Me apena profundamente tener que volver a sacar este tema una vez más, más si cabe porque veo como en mi país se está llevando con total impunidad este absurdo atropello a los derechos de los usuarios, escudándose en proteger a los dueños de los derechos de autor, cuando éstos están tan puteados como el resto.


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Viernes por la noche, se filtra una copia del anteproyecto de reforma de la Ley de Propiedad Intelectual que prepara el Ministerio de Cultura, y que seguramente, previo decretazo (como ya nos tiene acostumbrado el gobierno de este país, sea de derechas o de izquierdas), entrará en vigor el viernes próximo.

Nos tirábamos los pelos con la Ley Sinde, que fue firmada a puerta cerrada entre gobierno y el lobby de la industria, sin representación de los usuarios ni de las entidades de gestión de derechos de autor (para qué, si los únicos beneficiarios son los de siempre…). Nos quitaba el sueño pensar que pagaríamos justos por pecadores todos por si en algún momento se nos ocurría piratear algo (ya fuera un CD, o un kilo de patatas). Pues prepararos para lo que viene: La Ley Lasalle.

Estamos ante una Ley Sinde hipervitaminada, y tan absurda como los argumentos en los que se basa:

  • Si la anterior permitía la copia para uso personal, esta lo permite siempre y cuando, provengan de un original (entendible), que sea de tu posesión (por tanto el negocio del alquiler no está contemplado), y se use en el “momento oportuno” (esto es, si grabas algo de la televisión, tienes que verlo en directo, ya que sino estarás incumpliendo la normativa de difusión de contenido), algo totalmente absurdo (si lo tengo que ver en directo, no lo grabo…).
  • La ley Sinde permitía ir a por webs de enlaces que sacaran provecho económico de esta labor. La Ley Lasalle, permite lo mismo, pero en cualquier situación (es decir, este blog contraviene la normativa al enlazar contenido externo escrito por medios de comunicación, y así básicamente a cualquier web).

Lo peor de todo es que quien sigue ganando dinero con ello es el lobby de la industria. Los creadores, los artistas, aquellos a los que se les señala con el dedo por querer monetizar su obra, son precisamente los que menos pastel les toca.

Somos nosotros quien debemos acatar las normas de la industria, y los artistas aceptarlas, aún a sabiendas que nos está haciendo retroceder siglos, por el simple hecho que los políticos de turno solo saben mirarse el bolsillo.

Proponen cobrarnos por las copias que ellos mismos venden, pero no permitir que el resto haga uso de las mismas, y mucho menos dar el beneficio obtenido a los verdaderos dueños.


Son simples intermediarios, que ni ofrecen ni producen. Dinosaurios que se niegan a ver el potencial de la difusión por internet que tan bien le vendría al mundo del cine, incapaces de firmar acuerdos asequibles con servicios de terceros que les haría ganar millones, y que no dudan en recurrir al gobierno de turno para que cambie las normas a su antojo.

Son Parásitos de una sociedad que quiero pensar tiene conciencia de sí misma y de lo que le rodea, y que ya está plantenado saltarse intermediarios.

Porque no os llaméis a engaño. La Ley Lasalle es un atentado para cada uno de vosotros (a no ser que seáis ministro de cultura), seáis o no creadores. El fin del conocimiento al alcance de todos, del open source en su máxima completitud, de la libertad de expresión no condicionada y en definitiva de todas aquellas pretensiones que el señor Robert Lavine se niega a ver.

 

Edit a día 20 de Marzo del 2013: David bravo habla en el diario.es de todo lo que conlleva esta ley: un insulto hacia todos los ciudadanos y artistas del país.