Me ha dado por echar un ojo a cuándo decidí irme a SiteGround, y veo que fue nada más y nada menos que en 2016.
Por aquel entonces la web estaba en 1And1, uno de esos proveedores low-cost que, como cabría esperar, consiguen bajar el precio a costa de reducir al mínimo las prestaciones. Entre ellas, caídas de vez en cuando y un soporte técnico prácticamente inexistente.
Así que tras una temporada de mala experiencia, como contaba por aquí, me animé a hablar con Moncho (@monchomad), Country Manager de la empresa, y al poco ya estábamos migrando a su hosting.
Y desde entonces, bien feliz, oye.
Quitando un par de sustos (el último, recientemente), y que se deben más a la configuración un tanto particular de mi página que realmente a fallos de su sistema, puedo decir que SiteGround me funciona.
¿Por qué? Pues porque como pasa en este tipos de servicio, lo mejor que puedes decir de ellos es que son transparentes en el día a día.
Que de un hosting lo que esperas, por mal que suene, es que no sepas que existen. Que todo funcione como debería funcionar. Que no tengas que ir detrás de ellos para nada (raro será que cuando necesites ponerles un ticket, no sea por un problema). Punto.
El éxito de la diferenciación
En todos estos años de desarrollador creo que he tocado prácticamente la mayor parte de proveedores de hostings “conocidos” (y bastantes de estos pequeños proveedores que revenden espacios de los grandes), y esto te permite tener una visión con bastante criterio de lo que hace bueno o a un hosting, y sobre todo de lo que no quieres ver ni en pintura.
Hace unas semanas hablando con Moncho me contaba cómo, tras el comienzo de la pandemia, y como también hemos comentado por estos lares, ha habido una explosión de nuevos clientes que han encontrado en este bypass económico el momento perfecto para digitalizarse.
Para sacar a la luz una web, para dar una vuelta de tuerca, apuntando al mundo digital, a la propuesta de su empresa.
Lo que supuso que, de la noche a la mañana, prácticamente todos los proveedores serios de hosting hayan crecido de forma salvaje.
Cuando algo así pasa en tu negocio, lo primero que piensas es “¡Coño, qué bien!”. Si antes facturabas X, ahora facturas X por Y, así que a ojos del resto de la sociedad tienes un negocio exitoso.
El problema es que escalar un servicio como el que ofrece un proveedor de hosting de la noche a la mañana no es para nada tarea sencilla. Al menos, si como le pasa a SiteGround, lo planteas con un soporte técnico (no solo de administración de sistemas, sino también de CMS y desarrollo) a la altura y con tantas herramientas de desarrollo propio (tanto plugins para CMS como WordPress, como su propia interfaz de administración).
Que esto no va de apretar un botón y liberar tropocientos miles de gigas extra para nuevos clientes. La infraestructura, sobre todo si se diseña desde el paradigma de cloud, es hasta cierto punto “fácilmente” escalable. Pero el soporte, es decir, el tener a gente con suficientes conocimientos respondiendo llamadas y tickets, es harina de otro costal.
Así que imagínate el percal.
De la noche a la mañana, muchísimos más clientes… en un entorno que precisamente es más complicado a nivel de recursos humanos (trabajadores que pueden caer enfermos y por tanto de baja, teletrabajo forzado para parte de personal que puede no tener su casa habilitada para ello…).
En una situación como esta, muchos proveedores simplemente dejaron de dar soporte y aceptaron por defecto a todo nuevo cliente. Lo que supone, de facto, perder la calidad del servicio.
¿Qué hizo SiteGround? Pues subir los precios, actualizándolos en referencia a las nuevas funcionalidades que habían incorporado en los últimos dos años. ¡En plena pandemia!
Lo que les ha permitido mantener lo que les hacía diferencial (soporte humano y cualificado, desarrollos a medida de toda la experiencia de usuario y funcionalidades propias) contratando mucho más personal. Es decir, mantener el nivel de calidad al que ya nos tienen habituados y escalar a la vez.
Que suena fácil decirlo, pero luego hay que vivirlo desde dentro…
Tomar la decisión de subir los precios es un canto a los Dioses que puede salirte bien, como les ha ocurrido, o justo lo contrario, si este no tiene reflejo en mejoras que el cliente final valore.
Y es más, justo hace cosa de un mes estos cambios ya los hemos visto reflejado en nuestro panel de administración.
Durante estos meses, además de dar soporte a sus clientes y a los nuevos, han renovado por completo la interfaz, añadiendo, de paso, mayores funcionalidades a su sistema de cacheado.
Un sistema de cacheado que, precisamente, fue el que dio problemas en esta página, al entrar en conflicto, como decía, con algunas particularidades de mi web.
Cuando entró en funcionamiento, la web se cayó debido a un par de scripts que por algún motivo se ejecutaban continuamente, creando un DDoS interno (la propia web se auto bloqueaba a sí misma, impidiendo al resto de usuarios acceder a ella).
Tras hacer mil y un pruebas por mi parte (al principio desconocía cuál era el problema), decidí hablar con Moncho, y este puso a dos de sus ingenieros a revisar qué demonios estaba pasando, para encontrar esos dos scripts y el DDoS.
Se creó a mano, solo para esta web, un par de excepciones en el sistema de cacheado interno, y listo. La página ya funciona tanto con el caché a nivel de servidor como con el cacheado a nivel de WordPress y el proxy inverso que tengo por CloudFlare.
Me llega a pasar esto en otro hosting… y ya me puedo dar con un canto en los dientes si recupero la página en algún momento…
De todos mis clientes (algunos de ellos ya estaban o les he animado a pasarse a SiteGround cuando comenzamos a trabajar), solo en otro caso me he encontrado con un problema parecido, pero con esa página en cuestión bastó con borrar el caché previo para que ya desde entonces la página funcionase correctamente.
Y a cambio, por eso de que ahora el sistema de cacheado está por defecto activo, han conseguido por un lado ahorrar muchísima carga de trabajo a sus servidores y ofrecer una velocidad de carga superior a las páginas de sus clientes. Algo crítico para el posicionamiento SEO (y para la usabilidad de cualquier web), máxime teniendo en cuenta que la mayor parte de webs no cuentan, como es el caso de PabloYglesias, con un sistema de cacheado tan complejo implementado.
Así que en esas estamos. Con una empresa que en plena pandemia ha aumentado de personal, manteniendo su soporte técnico a la altura con una demanda muy superior de sus servicios, e implementando una serie de funcionalidades que la hacen única.
Si buscas un hosting de calidad, no puedo más que recomendarlos:
¡Ole por SiteGround, y ole por Moncho!
Liderar una empresa de este tipo no debe ser para nada sencillo. Sobre todo en situaciones tan complejas como las que hemos vivido últimamente.
________
¿Quieres conocer cuáles son mis dispositivos de trabajo y juego preferidos?
Revisa mi setup de trabajo, viaje y juego (ES).
Y si te gustaría ver más de estos análisis por aquí. Si el contenido que realizo te sirve en tu día a día, piénsate si merece la pena invitarme a lo que vale un café, aunque sea digitalmente.