spinner pabloyglesias


Hace un par de semanas enviaba a todos los mecenas de la Comunidad de tipo WPA2 (ES) y superior (es decir, los que aportan mensualmente 7 dólares o más) el detalle tecnológico periódico, que en este caso esta formado por el paquete de regalo que puede ver en la imagen.

Un fidget hand spinner (ES), un fidget cube retro (ES), con la tontería de la caja y la cara sonriente. Perfecto para empezar el verano :).

Le llegó a los mecenas españoles al lunes siguiente, y a los que estáis por Sudamérica, si no os ha llegado ya, entiendo que os llegará a finales de esta semana o principios de la próxima (siento haber desvelado la sorpresa).

Tenía algo de miedo por conocer el feedback que me ibais a dar, habida cuenta de que éste ha sido el envío menos «puramente tecnológico» que he realizado. En la última ocasión cayeron unas gafas de realidad virtual. En la anterior, un mini-drone

Pero oye, que por lo que he podido ver, tanto de forma privada como públicamente (ES), el regalo ha encantado. ¡Menos mal!

La idea era por tanto regalar algo que tuviera sentido viendo las fechas que son. Normalmente en España en esta época los negocios empiezan a operar a media asta. Lo que significa que hay más tiempo libre, y por tanto, más posibilidades de sentir que estamos perdiendo el tiempo.

Por otro lado, y siendo finales de junio, es probable que aquellos que trabajáis en oficina estéis hasta arriba de curro. Todos los contratos hay que dejarlos cerrados para julio, como si fuera el fin del mundo. Y los que no posponerlos hasta septiembre. Somos europeos para lo que queremos…


En fin, que aproveché la ocasión, ya que iba a hacer un pedido considerablemente grande, y a que el proveedor solo repartía a España, a enviarme a casa varios de los paquetes que tendría que más tarde enviar yo a mano desde Correos a los que estáis fuera junto con uno extra que «regalé» a mi pareja. Y pongo lo de «regalé» entre comillas porque si bien a la chica le ha encantado, todo formaba parte de un maquiavélico plan de un servidor por conocer qué impacto podrían llegar a tener este tipo de dispositivos en alguien que si no tiene trastorno por déficit de atención con hiperactividad (el ADHD), debe estar cerca.

Vendiendo juguetes como herramientas terapéuticas

Se lo dejé el lunes encima del cojín de la cama, para que lo viera nada más entrase en casa, y como era de esperar, estuvo buena parte del día con uno o hasta con los dos aparatitos en la mano.

Aproveché el día siguiente que no estaba para probarlos yo, y lo cierto es que hay que reconocer que tienen algo que atrae.

El spinner (el que da vueltas, para que nos entendamos) ofrece una sensación extrañamente reconfortable. Parece como que anima a que pruebes a moverlo bruscamente para notar como los pesos de cada una de las cabezas luchan con la fuerza centrípeta a la hora de mantener el movimiento. He intentado eso de cambiarlo de dedo en movimiento, pero por ahora no lo he conseguido. Al menos, no con la fluidez que demuestran algunos Youtubers :).

El movimiento contrario que hacen estas ruedecillas exteriores, unido a las dos tonalidades del spinner, forman también una suerte de efecto óptico que hace pensar que está girando en la dirección opuesta, cambiando poco a poco hacia la adecuada conforme pierde velocidad.

Vamos, que lo veo como el dispositivo perfecto para procastinar. No entiendo como nadie está utilizando este claim para venderlo :).

Por su parte, el que más me llamaba la atención es el cube. Un cubo en cuyos laterales tenemos algún tipo de sistema que o bien hace ruido al pulsar/tocar/mover, o bien se desplaza/retuerce/gira, o bien ambas cosas.


Sobra decir que ni el stick superior, ni las botoneras rojas, ni la «rueda del ratón», ni los engranajes, ni el botón de click, ni las correderas, sirven para algo. La idea es por tanto mantener la mano (y, con suerte, la mente) ocupada en una tarea menor que ofrece un feedback específico (ese «click» final, esa retroalimentación al encender o apagar un switch). Placeres culpables que pueden ser entretenidos, que se realizan de forma automática mientras estamos trabajando o paseando, y que pueden llegar a ser muy molestos para cualquiera que esté en la misma habitación, como he podido experimentar en más de una ocasión estos últimos días.

Pero la cosa, y aquí viene la gracia, es que funciona. O mejor dicho, me parecen ambos dos complementos muy útiles para evitar algunos de los típicos efectos nocivos del estrés o de la ansiedad (¿soy el único que tiende a apretar los puños inconscientemente?). Aunque tengo mis serias dudas sobre si esto de verdad puede ser considerado una herramienta terapéutica para alguien que sufra de una dolencia tan complicada como puede ser el ADD, el ADHD o un nivel de ansiedad considerable.

Con 6.4 millones de niños (EN) diagnosticados con el trastorno por déficit de atención solo en EEUU, qué bien nos vendría haber encontrado la panacea en un dispositivo tan barato. Pero me da que no va a ser así (EN).

Y ojo, que no lo digo yo, sino David Anderson, que además de doctor es el director del Centro de ADHD y Trastornos del Comportamiento de Nueva York:

«Las enfermedades mentales son difíciles de tratar, y no es algo para lo que haya soluciones simples».

Vaya… Lo que me temía.

Sin embargo, basta realizar una búsqueda rápida por Amazon para darse cuenta de que se están vendiendo casi como la solución a todos estos males.


Entiendo que haya que dotarle de «algo más» para que esta moda, que será tan pasajera como el resto que ya hemos vivido otros años (¿se acuerda de los cigarrillos electrónicos, o de las pulseras anti-loquesea?), aguante al menos hasta fin de stock finales de verano. Pero no tengo del todo claro que ampararse en la pseudo-ciencia sea legal.

En todo caso, estamos ante un producto de bajo coste (no tanto considerando que estos tenían rodamientos y contrapesos de acero y cerámica, con una silicona de estas pulidas y redondeadas que tan buenas sensaciones dan al tacto). Un regalo perfecto para casi cualquier persona (desde niños a adultos, que cada uno sufrimos lo nuestro).

Habrá que ver si la parienta sigue utilizándolos dentro de unas semanas. Por ahora parece que ha dejado la caja encima de la mesita de noche… Seguiremos informando :D.

Mientras tanto, un servidor tiene claro que no se ve en el futuro dándole vueltas al spinner. Pero lo mismo me acabo agenciando el cube y dejándolo en la repisa que tengo justo encima del escritorio.

Quizás con la excusa de que «es mono». Pero lo mismo con idea de meterle mano de vez en cuando mientras veo pasar por la pantalla miles de resultados a una serie de queries que el cliente me ha pedido segmentar y analizar… ¡un lunes por la mañana!

Si la cuestión no es tanto curar nuestros problemas, sino aplicarles paliativos… Y si de paso nos permiten procastinar, mejor que mejor, ¿verdad? 🙂