Era algo que tarde o temprano acabaría por ocurrir. Al igual que en su día hiciera Google, Facebook empieza a recopilar conocimiento de nuestros hábitos e intereses digitales ya no solo dentro de su plataforma, sino también fuera de ella.


Mark Zuckerberg

¿Qué cómo es es esto posible? De varias maneras.

La primera sería leyendo las cookies que nuestro navegador tiene guardadas de sesiones anteriores. Pequeñas migas de pan de nuestro historial de internet, que recopilan desde lo más trivial (he vistitado estos sitios) a auténticas bibliotecas de datos (tiempo que pasamos en cada página, recomendaciones futuras, dónde dejamos nuestro puntero, dónde hemos dado click,…).

La segunda sería mediante el uso de la autenticación vía Facebook. Cuando accedemos a un servicio de terceros utilizando este método, en verdad estamos dotando a la compañía de Zuckerberg de acceso a la información del mismo, engordando el ya de por sí dilatado cajón informativo con el que cuentan.

La tercera, por último, es mediante los botones de compartir y Me Gusta presentes en prácticamente cualquier página que visitemos. Si accedes a esta página con un navegador en el que tengas guardada los credenciales de acceso a tu cuenta de Facebook, verás que los botones sociales te redirigen a sus dominios (de hecho, en el caso de escritorio, habrás notado que la columna lateral te muestra quiénes han dado me gusta a esta página (y de haberlo, aparecerá la cara de alguno de tus amigos en la red social)). Pues simplemente con eso (sin llegar tan siquiera a darle click) Facebook ya sabe que te gusta PabloYglesias (y un servidor se alegra, que conste), y gracias a los algoritmos de recomendación que tiene la web, te recomendará cada vez con más acierto.

¿Qué decir sobre la medida? Que como ya adelantaba, la veía un paso esperable, que llegaría sí o sí en algún momento. Por ahora (y recalco lo de por ahora) parece que esa información la usarán únicamente para mejorar sus recomendaciones (tanto publicidad como artículos compartidos por tus amigos que puedan interesarte), quedando por tanto fuera del radar la posibilidad de vender directamente ese conocimiento a terceros. Y es posible que esto siga así por mucho tiempo (al menos mientras Facebook sea una plataforma publicitaria válida e interesante para anunciantes).

Pero si el día de mañana el chiringuito deja de dar dinero, que tiemble internet… Prefiero no pensar en lo que se podría llegar a hacer con toda esa información, tan profundamente segmentada, si cayera en malas manos, si fuera revendida al mejor postor.

No quería acabar el artículo sin algunos tips a considerar.


  • El tono espeluznantemente distendido del Jake Brill, PM de Facebook, en el vídeo que acompaña esta entrada, explicando alegremente como su compañía ahora es capaz de perseguirte no solo dentro de su servicio, sino fuera.
  • La respuesta de Microsoft cambiando sus términos y condiciones (EN) para asegurarnos (una vez más), que ellos NO usan tus datos para ofrecerte publicidad ¿Casualidad que lo anuncien estos días? Va a ser que no. De ahí que cada vez haga más falta ayuda con la promoción de la cuenta de FB (ES).
  • Para aquellos que quieran evitar (al menos en la medida de lo posible) este rastreo masivo de su uso en la red, bastaría con navegar en una pestaña en incógnito y/o seguir estos sencillos pasos sobre privacidad en Facebook. Ni cookies de navegaciones pasadas, ni credenciales de acceso registradas. Cada pestaña se crea en el momento y toda la información se borra al cerrarla.
  • La nueva “funcionalidad” (ojo a ese entrecomillado) entra en vigor primero en EEUU, y luego irá aplicándose en el resto de países. Para los que vivimos en Europa, habrá que ver cómo afronta la empresa la esperable (si el lobby no consigue pararlo) respuesta negativa por parte de la CE ¿Llegarán a algún tipo de acuerdo turbio de tira y pon? ¿Modificarán el algoritmo para cumplir la leyes de privacidad europeas? La conclusión, en siguientes capítulos :).