Ayer por fin, después de años de rumores (y no lo digo por decir…), Amazon presentaba su primer smartphone.
Algo esperable teniendo en cuenta que ya lleva tiempo desarrollando Fire OS, un fork de Android centrado en exprimir al máximo la plataforma de retail y contenidos de la compañía, y que ya había hecho lo propio con el sector ebook y tablet.
El resultado es un teléfono que apunta maneras, con una apuesta firme por el 3D:
Hasta cuatro cámaras frontales que un software de reconocimiento facial se encargará de sacar partido para generar esa sensación de profundidad gracias a la tecnología Dynamic Perspective (ES), que cuenta además con API (EN) para que la comunidad aplique su tecnología en sus desarrollos (¿Hola, sector del videojuego?), con un interés desorbitado por el ambient location (el terminal estará siempre a la escucha) y con un hardware que sin ser de lo más puntero resulta interesante (ES).
Pero de todo, sin duda el pilar en el que se asienta el Amazon Fire Phone es en el uso acertado de Firefly (EN), una característica que cuenta con su propio botón físico (ojito, que este terminal tiene botones físicos para dar y tomar…) encargado de reconocer productos y “recomendarnos” su compra a un click.
Y cuando hablo de reconocer, lo digo con la boca bien llena. Tanto la música de ese local donde estás, como una escena de una película que están dando, como la portada de un libro o el gadget de moda. Tan solo tienes que apretar el botón, dirigir la cámara trasera hacia el producto (en caso de que sea algo tangible) y la inmensa base de datos de Amazon (aseguran el reconocimiento de 100 millones de productos) hará magia. Le das a comprar, y en unos pocos días tendrás el producto en casa (si es que es físico) o disponible instantáneamente en tu cuenta de Amazon Cloud Drive.
Estamos por tanto ante un terminal de compra con funciones de smartphone. Un acierto se mire donde se mire, que adquiere lo mejor de ese Amazon Dash (EN) que permite a sus usuarios americanos hacer la compra desde casa, que potencia el valor de la suscripción anual a Amazon Prime (EN) y lo aplica a un dispositivo que todos portamos encima.
Reconozco que no soy un gran consumidor de Amazon, y por tanto, este dispositivo no lo veo a priori dirigido a un público como el mío. Pero tengo que reconocer que la compañía sabe hacer las cosas bien. Generar valor en distintos mercados para focalizar ese retorno en su mercado principal, el de las ventas.
La foto final, como recientemente señalaba Enrique Dans (ES), es una plataforma que pone las cosas muy difíciles al usuario de cara a abandonarla. Y no únicamente por la integración de todos sus servicios, sino porque sus servicios adquieren cada vez más valor, generando una sensación de cliente cautivo beneficiosa (y perjudicial para el mercado).
Lo mismo está ocurriendo con Google (a ver quien es el bonito que deja ahora de usar GMail cuando sigue siendo de lo mejorcito, y para colmo, gratuito; o después de haber trabajado colaborativamente en un proyecto documental con Drive, se vuelve a Open Office; o vuelve a conectar la antena después de tener un Chromecast enchufado al televisor principal;…) e incluso con Apple (la convergencia presentada en el último evento de la compañía hace que hasta un servidor vea con buenos ojos el iPhone).
Amazon, qué difícil nos lo pones…
Edit a día 9 de Septiembre del 2014: 2 meses después de anunciares, el primer teléfono de Amazon pasa de costar 199 dólares a 0,99 (EN) (con contrato de dos años, todo hay que decirlo). Parece que las cosas no les va tan bien después de todo :).