Fue uno de los movimientos que menos me gustaron del surgimiento del mundo móvil. Con la llegada de los smartphones, se tejió un ecosistema rico en aplicaciones, esas piezas de código que solucionaban un problema específico al usuario, y que de paso dependían (y todavía dependen) de una plataforma cerrada e incompatible con el resto de plataformas.
Además, eran puras cajas negras. Todo lo que ocurría en una aplicación se quedaba en la aplicación, y eso era un grave problema cuando hablamos de elementos cuya funcionalidad, al menos a priori, era muy limitada. Obviando que con ello perdemos el control del acceso a la información, como bien sabe.
Por contra, la web tiene ese caracter agregador que le echábamos en falta al mundo app. En una web existe el hiperenlace, y gracias a él, podemos comunicarnos con otras webs, e incluso con otras plataformas, de forma rápida y sencilla, inmediata, compartiendo datos entre un y otro servicio, y en definitiva, enriqueciendo la experiencia de usuario.
Era por tanto cuestión de tiempo que el mundo de las apps empezara a recibir esa interoperatividad, y lo ha empezado a hacer de varias maneras:
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Enlaces profundos en publicidad (AdWords)
Hablé de ello no hace mucho en el blog de SocialBrains (ES). La cuestión es que hoy en día ya podemos lanzar campañas de publicidad dirigidas no única y exclusivamente a que el usuario se descargue una aplicación, sino también a que los que ya la tengan instalada la utilicen con un fin específico.
A esta estrategia en marketing se le llama retención del usuario, y no ha sido hasta hace relativamente poco que se ha roto esta muralla.
Por supuesto, hablamos de AdWords, y por ende, no espere que todas las funcionalidades que están hoy en día implementadas en Android se puedan reproducir en iOS, un sistema sin duda mucho más hermético (para bien y para mal).
Enlaces profundos externos
Viene de la mano de Google nuevamente, y es que ahora el acortador de la compañía (goo.gl) permite generar URLs (EN) que apuntan hacia una página específica de una aplicación, y no únicamente a la aplicación en si.
Hasta entonces, la únicas herramientas que teníamos de interacción con apps en Android eran las URIs de llamada a apps que lanzaban una acción (un trigger) con esa app específica, o bien la URL a la descarga de la app.
El caso más habitual que se me ocurre es el del clásico botón de compartir en WhatsApp.
Si entra a esta web vía móvil, verá que en la botonera de compartir tendrá uno dedicado a esta red de mensajería. Al pinchar en él, en realidad está intentando abrir una “URL” en una pestaña nueva cuyo encabezado empieza por “whatsapp://send?“, y es el navegador quien se encarga de discernir que en efecto, la petición pertenece a una app y no a una página web.
Con esta nueva implementación, un enlace acortado podría permitirnos mostrar en la web un enlace a un artículo para su visionado en la app, o enviarnos a una oferta de viajes solo disponible en la app desde cualquier otro medio digital.
Favorece por tanto el uso de un entorno tan específico como es el de las aplicaciones, muy enfocado a una necesidad específica, y con la ventaja de estar personalizado (si procede) a los gustos y hábitos de consumo de ese usuario específico (a fin de cuentas, es un elemento que se encuentra dentro de su móvil, y no en un servidor externo).
Enlaces profundos en las búsquedas
Y aquí toca hablar tanto de iOS como de Android. En las últimas keynotes de cada uno de estos gigantes se dio a conocer el movimiento.
Por parte de Google, este IO2015 no ha sido sino un ejemplo de cómo la contextualidad dirige la hoja de ruta de la compañía. Sobre este paradigma ya he hablado largo y tendido, pero me parece importante volver a sacarlo a la hora de considerar los efectos que tendrá Google On Tap a la hora de interaccionar con el mundo de las apps.
Porque precisamente esta pata de Google Now será la encargada, con el apoyo de los desarrolladores, de ofrecer contextualidad dentro de las murallas de cada aplicación: El que si estás leyendo un email en tu aplicación de correo preferida sobre una futura obra de teatro a la que piensas asistir, Google On Tap pueda mostrarte información sacada por diferentes medios (wikipedia, calendario personal, historial de obras de teatro vistas, últimas noticias al respecto,…) con tan solo pedirlo (dejar pulsado el botón central).
Algo que hasta ahora no era posible (tendrías que salirte, para entrar en Google Now y buscar información sobre esa obra).
En el caso de iOS, Spotlight adquiere esta capacidad mediante Deep Link (EN), también presentado en el WWDC15 de hace un par de semanas. Quizás no tan potente como la de Google, pero en todo caso hablamos de una nueva ruptura de esa filosofía de cajas negras que ha acompañado al mundo app desde sus inicios.
Una búsqueda en Spotlight (el buscador de iOS y OS X) debería mostrar tanto información online como acceso a esa información dentro de las apps relacionadas: En el ejemplo ponían un caso de búsqueda de la palabra “potato”, que daba como resultado varios enlaces a recetas de la app de cocina Yummly.
Llamémosles apps mientras podamos…
Es el corolario con el que me quedo. Con la paulatina hegemonía del mundo web, la presión de todos esos sistemas operativos de nueva generación ofreciendo interoperabilidad entre lenguajes y plataformas, y la ruptura del paradigma de caja negra, estamos a las puertas del fin de las aplicaciones.
No porque vayan a desaparecer (de hecho la tendencia es a la especialización, a subdividir las apps en varias para cubrir necesidades cada vez más específicas, lo que nos lleva a un aumento sustancial del número de apps utilizadas en el día a día), sino porque los límites entre SO, app y web se difuminan por momentos.
Y es una buena noticia, porque ello favorece a un empoderamiento del acceso a la información, que tiene, poco a poco, barreras de entrada cada vez menores.
Y no, no va a significar tampoco el fin de la web, como algunos agoreros llevan años asegurando. Simplemente un cambio estructural que ya hemos visto en otros ámbitos, y que acabará por crear un tejido muy rico en servicios digitales flexibles, modulares y líquidos, desarrollados específicamente para cada tipología de usuario, y para cada tipología de sistema.