No es la primera vez que pasa, y no será la última: el pasado miércoles, Google, con las temidas “Spring cleanings” a las que ya nos tiene acostumbrados, informaba del futuro cierre de uno de los servicios más utilizados por los consumidores de contenido avanzados, Google Reader.
Entre las razones, estaba el hecho de ser un servicio con un alto índice de fidelización (ya que apenas hay competencia seria), pero restringido a un target muy selectivo (y por tanto no masivo), al fallo de intentar monetizar un sistema que no se prestaba a ello, y a la necesidad de la compañía por volverse social.
La situación ha levantado y mar de odio y llantos por toda la red, puesto que es precisamente Google Reader una de las herramientas más usadas por aquellos consumidores bidireccionales, que aunque pocos, tendemos a mostrar nuestro enfado por los cauces digitales pertinentes, y que en piña acabamos por hacer un ruido cuanto menos inquietante. (¿os acordáis del intento de cambio de política de Instagram?).
Que sirva de modo aleccionador de una tendencia que ha ido poco a poco calando en las entrañas de internet, y que ataca contra la neutralidad de la red: cuando una de las piezas básicas en el conglomerado de plataformas que dan sentido a la red de redes adquiere suficiente importancia como para ser necesaria, rompe el equilibrio, y por lo general termina por tirar de las otras hacia su terreno, cerrando las libertades de usuario y la innovación.
Esto es precisamente lo que está ocurriendo con Google, y de lo que ya os venía avisando desde hace tiempo. Porque no nos llamemos a engaño. Ayer fue iGoogle, hoy es Google Reader, mañana será Feedburner, y pasado mañana el servicio o servicios que sea. A Google como empresa solo le interesa Google y monetizar, ya sea con datos, publicidad o dinero real, y todo aquello que no ofrezca resultados acabará en el baúl de los servicios huérfanos.
Se ha hablado mucho de los servicios cerrados por la compañía, de la lucha que ésta tiene frente a los bloqueadores de publicidad y que la ha llevado a prohibirlo en la Chrome Store, pero poco se habla de un problema aún más acuciante que las Spring cleanings”: cuando un estándar deja de recibir soporte gracias al cambio de su mayor distribuidor (siempre hacia un modelo cerrado, da la casualidad), un servicio de Google.
En este último repaso, Google se ha cargado junto a Reader, el estándar CalDAV, un protocolo open source de manejo de agendas y calendario, y Jabber, un protocolo de comunicación de tipo chat que seguramente alguna vez en vuestra vida habéis usado (aunque no seas conocedores de ello).
¿Por qué Google cierra las puertas a dos estándares firmemente asentados? Muy sencillo. Sigue los pasos de compañías como Apple y Facebook, obligando a los desarrolladores a usar APIs propietarias de las que tienen absolutamente todo el control, con el fin de en un futuro (el típico “a medio largo plazo”), encontrar un modelo de negocio tras ellas.
De esta manera, si el día de mañana, una empresa X, digamos Twitter, decide cerrar el acceso a X datos, por ejemplo el mostrado de imágenes de Instagram, basta con cerrar su API y listo. Todos los desarrollos que se hayan hecho, ya sea por la empresa contraria o por terceros, dejarán de funcionar de la noche a la mañana. Adios competencia.
Recordemos que hace ya un tiempo fue Google quien decidió prescindir de Exchange, obligando a Microsoft a cambiar de parecer. Y así un largo etcétera (Facebook desarrollando sobre Jabber sin licenciarlo, IE de Microsoft pasándose por el forro de las… APIs los estándares web,…).
Construir sobre una API controlada por una empresa es pan para hoy y hambre para mañana. Así de sencillo. Y navegamos hacia un mundo digital controlado por gigantes sin escrúpulos.
Es por ello que un servidor siempre ha intentado no cerrarse a una sola plataforma (algo muy difícil por otra parte). En mi rutina diaria, uso tanto Windows, como Mac OS, iOS, Android y Linux. Tengo cuenta de Gmail así como de Outlook y las de dominio propio, e intento siempre que puedo usar diferentes servicios no oficiales (que normalmente tienden a tener una mirada menos conservadora).
Respecto a la web, en cuanto consiga solucionar el error que nos está dando la propagación de DNS y el cambio de hosting y dominio, estudiaré alternativas más eficaces (y menos restrictivas) que feedburner, con el fin de adelantarme a lo que seguramente nos encontremos dentro de unos meses.
Edit a día 22 de Abril del 2013: Según parece, Google ha vuelto a encauzarse por el buen camino en lo que respecta a Jabber, el protocolo de comunicaciones más extendido, de tal forma que volvemos a la democracia de federaciones sin tener que pasar por “una lista autorizada”. Al menos algo ha hecho bien…