Si bien la década pasada fue la época del boom de las herramientas, esta podríamos hablar de ella como la de la sincronización entre diferentes herramientas.


Cada vez más, los servicios a los que estamos acostumbrados a utilizar a menudo, están recibiendo soporte para comunicarse con otros servicios de internet, mejorando la experiencia de usuario, y permitiendo la fluidez y una relativa comodidad.

Sin embargo, el negocio que existe tras estas herramientas (APIs, o «Interfaz de Programación de Aplicaciones»), no es tan universal, y aún es temprano para tomar un estándar que los unifique.

Actualmente hablamos de dos tipos de APIs, API abierta, cuando la empresa del servicio pone a disposición de cualquiera las herramientas necesarias para usar el potencial de la misma, y API cerrada, aquella que se firma entre diferentes servicios elegidos por la empresa.

 

Ventajas y desventajas de una API abierta

El mejor ejemplo de una API abierta lo encontrábamos hasta hace poco en Twitter. La red de microblogging se nutre de la ingente cantidad de herramientas que los desarrolladores han creado a partir de su API, mejorando considerablemente la experiencia de usuario, y facilitando características que sus propios desarrolladores y creativos jamás hubieran podido crear.

Como puntos negativos, podríamos citar que todo este tráfico es gestionado por terceros, que pasan a tener el control del negocio que la misma empresa ha desarrollado, lo que conlleva a casos tan singulares como que una herramienta de terceros adquiera más importancia que el mismo servicio.


 

Ventajas y desventajas de una API cerrada

Un claro ejemplo sería el de Google Plus con Flipboard. La principal ventaja es el control de qué hace, como y a qué precio, los terceros. Por tanto, la empresa del servicio tiene control total del desarrollo de las herramientas de terceros, sacando además una comisión por permitir su programación.

El mayor inconveniente es la visibilidad, que como es de esperar, es muy inferior.

 

La evolución de twitter hacia un negocio más privatizado

El futuro de esta red podría estar cambiando. Si bien nació como una plataforma de información, cada vez empieza a parecerse más a un medio (TT personalizados, sección de informativos elegidos, …). La negativa a permitir el API que tenía Linkedin hace unas semanas solo hace preveer un marco económico que la gran compañía quiere controlar a toda costa, así como el contenido y su propia visibilidad, que ya está lo suficientemente implantada en nuestras vidas.