Leía ayer una entrada de hace más de un mes en El País (cosas de Twitter) sobre las declaraciones de César Alierta, presidente de Telefónica, que instaba a la rebelión, que en el argot empresarial de las telecos, quiere decir unirse para cambiar la normativa vigente y que de esa forman se lleven más trozo del pastel.
Dentro de las declaraciones esperables del dirigente de una de las telecos más poderosas del mundo, se encontraba una necesidad razonable, y que no es otra que la de controlar a las empresas de servicios (Google, Amazon, Facebook,…) tanto como se está controlando a las telecos (aunque recordemos el claro monopolio que ostentó Telefónica en España, solo roto por la acción conjunta del regulador español y europeo, y como corrupto que es pillado, nuevo fichaje que acaba en sus filas,…).
Lo cierto es que parece que es ahora cuando se empieza a tener en cuenta esto, con el fallo moderado de la FTC sobre Google, y en espera de las palabras de la UE.
Pero quería centrar el debate en el segundo punto candente del discurso: el “parasitismo” de las empresas de servicios sobre las de infraestructuras.
El único monopolio que existe es el de la falta de competencia
Alierta (y en definitiva el resto de telecos), se queja de que las compañías de servicios se nutren de su infraestructura para sacar beneficio económico (vamos, el pilar básico de la economía en escala), y que por ello, deberían pagar un porcentaje de beneficio a estas últimas.
Gráfico del mercado del SMS en EspañaLo mejor de todo, es que hasta hace nada, exigían este compromiso sin ni siquera haberse planteado entrar en el mismo mercado, con todo el potencial, tanto logístico como de distribución, que tiene en su haber una teleco.
Porque seamos sinceros, los OTT, los servicios de contenido (principalmente audio y vídeo) que nos permiten comunicarnos por internet (en el que podemos encontrar aplicaciones de la talla de WhatsApp, Skype, Line o Wuaki.tv) han ido copando, y acabaran por desbancar a las llamadas de voz y los SMS, pero volvemos al cuento de siempre, intentar cambiar la legislación a tu favor sin esforzarte en entrar en un mercado del que podrías ser un miembro importante, como pasa con la industria audiovisual o los medios tradicionales.
Hablamos de compañías (las telecos), que controlan la plataforma base donde se asientan los servicios, y que por lo general, de mano de las operadoras, tienen hasta acceso a los dispositivos y medios de distribución de dichos servicios.
Están en todo su derecho de crear el WhatsApp del futuro, o el servicio de mensajería VoIP, o generar los canales audiovisuales de disfrute de contenido con mayor viralidad, y ¿lo único que se les ocurre es pedir compensación económica?
Actualizarse o morir
Es bien sencillo, estudios de mercado como el de Asymco y los SMS, dejan claro que hay una tendencia cada vez más profunda en depresión de servicios tradicionales como el SMS, los MMS o las propias llamadas. Las teleco, por tanto, están condicionadas a mejorar su infraestructura digital (recordemos que sigue siendo una aberración que en España nos estén cobrando conexión a internet y llamadas de forma distinta cuando todo va por el mismo satélite).
Se bajan los precios de las llamadas y los SMS, para intentar lo imposible, que la gente siga usando los medios de comunicación de antaño, pagando exorbitadas facturas, mientras internet te permite hacer lo mismo a cualquier hora con un precio fijo.
Como sencillamente la gente no va a seguir usando un producto arcaico por el simple hecho de que lo bajen de precio, deciden atacar, con bloqueos de servicios de VoIP y/o publicidad, cobros extras argumentando la razón más absurda posible, etcétera.
Y es entonces cuando algunos iluminados deciden adentrarse en ese mercado que está en auge, que siempre les ha pertenecido, y del que ahora, por pura vaguedad (porque dinero y personal hay) ya no son dominantes.
Así nacen proyectos como el de Voice HD de AT&T, que se espera a finales de año, y que mejorará de una vez el espectro de frecuencias a más del doble (superior a 7Khz), ofreciendo un activo de valor para optar por esta compañía (llamadas sin ese dichoso ruido de fondo que nos lleva acompañando desde la época analógica), o el de Joyn, el sistema de mensajería instantánea desarrollado por la GSMA (la asociación mundial de operadoras), y que vendrá a hacer competencia a los clásicos WhatsApp, Line, Facebook Messenger y compañía, con la ventaja de venir instalado de fábrica (de nuevo una demostración del potencial de controlar la cadena de producción inferior).
Un discurso insostenible
Y es ahí justo donde quería llegar ¿Cómo una empresa de la talla de Telefónica sigue en sus trece atacando a las empresas de servicios cuando ella misma está envuelta en el desarrollo de estos mismos servicios?
Ataco por un lado, pero por el otro pago con la misma moneda. Me encargo de tener una parte sustanciosa de Joyn, preparo mi propio sistema TuMe (que por cierto tiene todo el potencial de transformarse en todo un referente de la generación Tuenti), pero sigo ostigando a esos gigantes que se han hecho grandes gracias a mi pereza y mi conservacionismo.
Esa es la principal alternativa, pero reconociendo que no todas las operadoras están al mismo nivel, hay quien decide aliarse con el supuesto enemigo, una táctica en la que ganamos todos, ya sea Movistar con Spotify, Vodafone y Three en Reino Unido con Skype o incluso DT con Fon en Alemania.
Que no os engañen. Se están despertando empresas que pueden hacer una competencia feroz en el mercado de los servicios, y que sin duda aportarán algo de valor añadido y dosis de innovación. Lo que necesitan las teleco es evolucionar y adaptarse a un mercado que cambia a ritmo trepidante, ofreciendo tanto infraestructura como servicios según las exigencias del cliente, y no al contrario. Si se sigue esta máxima, el dinero viene solo.
El monopolio nunca ha sido bueno, y como siempre ocurre, se quejan ahora precisamente los que se deberían callar.
Edit a día 15 de Abril del 2013: Precisamente hoy se daba a conocer la noticia de que Orange saca al mercado su propia OTT con mensajería instantánea y llamadas VoIP, Libon. Parece que las telecos y las operadoras empiezan a caer en la cuenta de la importancia de este segmento de mercado.