Internet ha permitido el tráfico libre de información de manera inmediata. Una suerte de red de contenido 24/7 en el que los datos son accesibles por cualquiera, lo que en algunos casos lleva a pensar que todo lo que se vuelca en ella es de libre uso y distribución.


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Igual que nos pasa con la banca, o con el uso de nuevas tecnologías, las licencias de uso digital son una asignatura pendiente para la mayoría de usuarios. Entendemos que el trabajo que hace un escritor en un libro de papel es menos permisivo que aquel con el que protege ese mismo autor su libro digital, cuando puede ser así, igual o justo al contrario.

Pasa lo mismo con el contenido de los blogs y las webs. En mi caso, todo lo que publico, lo hago bajo una licencia Creative Commons Atribution 3.0 (EN), que básicamente le da derecho a usted a leerlo, compartirlo e incluso modificarlo para generar nuevo contenido siempre y cuando atribuya el trabajo de uno en el nuevo (por ejemplo, mediante un enlace al artículo). Recurro a licencias open source permisivas con atribución para mis desarrollos de software siempre que puedo, puesto que creo que internet debería ser ante todo un campo sembrado de oportunidades y no de murallas, pero cada uno es libre de elegir la licencia que crea oportuna.

De entre todo el contenido publicado en la red, bien sea por desconocimiento o por vagancia, las fotografías son las que peor trato suelen llevarse. Incluso nosotros, los bloggers, tendemos a utilizar imágenes para nuestros artículos sacadas directamente del buscador, sin pararnos a mirar qué tipo de licencia tienen, y mucho menos señalando la autoría de la misma.

Este era un tema que me preocupaba bastante, porque aunque sabía que existían bancos de imágenes en donde obtener la licencia de explotación de las mismas, siempre acababa encontrando problemas que me hacían volver a su uso fraudulento, tirando de Google como motor de búsqueda. Entre las principales razones, se encuentran tres que creo que cualquiera que ha estado en esta tesitura comprenderá a la perfección:

  • Experiencia de usuario deficiente: Lo que yo busco en un banco de imágenes es una página con un cuadro de búsqueda, quizás con la posibilidad de filtrado avanzado, y que me permita en tan solo un par de clicks descargarme la imagen. Esto que parece obvio acaba representando un problema en la mayoría de servicios de este estilo (navegación confusa, necesidad absurda de clicar varias veces hasta llegar a la página de descarga,…).
  • Abanico de contenido: Que cuando hagas una búsqueda te devuelva al menos varias páginas de fotografías es algo que se agradece (ya que si son pocas y no te convence ninguna, te tocará volver a buscar con otras keywords, lo cual es una pérdida de tiempo). Y esto es un problema cuando tu proyecto necesita contenido visual muy específico (como en mi caso con los artículos de seguridad o privacidad).
  • Calidad: Para mostrar contenido en internet (y a no ser que requieras una calidad superior por ejemplo para un portafolio de un fotógrafo), con 70ppp suele ser suficiente. Pero hay veces que precisas más (por ejemplo para imprimir folletos, encuadernar o para alguna parte específica de un proyecto digital o landing page), y ahí es donde un motor de búsqueda genérico falla estrepitósamente (recordar que más dimensión no asegura mayor resolución).

Había probado varias alternativas, y ninguna me había funcionado:

  • FlickrCC (EN): un servicio de Flickr en el que organiza las imágenes según su licencia Creative Commons. Fotografías de muy buena calidad, pero en un servicio que falla en los dos puntos arriba mencionados.
  • RecursosTIC (ES): El ministerio de educación, cultura y deporte de España liberaba hace ya casi un año varias colecciones de imágenes digitales para su libre uso relacionadas con el sector de las TIC y el arte. Una gran iniciativa, pero cerrada a su uso únicamente educativo (lo digo para quien lo quisiera usar con fines comerciales) y que vuelve a pecar de los dos primeros puntos anteriores.
  • WikimediaCommons (EN): Parecido al servicio de Flickr, pero tirando del contenido de Wikipedia. Lo que en principio te asegura una basta colección de contenido. La navegación hay que reconocer que está lograda (sería raro viniendo de Wikipedia) y en principio parecía una buena alternativa (había que buscar las cosas en inglés pero eso es algo aceptable). Pero paradójicamente falla en el tercer punto, la calidad, al servir imágenes en la mayoría de casos de muy bajas dimensiones (ya ni hablemos resolución), a las que al menos un servidor no les encuentra uso alguno.

Al final, la suerte ha querido que los chicos de Depositphotos (ES) se pusieran en contacto para una posible colaboración, que he aceptado de buena gana.


Hablamos de un servicio de pago, pero que cuenta con algo más de 16 millones de imágenes, 2 millones y medio de vectores (por ejemplo para iconos o fondos escalables), millón y medio de fotografías enfocadas a editoriales y algo más de medio millón de vídeos, todo en alta calidad y diferentes resoluciones, y que abarcan (al menos por lo que llevo probado) todos los campos habidos y por haber (y mire que he intentado ser puñetero).

El motor de búsqueda que usa es muy potente, y lo resalto porque el sistema de recomendación ha estado vivo al referenciarme de forma automática contenido que quizás no contenía las keywords que un servidor había marcado, y que sin embargo venían implícitas en el contenido audiovisual (o podrían interesarme). La experiencia de navegación es muy buena (versión móvil incluida), y cumple a la perfección las estrictas restricciones que le pongo a este tipo de herramientas que cambian mi forma de trabajar diariamente.

Tanto me ha gustado que lo que en principio iba a ser una única colaboración, ha acabado por ser una a largo plazo. Como ya habréis visto, he empezado a utilizar imágenes de Depositphotos (ES) en mis artículos, siempre y cuando el artículo se preste a ello (está claro que una noticia de última hora seguramente requiera de una fotografía de última hora), y sin duda es un servicio que recomiendo encarecidamente para todos aquellos que necesiten, ocasional o habitualmente, contenido audiovisual de calidad para sus proyectos.

Te libras así de los posibles problemas legales que pudieras tener (más si tu intención es usarlo en un producto comercial), y seguramente tengan un plan que se ajusta a tus necesidades (el precio por imagen parte de los 0,11 €, lo cual deja claro que no hablamos de un servicio dirigido a una élite económicamente pudiente), dejando de lado que cada semana liberan contenido gratuito (ES).