Curioso.
La semana pasada asistimos a las dos vertientes teatrales de la industria tecnológica. Una Apple y una Microsoft hablando del futuro del escritorio. Y paradójicamente, con acercamientos totalmente opuestos.
El “focus” de una Apple por la movilidad
Basta haber estado por Twitter el pasado jueves para darse cuenta que incluso los más fanboys de la manzanita se fueron del espectáculo un tanto revueltos. El “Hello Again” (EN) de los de Cupertino resultó ser un completo y absoluto fiasco.
Había, no obstante, motivos para estar hypeado. Que tanto la decisión del nombre como el leitmotiv del evento (focus en el escritorio) llevaban al mismo punto. Al que por fin, y después de años de mera renovación incremental (quito unos milímetros de grosor, meto un procesador y una gráfica más potente, le quito X conectores…), todo apuntaba a que veríamos en escena la Apple que a todos nos gusta ver: Aquella que “lo vuelve a hacer“.
Pero no ha sido el caso.
La únicas dos novedades, después de casi una hora de charla insulsa, fueron:
- TV: Una aplicación… para ver la televisión. RE-VO-LU-CIÓN.
- El nuevo MacBook Pro (ES): Cuyo único cambio ha sido el quitarle los botones de función superiores e incluirle una barra táctil.
Que ojo, habrá que ver qué tal se comporta. Que quizás le de un extra de flexibilidad a la interacción con el portátil, pero que a bote pronto, me plantea dos dudas:
- Obliga al usuario a separar los ojos de la pantalla: Porque en esta barra los “botones” irán cambiando, y ni siquiera contamos con respuesta háptica. Vamos, que no se yo hasta qué punto estaremos ante una mejora de productividad, o si por el contrario nos encontraremos con lo opuesto.
- Cuánta libertad habrá a nivel de desarrollos de terceros: Cosa que aún tenemos en el aire. Porque en efecto queda muy chulo (aunque recalco, me parece poco operativo) que la barra del Photoshop nos aparezca aquí, quitándola de la propia pantalla, pero qué hay del resto de aplicaciones de terceros. ¿Habrá un SDK para sacarle partido a esta barra más allá de los propios programas de Apple y desarrolladores “amigos”? Y peor aún, ¿hasta qué punto se podrá abusar de esto? Porque me veo teniendo que buscar continuamente elementos de control ya no solo en la pantalla, sino en el propio teclado…
Quitando esto, el portátil es una mera renovación incremental. La apuesta por pantallas Retinas aún mejores, nuevos procesadores, Thunderbolt 3 con interfaz USB tipo C (no podíamos esperar otra cosa) y, ojo, la eliminación de otro periférico de entrada, en este caso, la ranura SD.
(vídeo no disponible)
Porque de nuevo, me cuesta apoyar decisiones tan absurdas (aquí no hay la excusa del grosor como en el maldito jack de 3,5 en smartphones) como esta. Que con dispositivos con un espacio de almacenamiento reducido (es un portátil, no un dispositivo de escritorio), el SD nos ha salvado la vida a más de uno. Sin ir más lejos, mi HP Spectre x360, con 250GBs de SSD, vive gracias a los 128GBs de SD que le tengo metida por defecto siempre en esa ranura, usándola principalmente para biblioteca de Steam y almacenamiento en local, y destinando la SSD para el propio SO, la suite Adobe y demás herramientas de programación.
Se elimina además la capacidad de trabajar cómodamente para cualquier profesional del diseño, el vídeo y la fotografía, obligándoles a conectar directamente los periféricos de grabación por USB-C (ergo, seguramente comprar un adaptador). Eso, o trabajar solo en la nube… Y es que curiosamente estamos ante una Apple cuyo focus se está alejando cada vez más del sector profesional y creativo del que históricamente han hecho gala de representar.
Una Apple a la que los números (EN) claramente la están dirigiendo hacia derroteros de movilidad y generalismo, ahí donde pese a que cada vez venda “menos” iPhones y “menos” iPads, sigue siendo todo un ejemplo a seguir.
