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Creo que es indudable que Facebook no está pasando su mejor momento.
Tras ya casi incontables abusos por parte de la gran compañía de redes sociales en lo que respecta a hacer competencia desleal y a usar técnicas claramente ilegales para dar de comer a su mastodóntico imperio publicitario, en el último informe ante inversores el bueno de Zuckerberg tuvo que reconocer que, por primera vez en la historia, Meta tiene menos usuarios que en el ejercicio anterior.
Algo que vino precedido, como cabría esperar, por una bajada de alrededor del 25% del coste de sus acciones. Una cuarta parte de su valor. Por ponerlo en contexto, hablamos de que de la noche a la mañana han desaparecido 232.000 millones de dólares (EN). La mayor caída en un día del valor de una compañía en la historia (EN).
Y sí, es cierto que justo estamos en un momento de recesión de los mercados, y que por tanto ese 25% no se debe únicamente a la crisis reputacional (hasta el punto de haberse cambiado de nombre) y de negocio (recordemos que todo su imperio de servicios se levanta sobre ecosistemas gestionados por su competencia; Android de Google, iOS de Apple, la web… de ¿todos?) que tiene la compañía, pero, a la vista de que su capacidad para pivotar es cada vez más reducida (la estrategia que ha llevado todos estos años de o te compro antes de que me hagas sombra, o te copio hasta asfixiar tu negocio parece haber encontrado su talón de Aquiles en una TikTok lo suficientemente fuerte como para hacerle frente, y en un metaverso que por ahora es poco más que unos avatares y unas promesas a futuro), y a que la confianza del usuario medio cada vez está más baja, creo que podemos estar ante la primera constatación de que ese imperio digital ha salido de su época dorada.
No solo por la carga histórica, sino porque el futuro que le depara, al menos a corto/medio plazo, es de todo menos halagüeño, con una Europa, y cada vez más una EEUU exigiendo cumplir unos estándares de gestión de datos personales diametralmente contrarios al sistema publicitario de la compañía. Un sistema que, recordemos, genera alrededor del 96% de los ingresos totales del gigante. Es decir, dependencia absoluta en él.
Si ya el movimiento de iOS de hace unos meses obligando a que sea el usuario quien decide si quiere o no compartir datos con Facebook supuso un desplome de la calidad de los anuncios en la plataforma, el fin del acuerdo de colaboración entre EU y EEUU en materia de datos personales ha hecho que la compañía de Zuckerberg se sacara de la guantera un documento (EN) entregado al SEC (Securities and Exchange Commission) alegando de que, de no permitir la libre circulación de datos, la empresa valorará sacar de Europa sus productos, es decir, dejar de ofrecer Facebook e Instagram (WhatsApp se libra de la quema por el tema del cifrado de punto a punto) en el viejo continente.
El órdago de Meta
Que ojo, no es una interpretación mía.
Cito textualmente:
Si no se adopta un nuevo marco de transferencia transatlántica de datos y no podemos seguir recurriendo a los CCE o a otros medios alternativos de transferencia de datos de Europa a Estados Unidos, es probable que no podamos ofrecer varios de nuestros productos y servicios más importantes, como Facebook e Instagram, en Europa, lo que afectaría de forma negativa a nuestro negocio, situación financiera y resultados de las operaciones
Esto, hace un lustro, lo mismo hubiera servido para que las autoridades europeas se lo pensasen dos veces.
Pero hoy en día, la respuesta de países como Francia y Alemania ha sido clara (EN).
No te preocupes, podemos vivir sin Facebook e Instagram.
Órdago lanzado, tocaba turno a Meta, que no le ha quedado otra que recoger cable (EN):
Meta no quiere ni “amenaza” con abandonar Europa y cualquier informe que implique que lo hacemos simplemente no es cierto. Al igual que otras 70 empresas de la UE y los EE. UU., identificamos un riesgo empresarial derivado de la incertidumbre en torno a las transferencias internacionales de datos.
Qué pronto se les olvida lo que dijeron apenas un par de días antes, oiga…
Por cierto, curiosidades o no, y por absurdo que parezca, esto tiene algo positivo para Facebook: Al haber bajado de la capitalización bursátil de los 600 millones de dólares… Meta dejaría de ser considerada una Big Tech, y eso significa que no entraría dentro del saco de esa futura normativa anti-monopolios que está preparando el gobierno norteamericano (EN).
Una lectura que no deja de ser anecdótica, ya que pese a que claramente Facebook ha intentado por todos los medios monopolizar la sociabilidad digital, de seguir con un valor semejante… se libraría de los controles gubernamentales… pudiendo entonces seguir con su estrategia de o te compro, o te copio.
En fin, que un ejemplo más de cómo está el panorama para Meta.
Un escenario en el que, sinceramente, ellos se han metido, y son los únicos culpables.
Ahí tienes a Google, otra empresa que depende (no tanto, pero depende) de los ingresos publicitarios, y que ha sabido pivotar (o lo está haciendo) hacia estándares publicitarios acordes a la realidad en materia de derechos digitales de los usuarios.
¿Pero Facebook AKA Meta? ¿Acostumbrados como estaban a entrar en cualquier lugar como un elefante en una cacharrería?
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