Me ha encantado leer el estudio de Jeremiah Owyang (EN) sobre la economía colaborativa con el auge de modelos de negocio basados en internet, y cómo en algunos casos, se producen movimientos aparentemente contrarios a la tendencia unificadora de la red que vaticinan un nuevo mercado más social y cercano bajo el cobijo de la intermediación.


mercadocolaborativo

Os dejaré al final del artículo un slidshare del mismo analista en el que pone algunos ejemplos a considerar para ratificar sus ideas, pero me quedo del discurso con algunos puntos que sí comparto, delegando otros que aún creo que están demasiado verdes como para ser considerados, y añadiendo otros de mi propia cosecha:

  • Empresas incluyendo en su modelo de negocio al consumidor: Es el principio de la intermediación (del marketing orientado al cliente), y a cada paso que damos, se hace más palpable que este hecho será vital en el funcionamiento de las compañías del futuro (sino de las de ahora). Ahí tenemos Amazon como proveedor de intermediación, Google como intermediaria entre la información y el usuario y muchas otras que están virando hacia este supuesto. Lo interesante ya no es que un servicio haga de intermediario entre el consumidor y el consumible, sino que ofrezca un canal de comunicación efectivo y sencillo para la comunicación (sea compartición, sea comercio) entre consumidores.
  • De la globalización a la localización: Un tema que parece contradictorio, y que sin embargo empieza a emerger como tendencia. Internet, la basta red de comunicación globalizada, está cada vez enfocándose más en comunicar con los cercanos, y no tanto con los que están muy lejos. Esta especialización tiene sus partes buenas y malas, en tanto en cuanto vemos como lo que debería ser una plataforma de comunicación abierta se cierra a los designios de distintos servicios, centrados en mirarse el ombligo y evitar que la información fluya hacia fuera. Y por otro lado, favorece el auge de servicios centrados en la localización, que mejoran sustancialmente los procesos habituales de nuestra vida (hacer la compra, estar en contacto con vecinos, vender productos que ya no necesitamos,…).
  • Pagar por lo que deseas que sea, y no por lo que hay: El mejor ejemplo de crowdfunding, cuando el consumidor apoya un proyecto de algo que en verdad desea que llegue a trasladarse a la realidad. Algo impensable hace unos años (a fin de cuentas, ser consumidor no es más que un estado de un usuario que compra un bien). La figura del prosumidor, que acompaña toda la cadena de producción, desde su financiación inicial, a su posterior compra y recomendación a otros posibles interesados. Todo adobado en internet.
  • Impresión 3D y democratización de los datos: Meto en este último punto dos aspectos que me gustaría tratar en conjunto. Por un lado la esperable llegada de la impresión 3D a los hogares, que un servidor ya comentó en su momento, y sobre lo que que sigue pensando que no es algo de aquí a cinco años, pero que sí cambiará para siempre la figura de la industria, de creadores de productos a creadores de ideas que son producidas por el cliente. Y por otro la liberación de esos datos (esperemos que anónimos), unido a la modularización de los servicios de Big Data (seguramente mediante la figura de un market de aplicaciones con input y outputs abiertos a ser encadenados), para disfrute y análisis de cualquier elemento de la cadena, sea consumidor, sea otra empresa. La información por tanto pasa a ser de ámbito público, lo que mejorará sustancial y permanentemente todos y cada uno de los aspectos relacionados con el consumo (y en general, con la vida que conocemos).