En esta serie de dos entradas intentaré concentrar todos los términos más importante para entender el enfrentamiento entre la centralización y la distribución en la red, y como la primera, aún ofreciendo una dictadura autoimpuesta, cada vez está más masificada.
Redes centralizadas
Entendemos por redes centralizadas aquellas que ofrecen unos servicios globales que a su vez dependen de una misma empresa o proveedor. Es el caso de redes sociales como Facebook, Twitter o Google+, o de centralizadores de contenido como Flipboard.
Si lo trasladamos al mundo físico, podríamos hablar de periódicos o revistas, sistemas de información donde prima el control exhaustivo de los datos suministrados a los clientes, al tener que pasar un filtro por parte de un organismo administrativo.
En sí, una herramienta centralizada ofrece una gran prestación debido a la simplicidad de la misma. Ofrece un servicio sin la necesidad de una configuración previa elaborada por parte del cliente, ya que sirve de medio y filtro para el contenido que se muestra. Pero tiende por su propia naturaleza a la perversión, en tanto en cuanto amparas el buen uso de tus datos personales, así como el contenido que te ofrece, a una empresa que espera sacar negocio de este servicio.
Es entonces cuando descubres que ese increíble servicio de descubrimiento de la actualidad que es Twitter, cierra herramientas de terceros mejores al censurar su API, o que Facebook cambia la privacidad de tu cuenta sin consentimiento. Servicios que evolucionan con el tiempo, adaptándose a nuevos modelos de negocio, y obteniendo un beneficio cada vez más acentuado gracias a su uso masificado.
Peor aún, llega el día en el que te das cuenta que el sino de lo que en principio iba a ser la web 2.0: un nuevo paradigma social donde cada usuario tenía pleno control de qué decir y qué escuchar, acaba transformándose en lo mismo de siempre. Una sociedad de ovejas que dicen y escuchan lo que la administración de turno (simbolizada en este caso por marcas y empresas) les permite.
Redes distribuidas
En este pintoresco paisaje, hay sitio para la luz, las redes distribuidas. Quizás en el apartado social la más conocida sea Diaspora, que compite directamente con Facebook ofreciendo la mayoría de las cualidades sociales de éste sin el negocio de los datos que encierra. También podríamos hablar de WordPress, el software que permite ofrecer un contenido personal sin “casarse” con un servidor en especial.
Las ventajas de una red distribuida son muchas, entre las que están:
- Independencia: Este tipo de redes están planificadas de tal manera que eres tú quien elige donde estarán tus datos, que podrás modificar o eliminar cuando quieras, ofreciendo en algunos casos la posibilidad de crear tu propio perfil o lista de contenido en un servidor propio, o en el hosting que te ofrece la compañía o compañías que hay detrás. En éste último caso, éstas compañías únicamente obtienen beneficio con el hospedaje, y no con el contenido, pudiendo recurrir a ellos o a otros en las mismas cualidades, con diferentes servidores (seeds en Diaspora).
- La integridad con otros servicios, por lo que estar presente en este tipo de redes, no significa renunciar a la integridad que ofrecen los modelos centralizados.
- Es software de código libre, lo que supone que, como ya nos han demostrado proyectos como Firefox o WebKit, las vulnerabilidades de seguridad —que son inevitables— se tratarán con mayor agilidad y transparencia. A los hechos me remito cuando hablamos de vulnerabilidades en Facebook
- Tu material es tuyo: Quizás sea el apartado más importante de todos, y es que, aunque parezca una tontería, nada quita el día de mañana a Google Drive de decirte que todos los archivos que has dejando en tu cuenta son únicamente suyos (de hecho, lo has firmado al aceptar los Términos y Condiciones). En un mundo virtual distribuido, el contenido es tuyo, y tienes manera de demostrarlo.
Paradójicamente, frente a las ventajas de este tipo de arquitectura, apenas hay desventajas, y sin embargo, el tiempo ha dado el apoyo a las redes centralizadas, por una simple razón: Los usuarios somos vagos por naturaleza, y preferimos que nos lo den todo hecho, a cambio de ofrecer algo tan aparentemente difuso como nuestros datos.
Estimados, ¿Conocen empresas desarrolladoras de productos físicos que funcionen a partir de redes distribuidas entre personas y/o empresas? Saludos