Estamos acostumbrados ya al uso de aplicaciones y en general de software de manera aparentemente gratuita.

Todo producto comercial espera sacar negocio de su distribución, y el software no iba a ser distinto. Entonces, ¿qué modelos de negocio hay tras este mercado?


freemium

Principalmente hablamos de tres grandes modelos. Lo verdaderamente interesante de esta cuestión es que debido a las capacidades metamórficas del producto, es posible encontrarnos uno, dos y hasta tres modelos diferentes de negocio dentro del mismo, con sus respectivas subcategorías.

Ya hemos hablado largo y tendido del pago mediante información personal, una técnica muy beneficiosa cuando tenemos un grueso de clientes potenciales realmente alto, y que son pilares fundamentales del negocio de empresas de la talla de Facebook. Se basa en recopilar información de rutinas y datos personales del cliente, que son o bien vendidos a terceras partes, o bien aprovechados mediante big data para sacarles provecho en otros tipos de servicio de la compañía (como publicidad segmentada o ventas).

El segundo modelo viene normalmente apoyado por el primero, y no es otro que la publicidad. Un servicio puede servir de plataforma para anunciar otros, con la ventaja añadida de una segmentación innata (quien está consumiendo un servicio de mensajería instantánea, es que usa este tipo de servicios). hoy en día, es totalmente factible mantener grandes servicios únicamente con publicidad, siempre y cuando el medio ofrezca un activo de valor para tal uso. La principal ventaja radica en ofrecer servicios gratuitos a cambio del visionado de publicidad, normalmente segmentada mediante algoritmos de predicción de clientes según el target en el que te encuadres. La empresa gana dinero vendiendo ese espacio a terceros, que son los que en general acaban por pagar el mantenimiento y beneficio del producto, liberando de tal carga al cliente.

Y llegamos al tercero, que es en el que me quería centrar en esta entrada, y que recoge técnicas mixtas de los dos anteriores, freemium.

El terminó Freemium fue popularizado en 2006 por Fred Wilson de Union Square Ventures, y contempla todo aquel software que se distribuye de forma gratuita por los medios (tradicionales o digitales), pudiendo ser usado por el cliente sin pagar nada, y ofreciendo una versión de pago que cuenta con más características, aunque no sería hasta la llegada de Jared Lukin cuando se empezaría hablar de Freemium, la unión entre los términos ingleses Free y Premium.

Es difícil precisar quién fue el primero en empezar a usar este tipo de modelo de negocio, pero sin duda el primer uso masificado fue en el floppy disk que en algunos casos acompañaba a revistas técnicas o geeks, y que ofrecían demos de dichos programas. Gracias a este modelo, para un servicio puede ser realmente sencillo obtener una gran cantidad de usuarios aceptable para demostrar la validez del proyecto a la larga, y ya encontrar maneras de monetizarlo en un futuro (recordemos que muchas de las start ups actuales basan su beneficio en apoyo institucional, de aceleradoras e inversores privados).


Para que un modelo de negocio basado en freemium triunfe, se calcula que algo menos del 10% de los clientes tienen que mantener el 100% de gastos de mantenimiento y actualización del producto. Los usuarios que opten por pertenecer a este escaso porcentaje, por tanto, contarían con los beneficios de ser premium en el servicio. Algunas de las posibles ventajas para usuarios PRO de una herramienta freemium pueden ser los siguientes, ya sea por separado o en paquetes de varios de ellos:

  • Uso ilimitado en el tiempo: La versión gratuita del software (llamada normalmente demo) solo permite su disfrute durante un tiempo, siendo necesario pagar para hacer uso del mismo a partir de entonces. Sin duda el mercado de las herramientas informáticas y los videojuegos son dos de las grandes industrias que se han apoyado en este modelo para su negocio.
  • Nuevas características: La versión gratuita ofrece una versión capada del software, que solo desbloquearemos siendo premium. Muy útil en las aplicaciones móviles actuales, sobre todo en Android, donde no es raro encontrarse una versión gratuita capada y otra de pago con más características, y normalmente sin publicidad.
  • Licencias ilimitadas: La versión gratuita incluye únicamente un número máximo de licencias, que podremos aumentar pagando. Es muy usada en aplicaciones o herramientas que normalmente dependen de varios clientes y/o dispositivos, como veíamos hace tiempo con el anti-thef Prey.
  • Uso ilimitado: La versión gratuita está limitada a un número de veces, o a un espacio o capacidad máxima. Quizás el mejor ejemplo sea el de los servicios de almacenamiento en la nube como Dropbox.
  • Libre de anuncios: La versión pro del servicio elimina todo rastro de publicidad de la herramienta. No suele ser una limitación que venga sola (a no ser que la publicidad sea de verdad muy intrusiva), pero según el caso, puede resultar más rentable pagar para eliminar la publicidad en aquellas apps que más usamos.