mandalorian

La historia viene de lejos.


La cuestión es que hace unos años buena parte de los usuarios demandábamos que nos dieran la posibilidad de pagar de forma JUSTA por el contenido (me centraré en este caso en la industria del cine, pero esto mismo compete a cualquier otro formato de consumo, música, literatura o videojuegos incluidos).

El escenario, al menos fuera de EEUU, a principios de 2015, es que la única opción que teníamos para poder consumir todo el catálogo de series y películas que estrenaba la industria pasaba irremediablemente por piratear el contenido.

No es que no quisiéramos pagar, ojo. Es que directamente, aunque quisiéramos, no había servicio o servicios que nos ofrecieran acceder a ese catálogo, teniendo que esperar incluso años hasta que los escasos servicios de vídeo bajo demanda que existían tuvieran, si eso, licencia para emitir oficialmente tal serie o tal película.

En octubre de 2015 llega Netflix, y como comenté por aquel entonces, se une a la guerra por el streaming de contenido que ya habían empezado por estos lares WUAKI, YOMVI y FILMIN (y en menor medida las propuestas de las cadenas de televisión tradicional más los servicios de las operadoras de telecomunicaciones), abriendo la veda a que por fin hubiera un servicio que más o menos aglutinase buena parte del catálogo.

Y fue una época dorada para el consumidor de a pie. Muy parecida a la que seguimos curiosamente viviendo en el apartado musical, con un Spotify que sigue, pese a que competencia no le falte, siendo el caballo ganador donde el usuario sabe que va a estar sí o sí todo el catálogo que busca.

Pero con el audiovisual esta maduración del ecosistema, que está cada vez más descentralizado, aún no ha llegado. Y peor aún, va cada vez a peor.

Primero HBO, luego Amazon Prime Video, y ahora Apple TV+ y Disney+

Lo que empezó como una gran noticia (por fin podemos pagar una suscripción JUSTA por acceder a un catálogo decente de contenido de forma legal) se les ha ido de madre.


Solo en nuestra casa hoy en día estamos pagando:

  • 18 euros al mes de la versión 4k de Netflix: El principal servicio que utilizamos, y que en cosa de dos años ha subido ya tres veces de precio.
  • 9 euros al mes de HBO España.
  • Unos 3 euros al mes (prorrateando) por Amazon Prime Video.
  • 5 euros al mes por TV+.
  • Sin contar Vodafone TV, cuyo precio viene incluido en la factura mensual de móviles.

En total, alrededor de 40 euros al mes por acceder a un catálogo que «casi» cubre todo lo que queremos consumir. Y digo casi porque he dejado fuera por supuesto el catálogo de originales de HULU que también me interesan y algún que otro de Movistar+.

Es en este escenario, todavía más dividido en el panorama estadounidense, cuando aparece Disney esperando que paguemos otros 7-8 euros (el precio en Europa aún no está del todo claro) al mes.

Y ha ocurrido lo esperable. Que el vaso ya estaba colmado y se ha derramado.

Un repunte de las descargas ilegales y el mercadeo de cuentas robadas

Dos noticias de hace apenas unos días tras pasar escasas horas del lanzamiento de Disney+ en los cuatro países donde ha salido:

  • Disney + and ‘The Mandalorian’ Are Driving People Back to Torrenting, en Modherboard (EN).
  • Thousands of hacked Disney+ accounts are already for sale on hacking forums, en ZDNet (EN).

Pego por aquí un extracto traducido de la primera:

Una simple mirada a los sitios web de torrent muestra que muchas personas están pirateando los contenidos de estos servicios: los episodios de The Mandalorian y Dickinson tienen cientos o miles de seeders y se encuentran entre los programas más populares en los sitios de torrent.


Me puse en contacto específicamente con Disney, Apple y Netflix para preguntarles cuál era su política sobre el contenido pirateado, y no he recibido respuesta, pero es obvio que estas compañías suponen que al menos algunos de sus espectadores no están pagando el precio total por sus servicios. Dado que se puede ver hasta seis transmisiones simultáneas con Apple TV + y cuatro con Disney+ y el paquete superior de Netflix, la forma más común de piratería, el intercambio de contraseñas, está integrada en el sistema.

Luego sigue con el tema legal, y la estrategia actual de ir a por los sites de piratería en vez de a por el infractor (habla del caso estdounidense, que por aquí ya sabéis que las extorsiones ilegales a particulares siguen), pero más allá de intentar penalizar al consumidor, habría que plantearse si el problema, nuevamente, no se debe a la propia industria.

Creo que muchos ya hemos demostrado que estamos dispuestos a pagar un precio JUSTO por el acceso a este contenido. Pero un precio JUSTO supone que además de pagar, el precio vaya acorde con lo que obtenemos.

Si ahora cada uno saca su servicio de streaming y espera cobrar otro tanto por su cuenta, está claro que tarde o temprano esto va a llevar a buena parte de los usuarios nuevamente al pirateo.

Un pirateo que para colmo cada vez es más cómodo (montarte un centro multimedia Plex en casa y automatizar todo el proceso es cuestión de una tarde, y a partir de entonces tienes en tu ordenador un servicio de streaming multidispositivo que funciona casi tan bien como cualquier otro de pago), con cada vez menos barreras de entrada (ya ni hablemos de servicios como Popcorn Time que no requieren nada más que elijas lo que quieres ver y listo).

Que a ver si de una maldita vez se dan cuenta de que la segmentación en pequeños jardines vallados es pan para hoy, hambre para mañana.

Que el futuro está en la centralización de experiencia. Algo parecido a lo que ha empezado a hacer Apple con su aplicación TV (entras en un sitio y tienes todo el catálogo, aunque luego se reproduzca cada contenido donde corresponda), solo que con una tarifa plana de acceso a todo ese catálogo.


Pero sobre todo, que pretender que el usuario en cuestión de ¿3 años? multiplique varias veces su gasto por acceso a ese contenido tiene un límite. El que da el sentido común y marca la nómina familiar.

Porque una cosa hay que tenerla claro: los usuarios vamos a seguir consumiendo ese contenido. Que lo hagamos pagando o buscándonos la vida por otros derroteros ya depende de lo que haga la industria:

La amplia mayoría de mis compañeros en Facebook ya han visto varios capítulos de Mandalorian y llevan desde entonces comentando la jugada al más puro estilo Juego de Tronos. Y casi ninguno vive en alguno de los países donde el servicio ha salido…

Se puede decir más alto, pero no más claro.

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