Y hablo de la industria audiovisual, porque llamarlo televisión ya no tiene sentido.

Más aún cuando nos damos cuenta que Netflix ha sido nominada en nada menos que 14 premios Emmy (ES).


netflix

Esto abre un sin fin de discursos interesantes, al tratarse la compañía de un intermediario que ofrece contenidos bajo demanda por internet, y que apenas hace un par de años decidió dar el salto y no solo ofrecerlos, sino también crearlos.

En TechCrunch reflexionan sobre ello, recordando también el caso particular de las cadenas de cable como la HBO, que empezaron así mismo como contenedores de contenido servido a la carta, y ahora son además productores, y están barriendo en calidad al contenido de las cadenas públicas.

Pero me parece aún más interesante el hecho de que en unos premios puramente dedicados a series y programas televisivos como son los Emmy acabe por tener una presencia destacada una empresa que no ofrece televisión, sino contenido en internet.

Otro ejemplo de que la industria audiovisual no está en crisis, sino que quien lo está son los dinosaurios del lobby que siguen pretendiendo que sus clientes sean meros espectadores, con aburridas parrillas de programación y sentados delante de la caja tonta. El espectador de hoy en día está frente al tablet y el smartphone, y tiene en su casa un ordenador. Quizás también haya en el salón una televisión, pero es probable que ya sea inteligente, y prefiera conectarse a youtube que seguir como un zombie los designios de las cadenas.

Una televisión que no está en el televisor, que ofrece contenido a la carta, no una programación que puede o no interesarte, y que permite el bidireccionamiento.

Pero claro, es mucho más sencillo quejarse a gobiernos de que no se llega a fin de mes, que es injusto que otros recién llegados quieran ganar parte del pastel que históricamente nos corresponde, y que hay que seguir por el mismo camino, y que sean los propios clientes quien cambien sus hábitos para adaptarse a nuestro contenido.