, 7 días a la semana).

El objetivo: Crear y aprovechar los conocimientos de una ingente base de datos suministrada por los posibles votantes con toda la información de su vida que se puede sacar de FaceBook.


Sino ha quedado claro os lo explico. 2 años analizando como explotar el basto conocimiento de buena parte de los ciudadanos estadounidenses (y votantes en general), de tal forma que en tres días han conseguido redirigir su voto al que debían votar, esto es, Barak Obama.

¿Y cómo lo han hecho? Con un análisis de hábitos tan exhaustivo para generar base de datos de preferencias, y por tanto, influenciar a toda esa gente de la manera más sutil. Y lo mejor de todo, amparado por la ley.

Un nutrido grupo de expertos en comunicación consiguieron agregar a indecisos a la red social, para monitorizar sus vidas (y las de sus allegados) e ir dirigiendo desde dentro sus actos.

Se creó también una aplicación (con la escusa de estar informados), y que de paso se encargó de recoger toda la información de sus usuarios, y estos últimos días de enviar mensajes a los conocidos. Lo simpático de todo es que quedó demostrado que un 20% de estos mensajes recibieron el apoyo buscado (al venir de un amigo será de fiar, se supone…), frente al 6% de la publicidad genérica.

Por otra parte, el estudio de estas inmensas BBDD dio como resultado informaciones tan valiosas como que para ganar en Florida, era necesario atraer el voto de las mujeres de 35 años del condado de Dade que, paradójicamente, eran usuarias habituales de series como Sons of Anarchy The Walking Dead. Por tanto, se tomó la decisión de centrar la publicidad de estas series en los descansos de los mítines políticos de su presidente.

También sirvieron para conocer que para ganar en la Costa Este, era necesario atraer los votos de las mujeres indecisas de 40 a 49 años que, mira tú por donde, tenían en común la fantasía de cenar con George Clooney. Por supuesto, Obama cenó con George Clooney, sorteando unas invitaciones entre todas las interesadas.

Podría seguir así durante horas, pero creo que ha quedado claro ¿no?


Y ahora me entra la neura de la privacidad. Si lo han hecho en esto, ¿quién no quita que lo hagan con cualquier otro evento? y peor aún, se aprovechan de la buena voluntad de las personas (que por lo general somos confiados) para incrustar acciones y dirigir nuestras tendencias hacia donde sea necesario.

¿Cómo nos protegemos?

Pues la mejor forma sería huyendo de todo lo social, pero como está claro que la evolución de internet no tiene porqué ser estrictamente mala (y de hecho trae más ventajas que otra cosa), ahí os dejo algunas precauciones a tener en cuenta:

  • Usar las redes sociales con cabeza: Entender FB como una red “cerrada” para enseñar aquello que queremos que se vea de nosotros, y ya está. No hay que usarla como un espejo de la realidad, ya que esa información estará visible para cualquier listillo.
  • No agregar a gente desconocida: Parece una tontería, pero ¿Cuántas veces nos hemos encontrado ante una persona que nos pide  solicitud y ante la que no estamos del todo seguro si la conocemos (o si es un auténtico desconocido)? En ese caso, lo mejor es ser desconfiado, y suponer que no lo conocemos, o intentar indagar por mp hasta que de verdad veamos una conexión real (algo por otra parte “negociable”, ya que no sería difícil buscar información sensible por otros medios y mostrarla como verídica).
  • Leer lo que aceptamos: No os pido que leamos los acuerdos de privacidad de todos los servicios (yo tampoco lo hago), pero sí por lo menos los permisos que le demos a las aplicaciones (y esto se puede extrapolar al mundo móvil también).
  • Que un amigo te invite a probar algo, no significa que sea de fiar: Y más en este mundo en el que vivimos, cuando una aplicación es capaz por sí misma de viralizarse, gracias en gran medida a los permisos que aceptamos al instalarla o permitirla.
  • Sentido común: Leer, leer y pensar. Y si eso volver a leer y volver a pensar. El sentido común es nuestra mejor arma en estos casos. Ser desconfiado está bien. Pedir que te den más información para aceptar algo también. No todo el que se conecta a internet tiene fines malignos, pero el que está detrás puede tenerlos, y si le ponemos trabas, mejor que mejor.