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Estos días se ha hecho viral el llamado #10yearchallenge, una excusa más para que subamos fotos de nuestro yo de hace 10 años y el de ahora, a ver si la cosa ha mejorado o ha empeorado.
El caso es que basta mirar nuestro timeline de Facebook o Instragram para encontrarnos mil y un challenges de este tipo.
Y no sería algo estrictamente negativo si algunos no tuviéramos ya “los huevos pelaos” con este tipo de campañas, que es cierto que algunas veces surgen de forma espontánea (economía del conocimiento colaborativa), y otras, las que me preocupan, vienen motivadas por intereses partidarios.
La cuestión es que, de pronto, millones de personas están compartiendo fotos suyas de hace 10 años y de ahora, todas identificadas con el hashtag #10yearchallenge (EN/ergo, estructuradas), y al parecer no he sido el único en percatarse que esto es una mina de oro para los sistemas de reconocimiento facial.
Lo comentaba Kate O’Neill, editora de Wired, hace apenas un día (EN). Con la tontería estamos ofreciendo de forma gratuita a terceros (sean las propias compañías detrás de estas grandes plataformas sociales, sea cualquiera que le de por scrapear este hashtag) una ingente cantidad de pares de fotografías ya segmentadas (nuestro yo pasado y nuestro yo actual) para que los algoritmos de reconocimiento facial entrenen, mejorando todos los sistemas donde éstos algoritmos operan.
Entre ellos, el reconocimiento facial de nuestros smartphones, pero también el reconocimiento facial en cámaras de videovigilancia o en los propios algoritmos de identificación en imágenes.
Para colmo con una base de datos que en la mayoría de casos no existía (hace 10 años Facebook era apenas conocido, y la mayoría de usuarios ni siquiera tenían hasta ahora alguna foto de aquella época subida a Internet).
Y es que esta estrategia (la de crear un viral aparentemente social para servir de entrenamiento a los intereses de tal compañía) no es ni mucho menos nueva.
Microsoft hizo lo mismo hace tiempo con Project Oxford.
¿O ya no te acuerdas de aquellos servicios que te permitían, subiendo una foto, calcular tu edad (EN), cómo serías si fueras del sexo contrario, y demás tonterías así?
Que ojo, no estoy diciendo con esto que el fin de esa hipotética empresa detrás de una campaña como esta sea malo. Todo lo contrario. Facebook tiene mucho interés en mejorar su reconocimiento facial, y de hecho, es algo que en su día he aplaudido precisamente porque así se puede mejorar la seguridad de nuestra presencia digital.
El verdadero debate, como ya he comentado en más de una ocasión, son los usos tergiversados de toda esa información por terceros. A fin de cuentas, toa esa base de datos está abierta al escrutinio de cualquiera que revise ese hashtag.
En fin, que la próxima vez que participes en algún viral de este estilo que al menos tengas en cuenta sus potenciales riesgos.
Yo, por lo pronto, subo aquí mi foto del antes y del ahora (curiosamente sigo poniéndome mallas, pero en otros escenarios jajaj), pero me guardo la cara detrás de un emoticono. Aunque bien pensado, ya hay tanto contenido mío en la red que de poco más va a servir.
Menos mal que Tuenti (una red social que pegó hace 10 años mucho en España) acabó cerrando… :D.
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