En estos últimos años he ido notando cómo cada vez más los clientes me piden, dentro de mis servicios como desarrollador, la creación de landing pages o páginas de aterrizaje.
Hablamos de servicios web generalmente más sencillos de desarrollar que las típicas webs corporativas, ya no hablemos de ecommerces o plataformas sociales, y que además se prestan a cumplir con la pata necesaria de presencia digital de la mayoría de eventos puntuales (un congreso, un webinar, un taller…), así que todos salimos ganando.
Eso sí. La cuestión es que por sencillas que sean, requieren que, de base, tengamos un hosting y un dominio, y en el hosting hay que instalarle algún sistema de gestión de contenido (yo, como bien sabéis, suelo trabajar con WordPress), una plantilla que nos permita gestionar de forma eficiente landing pages (frente a una web tradicional la landing page tiene una serie de elementos característicos que no todas las plantillas nos permiten modificar a nuestro antojo) y una serie de plugins, con parametrización incluida, que al final encarecen el presupuesto de desarrollo por el simple hecho de que conllevan un tiempo de trabajo extra.
Un trabajo que generalmente el cliente no valora, ya que solo es visible cuando algo no funciona o está mal implementado.
Y para colmo se junta esto con que muchas landing pages son proyectos que tienen que desarrollarse en tiempo record (¡Oye Pablo, necesito una página de aterrizaje para la semana que viene!), y que no están hechos con la finalidad de funcionar en el tiempo si no que suelen tener un inicio y un fin muy marcado (un ciclo de vida de una semana, de un mes, de un par de meses… con la idea de lanzarlo para una campaña de email marketing o un envío de SMS masivo (ES)).
Cómo afrontar el desarrollo de una landing page efectiva para nuestro negocio
Lo que siempre les pregunto a los clientes es que me digan realmente cuál es el objetivo de esa página, ya que a veces la gente oye términos y se queda con lo que quiere.
Que igual que muchos proyectos pueden ser convenientemente resueltos con una landing page, hay otros que por sus casuísticas precisan de una página más convencional.
Así pues, diría que un proyecto necesita una landing page si se cumplen ESTAS DOS cosas:
- Tiene un ciclo de vida bajo: Su función debe cubrir un intervalo de tiempo que se mide en días, semanas o como mucho en unos pocos meses. Si ya tenemos algo que debe funcionar a largo plazo lo mejor es implementar una web propiamente dicha.
- Su finalidad está clara y es unitaria: Es decir, que esa página tiene como objetivo que el usuario descargue una aplicación, o se apunte a un curso o se registre en un evento. Si tiene que tener más de un Call to action (llamada a la acción en nuestro idioma), lo que necesitas es una web.
A veces lo sencillo es más que suficiente
Estaba en éstas cuando Èlia Guardiola, mi pareja, me dijo si podía desarrollarle una landing page para un webinar que iba a impartir la siguiente semana (vaya la que está montando con sus próximas mentorías… :P).
Necesitaba por tanto una página que iba a tener una vida útil de apenas una semana, y cuyo único objetivo era, como decía, que el usuario se inscribiera en una lista de email marketing desde la cuál, el día antes, enviaría a los inscritos las instrucciones para participar en el webinar.
La idea inicial era aprovechar su web (ES), instalándole un plugin de diseño de landing pages para poder crearle la página, y luego esto asociarlo a un formulario que mediante API se conectara a su programa de mailing masivo (ES), que en este caso era Acumbamail.
Pero eso conllevaba sobrecargar más si cabe una página que pide desde hace años y a gritos un diseño más actual. Que bien sabe ella y bien sé yo que está, junto con nuestra tienda online, en el roadmap que tenemos, pero que al final hemos decidido postergar unos meses a falta de que sobre todo ella tenga más tiempo para dedicarle al tema.
Así fue como se me ocurrió que lo mismo para algo tan básico como lo que necesitaba, y máxime sabiendo que el objetivo final era la suscripción a su gestor de email marketing, quizás tenía sentido crearla directamente dentro de la plataforma de email masivo.
Dicho y hecho.
Acumbamail cuenta con un servicio de creación de páginas, que por lo que veo no debe ser muy antiguo ya que lo marcan en su interfaz como “nuevo”, y que con sus dimes y diretes (me sorprende, por ejemplo, que para un servicio actual en una pantalla de portátil me haya tocado hacer scroll horizontal continuamente mientras diseñaba la página), nos ha servido para salir del paso.
Media mañana de dedicación y listo.
No dejo por aquí el enlace al resultado final ya que, por razones obvias, la web ya no está operativa (el webinar se hizo hace ya un par de semanas y no queremos que se sigan suscribiendo personas), pero puedes hacerte una idea del resultado viendo la imagen destacada que acompaña a este artículo.
Lo único que tuve que hacer fuera de la propia plataforma fue redirigir una URL de su dominio principal a la URL poco amigable que te genera Acumbamail, por eso de poder cerrarla fácilmente cuando así lo necesitáramos redirigiendo esa URL temporal a la página principal de su web y que así no diera el típico error 404 de una URL caducada.
El resto, y básicamente arrastrando complementos, lo hicimos dentro de la plataforma (es más, buena parte del diseño lo hizo Èlia, que de programación no sabe absolutamente nada), subiendo las imágenes, colocando los elementos en las columnas oportunas y añadiendo un widget de suscripción a una lista de distribución previamente creada.
La experiencia es mejorable, y probablemente alguien sin conocimientos básicos en diseño se llevaría las manos a la cabeza, pero la cuestión es que en la práctica no he tenido que tirar ninguna línea de código. Y eso que por el medio, como decía, había la necesidad de sincronizar una web con un sistema de email marketing.
Que sé que esto ni mucho menos es nuevo. Muchos hosting ofrecen apaños de desarrollo de páginas web de estas de usar y tirar plug and play. Páginas que por supuesto no recomendaría para ningún proyecto que tenga perspectiva de vivir a medio/largo plazo, pero que oye, democratizan un poco más eso de que cualquiera pueda, si lo quiere, tomar control de su presencia digital.
El papel de los desarrolladores va a seguir siendo necesario, pero esto más que cerrarnos el mercado sinceramente nos lo abre, a sabiendas de que cada vez más empresas y profesionales ven en estas barreras de entrada menores una excusa para dar el paso. Y que a la larga, y para conseguir ese extra que acaba siendo el diferenciador que necesitan, requerirán de nuestros servicios.