private browsing


Ayer Mozilla liberaba la última versión estable de Firefox, la 42, y con ella llegaba tanto la versión para procesadores de 64 bits como el silenciado inteligente de pestañas, más algunas features dirigidas a desarrolladores (filtrados CSS, debugging de Firefox de Android vía WIFI, ES6 reflect, simulador de FirefoxOS en WebIDE y el código de páginas, que ahora se mostrará en tablas en una pestaña extra).

Funcionalidades que no darían para un artículo sino fuera porque hay una tercera, mucho más afín a la temática que habitualmente trata un servidor, y que tiene como nombre Private Browsing.

Redefiniendo la navegación no rastreable

La historia ya la conoce.

Básicamente del sueño de una web abierta y enriquecida que tuvimos hace unos años, pasamos a un panorama en el que lamentablemente se está abusando del tracking y los formatos invasivos.

De hecho, incluso con la experiencia vivida con la proliferación de las ventanas emergentes, y su esperable respuesta por parte de toda la comunidad (bloqueo por defecto de cualquier pop up), parece que la industria no ha aprendido.

Ahora el escenario es distinto, pero no antagónico.

El navegador se ha vuelto para la mayoría de nosotros el eje de experiencia frente a unos dispositivos (mayormente de escritorio) con potencia más que suficiente para tirar con webs pesadas y cargadas de scripts de seguimiento.


Pero el problema renace en el entorno móvil, donde aunque el embudo de procesamiento siga plantando cara, el hardware se resiente en la batería necesaria, y los bolsillos del usuario en unas tarifas de datos que no son ilimitadas.

Así comienza una guerra, que he intentado definir en varios artículos:

  1. A un lado, tenemos a los publicistas: Esos mismos que han perdido su antiguo trabajo (ES), y que ahora se ocultan bajo plataformas de hipersegmentación. Fábricas de producir billetes con los datos que el usuario entrega, y que exponía en esa investigación que publicaba hace unos meses sobre la trazabilidad del usuario en internet, voluntaria o forzosamente. Son a fin de cuentas, con sus continuas estrategias por acaparar mayor porcentaje de pantalla vista, los “enemigos” a batir.
  2. Al otro, los dueños de servicios y medios, que de algo tienen que vivir: Si el usuario no está dispuesto a pagar por el consumo de información (sea en un medio, sea en una aplicación o en un juego), parece que la alternativa pasa por la publicidad. Y la vía rápida (esa que no obliga al medio a subirse las mangas y ser honesto con su público), es la publicidad vía scripts. Pones un banner y te olvidas. Esa misma que ahora gestionan los adservers. Y si se quiere pagar al equipo que tienen detrás, toca meter mucha, mucha publicidad, en formatos a cual más invasivo y molesto.
  3. En el medio, los usuarios, que han de soportar cómo en cada vez más casos el peso del contenido del servicio al que están accediendo es incluso inferior al peso de toda la amalgama de scripts de tracking y publicidad que tienen las páginas. Mayor consumo de ancho de banda, mayor gasto de batería, peor experiencia (hay que buscar el dichoso botón de cerrar para quitar esos intersticiales que se interponen entre el contenido y el usuario) y un abuso de privacidad como nunca antes se había visto, en un internet que parece seguirte entres a la página que entres (remarketing).

¿Qué ocurre? Que hay quienes empezamos a cansarnos, y surgen los adblockers. En algunos casos, en busca de un equilibrio que puede ser más o menos ético (el negocio de los adblockers de por sí también genera dudas), y en otros directamente hacen pagar a todos justos por pecadores (los servicios que abusan de la publicidad, y aquellos que intentan mantener un sistema de monetización adecuado a la experiencia que ofrecen a los usuarios).

La proliferación de adblockers llega a un punto que rompe ese porcentaje esperable del sector geek o afín a la tecnología. Quien más quien menos tienen un hermano/amigo/compañero de trabajo que en algún momento le ha instalado o le ha hablado de los adblocker, y una vez se instala, raro es que se llegue a desinstalar.

Llega Apple, y abre la Caja de Pandora ofreciendo extensiones que bloquean contenido en Safari para iOS. Ya no solo porque esa publicidad que van a bloquear es un despropósito en cuanto a privacidad de sus usuarios, sino porque además esa publicidad está generando una experiencia de uso que Apple no se puede permitir en unos dispositivos con un margen de beneficios superior a los de la competencia.

Y de paso, porque gracias al bloqueo, se ataca a su principal enemigo (Google), que vive de la publicidad, y se empuja a que los medios se decidan a usar su propia plataforma (Apple News (ES)), con una experiencia de consumo adecuada, y con una publicidad que ellos gestionan (ergo beneficios económicos por intermediación).

Así, de una guerra por la publicidad en la web, pasamos a otra guerra por la gestión de las plataformas de contenido: Instant Articles de Facebook (ES), Moments de Twitter (ES), Accelerate Mobile Pages de Google,… Casi todos los grandes de internet están ofreciendo su propia pasarela, en la que aseguran primar el acceso a la información frente a la publicidad, centralizando precisamente lo que antes en la web estaba distribuido.


Sobre Private Browsing

Es entonces cuando aparece en escena Firefox, que aún no se había pronunciado al respecto, y lo hace con Private Browsing, que es bastante parecido a la navegación de incógnito de Chrome, pero con el añadido que este, a diferencia del de Chrome, NO hace seguimiento del usuario.

Ver vídeo en Youtube (EN)

Cualquier elemento de la interfaz de una web que dependa de un script de tracking publicitario se desactiva, dejando un espacio en blanco donde debería mostrarse la publicidad, o haciendo que los botones sociales no carguen.

Una manera de saber quiénes están apostando por una navegación privada y ligera, y quiénes no. Sin instalar extensiones, desde el propio navegador.

Private Browsing shield

Añade además un icono en el cuadro de búsqueda (el Tracking Protection) que facilita su desactivado temporal (en una página específica), o el poder desactivarlo para toda la navegación desde Configuración. Decir que ese Connection is Not Secure aparece en todas las webs que no tienen HTTPs, y esta no lo tiene (como la mayoría de blogs), por la sencilla razón de que no hay sistema de login y gestión de usuarios.


Las pruebas iniciales son esperanzadoras:

Así se ve la página de ElPaís con o sin Private Browsing.

elPais private browsing

Así se ve PabloYglesias con o sin Private Browsing activo. Decir además que es un ejemplo de cómo los cambios que en su día realicé a los botones sociales (para que solo carguen el script si estamos pinchando en ellos) hacen que en mi caso sigan funcionando (puesto que cargan en una página externa, se entiende que el usuario ha querido compartir el enlace, y no por defecto hacen rastreo como ocurre en la mayoría de páginas que a diario visitamos).

PabloYglesias private browsing

En fin, una actualización que pone los puntos sobre las ies en un tema que es crítico para entender el futuro de internet. Hay aún muchísimo recorrido en la web, y Mozilla lo tiene claro.

Falta que al final la industria entienda que no por ser más invasivo y segmentado funciona mejor. Que la publicidad, si es aceptada, si cumple con unas sencillas pautas, es interesante para el usuario.

Hay un punto medio en el que todos ganamos. Pero no es el camino que se ha tomado hasta ahora, y no vamos a permitir que esto siga así.

 

Edit unas horas más tarde: agregado el vídeo de Mozilla.