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android sideloading

Android e iOS son diferentes en muchas cosas.

Eso no cabe duda.

Pero una de ellas, que además ha tenido históricamente bastante impacto en la forma de entender cada uno de los dos grandes sistemas operativos móviles del momento, ha sido la decisión de uno y otro por permitir, o no, el sideloading.

SIDELOADING SÍ; SIDELOADING NO

¿Que a qué me refiero?


Pues a la capacidad que tiene el usuario de instalar aplicaciones de fuera del marketplaces oficial:

  • En iOS no se ha permitido nunca al grueso de usuarios (sí es cierto que han abierto la veda en algunos derroteros, como en los entornos M2M corporativos).
  • En Android siempre se ha permitido.

De hecho, por estos lares hemos sido históricamente defensores del sideloading. A fin de cuentas, estar en contra es aceptar que lo mejor para nosotros es que un padre superior (como es Apple) decida qué podemos o no hacer con unos dispositivos que, recuerdo, hemos comprado y nos pertenecen.

No solo eso, claro, y es que el no ofrecerlo en dispositivos Apple ha sido su principal acierto, a nivel de negocio, todos estos años.

Hoy en día la sección servicios de la compañía ya representa una tercera parte de todos los ingresos de Apple. Y aunque Apple se guarda muy mucho el conocimiento de cómo está repartida esa tarta (mete en el mismo saco tanto la App Store, como el resto de servicios seguramente muchísimo más minoritarios como TV+, las suscripciones familiares o Apple Arcade), es vox pópuli que la amplia mayoría de ese pedazo de 33% de facturación viene dado por la gallina de los huevos de oro: su App Store, y en líneas generales, el 30% (con matices, sí) que cobra de cada suscripción o descarga.

De ahí viene, de hecho, la razón de que hoy en día el mejor calendario de iOS no sea Calendar, o la mejor app de notas no sea Notes. A Apple no le interesa dominar todas y cada una de las grandes categorías de apps en su ecosistema, por eso de que resulta infinitamente más cómodo ofrecer de forma nativa una app decente… y cobrar el 30% del desarrollo que realizan terceros.

Es dinero GRATIS que entra en caja. Sin hacer nada.

Y así llegamos al tema del que quería hablar hoy, porque llevamos ya unos años con el run rún de que, lo mismo, el hecho de que en iOS no puedas instalar apps de fuera del marketplace oficial, “lo mismo” (recalco), puede ser visto como un abuso de posición dominante.


En esas está Europa, Japón, Reino Unido, y cada vez más EEUU. Apple ofrece el dispositivo y el sistema operativo, cobrando por ambos, pero es que además te fuerza a que cualquier compra que hagas la realices por su marketplace, llevándose ella un 30% (con matices, sí) de cada transacción.

Que da igual que hablemos de un desarrollador en su casa, que muy probablemente acepta de buena gana esa comisión a cambio de no tener que gestionar él mismo también la pasarela de pago, que una multinacional como Netflix, Microsoft o Spotify, que ya tiene su propia plataforma de pagos.

En esas estamos, decía, con una aparente y forzosa apertura futura a apks de terceros en iOS, cuando nos enteramos estos días que en Android, el baluarte donde siempre se ha permitido el sideloading, ahora están valorando limitarlo.

Y es que parece que en Android 14 los beta testers se han encontrado con que los requisitos para poder instalar APKs se han endurecido: Ya no vale cualquier APK, sino una que esté por encima de la API 31 (EN), es decir, por encima de Android 12.

Obviamente no es algo catastrófico, y si me apuras, hasta lo veo correcto, ya que de esta manera, se fuerza a que haya un mínimo de seguridad también con el tema de las APKs.

Pero a cambio es cierto que pasamos nuevamente a esa eterna pugna entre abrazar las medidas de seguridad… a cambio de aceptar menos libertades (individuales y colectivas), o justo lo contrario.

Porque un sideloading limitado a una API específica o superior, supone, en efecto, mayor seguridad para el ecosistema, en un punto que, precisamente, es de los más débiles que tenía.


Pero a cambio, significa aceptar que no podremos instalar lo que queramos en ese dispositivo que, recalco, hemos comprado y nos pertenece. Eso y que a los desarrolladores no les quedará otra que pasar por el aro y actualizar sus desarrollos... no porque la app en cuestión lo necesite, sino porque hay que cumplir unos requisitos que poco a poco encapsulan más su propio desarrollo a los designios de Google.

Justo lo que en principio buscaba algunas de aquellas apps que no quieren, por filosofía, pasar por la Play Store.

Y a esto únele los cambios que Google va a tener que implementar en Android si quiere seguir operando en India. Entre ellos, el aceptar que los fabricantes puedan decidir qué apps de Google vienen preinstaladas en sus dispositivos (hasta ahora tenías que meter, sí o sí, todas), que el usuario tenga que decidir qué navegador quiere usar cuando inicial el móvil por primera vez, o que haya métodos de pago alternativos también en las apps instaladas desde Google Play.

Una Apple forzándola a ser cada vez más una Google, y una Google queriendo ser de mayor Apple, impelida a seguir abriéndose a la competencia.

Una de cal, y una de arena.

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