Varios son los puntos que me hacen soñar con un Android alejado de Google.


Cyanogenmod

El primero viene de la mano del endurecimiento de las políticas expansionistas de Mountain View con respecto al sistema operativo. Endurecimiento en las políticas de uso de su sistema para licenciarlo a terceros, con la obligación de instalar por defecto en cada dispositivo el ecosistema de aplicaciones de Google (ES). Endurecimiento en los requirimientos de marca que obliga a mostrar el Powered by Google en los logos iniciales (y se hablaba de incluso en las tapas posteriores).

El segundo en referencia a los problemas que presenta el Android de Google en lo relativo a la seguridad y confianza de su market, y en el soporte a componentes críticos del sistema. Que al año un aspecto crítico como es WebView pase a no recibir más soporte de la compañía dice mucho.

El tercero es la paulatina dictadura de los Google Play Services, ese nutrido grupo de servicios de Google que simplifican la vida a los desarrolladores a cambio de mantener el control del sistema, y de paso volver incompatibles las aplicaciones con el resto de markets.

Y por último, las declaraciones de Kirt McMaster, CEO de Cyanogen Inc, en una reciente entrevista a The Information (EN), en las que asegura que el futuro de Cyanogen pasaría por la creación de un market de aplicaciones completamente libre.

Expuesto el caso, ahora vienen las críticas esperables.

La iniciativa es totalmente loable, y bien sabe que un servidor firmaría por ella de inmediato.

Los acuerdos recientes para llevar Cyanogen Mod de un simple mod de Android a un sistema operativo que vendría por defecto en los OnePlusOne (ES) (por cierto, quizás el terminal que más me ha gustado del año pasado) y en los Yureka (EN) (mercado asiático), son un buen acercamiento a ese posible futuro en el que Google no tuviera casi el 100% de cuota de mercado.


Es más, el paso de una comunidad Cyanogen a una empresa es toda una declaración de intenciones. Hay negocio tras el desarrollo del sistema operativo. Y el negocio, en este caso, no encapsula ni hace casarse a nadie con nadie.

Cyanogen ha llegado a donde está no pervirtiendo el carácter abierto de AOSP, sino ofreciendo una capa de funcionalidades y un soporte a actualizaciones y arreglo de bugs y exploits muy valorado por su comunidad. Una comunidad que ha pasado de la puramente sectorial (frikis como nosotros que sabe algo de smartphones) a quizás un mercado ligeramente más masivo.

Y pese a todo esto, sigo siendo escéptico al éxito de la iniciativa.

Escéptico porque incluso para un servidor, le resultaría confuso utilizar un Android sin Google Maps, o Hangouts, o Google+, o Drive. Herramientas de uso diario tanto personal como profesionalmente. Podría utilizar Firefox como navegador (de hecho hasta hace relativamente poco era lo que estaba haciendo), o pasar de Documents a cambio de la integración de Office con Dropbox, pero me quedo cojo sin Google+ y sin Maps (Nokia dirán algunas voces, pero…).

Escéptico porque los Google Play Services ofrecen una capa de integración muy pero que muy interesante para los desarrolladores, lo que ha hecho que de facto que sean el grupo de APIs utilizadas en la gran mayoría de aplicaciones del mercado. Que se puede luchar contra ello, pero no con palabras, sino ofreciendo una plataforma que de verdad simplifique la vida a los primeros y que vaya acorde con la filosofía open source.

Escéptico porque aún queda mucho camino por recorrer. Cyanogen es quizás la compañía que más papeletas tiene para liderar ese cambio, pero en todo caso aún no cuenta con una cartera de éxitos necesaria para que las grandes apuesten por su tecnología. Y cuando lo hagan, pervertirán seguramente el carácter abierto de la distro (capas de fabricante abusivas, capas de operadoras,…).

Lo tiene complicado con una Samsung, con una Amazon y con una Xiaomi interesadas en desarrollos internos. Tres de los grandes (Samsung como el gran fabricante histórico de Androids, Xiaomi como el próximo gran fabricante, y Amazon como casi la única alternativa real a Google Play).


Y eso para un usuario intensivo y concienciado de la importancia del software libre (libre de verdad), que al grueso de la sociedad, como es normal, ni le va ni le viene.

El discurso podría girar en torno a las garantías que ofrece hoy en día Cyanogen en cuanto a actualizaciones (ya quisiera Google), y que se escenifica en el mercado en la figura de Xiaomi (misma estrategia). Si algo sale mal, en un par de días seguro que alguien saca un parche. Si tu dispositivo se queda sin cobertura a nuevas versiones por los canales oficiales, tranquilo que la comunidad de Cyanogen liberará alguna ROM compatible.

Todo muy bonito… para nosotros. Incluso ese intento de instalador de ROMs apuntaba modales, pero hasta que la empresa no tenga una plataforma sencilla y con un abanico amplio del mercado (tanto a nivel de dispositivos como de aplicaciones de terceros), se me antoja muy pero que muy lejos.

E incluso cuando lo tengan (si es que lo consiguen), tendrán todo mi apoyo, pero les faltará el de la amplia mayoría de la sociedad, que seguirá (lamentablemente) demandando Google Maps y Play Store.

Bienvenido al software propietario, amigo.