Una estrategia que, (de nuevo) curiosamente, frisa con la decisión de mantener SO de escritorio y móvil separados. Con la negativa a probar esa esperada convergencia de SO escritorio con ARM, y con un corolario que debería quedarnos ya claro.
La Apple del siglo XXI es una Apple centrada en el mundo móvil. Ya no nos sale rentable innovar en escritorio, por lo que quien quiera seguir utilizándolo, o acepta las limitaciones de innovación de nuestros cada vez más escasos dispositivos con OS X, o se rinde a la evidencia de que tarde o temprano, iOS, con las limitaciones esperables de un SO móvil (aún más acentuadas que las limitaciones de innovación de nuestro catálogo de escritorio), acabará siendo el escritorio para la mayoría de nuestros clientes.
La convergencia de Microsoft haciéndole el guiño al sector profesional
Así llegamos a Microsoft, que el pasado miércoles hacía lo propio con la presentación de sus nuevos dispositivos.
La “quinta” Surface Pro, que viene con el número 4 (descontando aquel despropósito de ARM, ¿soy el único al que le cuesta diferenciar los cuatro modelos anteriores?), con una mera renovación incremental. El único guiño a la movilidad, dando por sentado que ese proyecto que tan adecuado se planteaba hace unos años llegó demasiado tarde. Nuevo Surface Book, que sigue siendo como mínimo tan interesante como el anterior. Y la sorpresa: Surface Studio (EN).
(vídeo no disponible)
La inclusión de esa Surface Dial (EN), una especie de touchpad externo que, colocado encima de la pantalla, nos permitirá interaccionar con los elementos de cada aplicación a golpe de giro. Un añadido que como en el caso de la Touch Bar de los MacBook Pro, me genera dudas semejantes, habida cuenta de esa necesidad de utilizar la otra mano en lo que se supone son labores creativas, dejándolo fuera del alcance de la mayoría.
Pero sobre todo: ¿Se da cuenta de lo curioso que resulta ver que Microsoft es hoy en día la empresa que más innova en hardware?
Una compañía software-focus, cuyo negocio es precisamente el ofrecer servicios y licenciar su sistema operativo, creando diseños industriales que parecen sencilla y llanamente superiores al del resto de fabricantes. Superiores incluso a esa Apple a la que todos hemos admirado por su diseño industrial.
Y lo peor de todo: Que se innova en escritorio, cuando el punto fuerte de Windows es precisamente la convergencia.
Dos productos profundamente aspiracionales (por el precio que vienen, y considerando que el primero al menos en su versión anterior no ha llegado más allá de EEUU, y el segundo empezará a venderse “bajo pedido”), que marcan el camino a seguir en ese mercado donde Apple, anteriormente pionera, ya no tiene presencia.
No puedo evitar sentirme confuso ante esta situación. Tanto ese sistema de plegado que tiene el Surface Book como el movimiento de cambio de posición de la Surface Studio son elementos que hubiéramos esperado de una Apple, de un Lenovo, de un HP, de prácticamente cualquier gran fabricante de hardware. De cualquiera, de hecho, menos de Microsoft.
Y manda huevos que, como ocurría a mediados de este año, sean compañías como Microsoft y Google quienes más sorpresas interesantes nos están dando en la electrónica de consumo, pese a que su negocio es residual en este aspecto.
¿Dónde ha quedado el “focus creativo” de Apple? ¿Por qué sacar al mercado productos como estos Surface, destinados al sector más elitista? ¿Tiene sentido hoy en día comprarse un Mac para diseño, fotografía o vídeo, o por el contrario Windows está apuntando con más acierto a este mercado?
En fin, que hay muchos matices aún por analizar. Pero sin lugar a duda estamos viviendo un cambio interesante en la distribución del pastel tecnológico que seguramente, hace tan solo un par de años, hubiera sido imposible predecir.