Disqus, el que fuera la niña bonita durante los últimos años en cuanto a gestión de comentarios en cualquier tipo de medio digital, presenta ahora Global Programmatic (EN).


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La respuesta de la compañía a monetizar esa interfaz tan lograda que tenían para administrar comentarios (para gestionar el discurso sobre un contenido propio), que vendrá acompañada de publicidad, y de la mejor forma posible (nótese la ironía): acaparando la primera posición del discurso (esto es, invasiva).

Una estrategia por monetizar un servicio totalmente loable, pero que bajo mi punto de vista es un total despropósito. Al menos para un servidor, que hace casi un año estuve a puntito de instalarlo como sistema de gestión de comentarios de esta página, y que afortunadamente, acabé por desestimar en favor de un desarrollo propio que me permitiera gestionar comentarios en diferentes redes sociales.

Y lo recojo como artículo del día porque sinceramente me parece un ejemplo claro de cómo la necesidad de afianzar un negocio en torno a una idea acaba por tirarla por tierra.

Me imagino ese hipotético Yo que hace un año hubiera optado por prescindir de la gestión (bastante pésima, todo hay que decirlo) de comentarios de WordPress en favor de Disqus (que reitero, ofrecía y ofrece mucho más), y ese día en el que descubro que aquella plataforma en la que confié para depositar (para externalizar, que se dice pronto) todo el discurso alrededor de mi contenido ha decidido superponer a los comentarios de mis lectores un anuncio de a saber quién o qué empresa (se espera que como mínimo esté relacionado con la temática).

¿Qué solución tengo? La verdad es que poca. Teniendo en cuenta que este año posiblemente la comunidad (oséase, ustedes) hayan producido (sin contar spam, claro está) alrededor de 1500 o 2000 comentarios, la opción de migrarlos uno a uno es directamente impensable. Si en su momento fui conservador, es posible que habilitase la opción de que se generara una copia de todo comentario en el propio WordPress, pero me pregunto cuántos administradores lo habrán hecho (más cuando una de las ventajas de instalar Disqus es aligerar el peso de la página). Y eso partiendo de que al menos en mi caso utilizaría un plugin específicamente diseñado para uno de los CMS más utilizados a nivel mundial, que ni me quiero imaginar la de personas que estarán utilizando Disqus para aplicaciones o webs creadas desde cero.

El resultado es una pérdida de control en un lugar en el que sin duda no interesa. Externalizar tiene sus ventajas (en este caso, el poder gestionar varios discursos desde la misma interfaz aunque pertenezcan a distintas páginas o apps, contar con una cuenta que puedes utilizar en cualquier lugar, manejar un historial de antiguos comentarios o enlaces que quieres volver a visitar,…) pero también sus inconvenientes.


La idea de red social de comentarios se me antojaba positiva (un agregador temático al estilo Twitter, pero sin restricción de 140 caracteres y con un valor atemporal). Ya no solo para el generador de contenido, sino para cualquier usuario (si necesito saber qué artículo me gustó tal día, busco el comentario que hice al respecto; si tengo que conocer los sentimientos de la comunidad respecto a un tema, voy a Disqus y no necesariamente a Google, que me va a mostrar únicamente enlaces a información contextualizada), y para colmo diseñado con buenas pautas de SEO. Con la llegada de la publicidad se pierde al menos el atractivo por parte del administrador, y hasta cierto punto del usuario, ya no en la propia plataforma, sino cuando éste está disfrutando del contenido de terceros (el activo de valor de Disqus).

Mire que he leído varios artículos al respecto y me sorprende que este punto se les escape a la mayoría. La plataforma de contenido es sin duda el elemento que más retiene a la hora de migrar el contenido. El sistema de comentarios es básicamente otra herramienta fundamental de la plataforma. Sin discurso no se genera valor (o al menos no el valor que un servidor entiende como tal). Y ahora mismo Disqus no me parece ni de lejos la opción más adecuada. Si quiero poner publicidad que sea yo quien la ponga y no un tercero, más en un entorno que entendía como mío, y que a partir de ahora, lamentablemente, ya no me pertenece.

Y me dejo queriendo para el final la parte más sombría del asunto. La censura con la que Global Programmatic pretende “moderar” comentarios que puedan resultar “molestos” al cliente. Y recordemos que el cliente ya no es el administrador, sino el anunciante. Así que lo que obtenemos con el nuevo Disqus es una genial herramienta de control del discurso, instalada ya no en páginas externas (ese papel ya lo juegan y muy bien el resto de redes sociales :)) sino en nuestra humilde morada.

 

Edit a día 9 de Noviembre de 2014: Según un integrante de Disqus (leer comentarios inferiores para más información) la medida será por ahora opcional, teniendo en mente que el objetivo es, como es de esperar, llegar a todos los usuarios del servicio.