Intentar emular las terminaciones nerviosas de un cerebro es algo que los científicos llevan intentando desde hace tiempo.
La capacidad de manejo de información que tenemos es limitada en algunos aspectos, mientras que en otros supera con creces las posibilidades del ordenador o conjunto de ordenadores más potentes en el mundo.
Ejemplos de esta fabulosa capacidad, es la indexación y agrupación de información según numerosas categorías, así como el hecho de afianzar nuestros conocimientos desbordando nuestra mente de sueños por las noches.
Pero no todo es de color de rosas, y algunos simples juegos visuales hacen confundir nuestro procesamiento hasta niveles alarmantes. Aquí os propongo algunos de estos efectos, por lo general sencillos de llevar a cabo, y que dejan patente que la generación de superordenadores del futuro deben asemejarse a un cerebro en algunos puntos, pero corregir estos errores, por el bien de las funciones que tengan que procesar:
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