A escasos días del esperado Google I/O 2013 (que con total seguridad retransmitiremos en directo desde este blog como en su momento hicimos con el Google I/O 2012), los de Mountain View están más nerviosos que de costumbre, abriendo apetito a los desarrolladores con escasas filtraciones sobre sus novedades, entre las que sin duda destaca el futuro Nexus 5, que parece que no llegará a tiempo, la nueva actualización de Android, que al final no es la 5.0, sino la 4.3 y más información sobre Google Glass.
Precisamente quería dedicar la entrada de hoy al último vídeo sobre las gafas, al ser el primero que podríamos tachar de tutorial, donde por fin se define una interacción real con el dispositivo, en lo que a la vista de los comentarios de algunos de los afortunados tester (que recordemos han pagado la nada despreciable cifra de 1600$ por cada ejemplar), parece haber sido todo un acierto en cuanto a interfaz de usuario y facilidad de uso.
Hablábamos a finales de la semana pasada de la importancia que tendrá en los próximos años el control por gestos frente al clásico control por clicks y el futurista control por voz que tanto ha estado en boca de analistas durante años. Nada más lejos de la realidad: Google Glass, uno de los proyectos comerciales más innovadores de la actualidad, será controlado casi íntegramente por gestos, teniendo alguna que otra característica por voz (como la activación del vídeo, la búsqueda de respuestas directas o la toma de instantáneas).
Para ello contará con una suerte de touchpad en el lateral de una de sus patillas, que usaremos de forma cómoda para desplazarnos por una interfaz que hereda tanto estilo como contenido de otro de los productos que más importancia tendrán en el futuro cercano de la interacción hombre-máquina, las Cards de Google Now. Los gestos nos son ya conocidos, estando el clásico golpeteo para confirmar algo, y el desplazamiento lateral, que nos permitirá según la dirección recorrer hacia delante o hacia atrás el menú.
Lejos de ser un producto Must To Have, lo que si hay que aplaudirle a Google es que abre un mercado que durante años ha estado latente, pero que aún no se ha sabido explotar, y es el del wearable computing, objetos cotidianos de la vestimenta diaria que cobran vida mediante un procesador y la eterna conexión a internet, y que vaticinan una nueva sociedad hiperconectada, con las ventajas e inconvenientes del lifeblogging y el yo cuantificado.
Y es que no es oro todo lo que reluce. Google Glass presenta a priori varias peculiaridades que lo hacen ser un caldo de posibles vulnerabilidades:
- Se trata de un dispositivo que no cuenta con ningún tipo de seguridad, y que para colmo, estará permanentemente conectado a nuestras cuentas y perfiles sociales. Una situación difícilmente entendible cuando hablamos de una empresa pionera en el uso masificado de la verificación en dos pasos, y sabedores de la facilidad de implementar diferentes capas de seguridad como bien puede ser una pantalla de bloqueo desactivable por el touchpad.
- En relación al primer punto, hablamos de un terminal cuyo software es liberado, y que ya cuenta (antes incluso de salir a la venta), con una versión de jailbreak. Si en apenas unas horas se ha conseguido hackear el sistema y saltarse la comprobación de credenciales necesaria para instalar apps certificadas, qué no se hará en unos días por un mercado como es el del ciberespionaje, que mueve centenares de millones de dólares anuales, y que verían en este dispositivo la caja de pandora perfecta para colarse en la intimidad de cada usuario, viendo y oyendo lo mismo que éste.
- Recordemos que hablamos de un smartdevice cuyo principal activo de valor es la realidad aumentada, capaz a priori de reconocer en tiempo real a un interlocutor en frente nuestra, y que se espera que llevemos encima durante todo el día, tanto cuando introducimos nuestro password en un cajero o en nuestro smartphone, como cuando leemos información confidencial. Durante todo este tiempo, tendremos una cámara que podría en el peor de los casos ser activada remotamente (como ocurre en los ordenadores) y enviar dichas imágenes o vídeos directamente a la cuenta del infractor, incluyendo posicionamiento GPS y cualquier otra información que vea oportuna.
- Como ya vimos en la entrada ¿Qué pasaría si todo lo que hiciéramos quedara grabado?, la implantación masiva de estos dispositivos en la calle, unido al interés de gobiernos por controlar la información social y centralizar los datos, podrían llevar a un futuro donde la privacidad brillara por su ausencia, o como mínimo a un nuevo concepto de privacidad distinta al anonimato social del que ahora hace gala. Tenemos buenos ejemplos en la normativa CISPA que quieren imponer en EEUU, o en la caza de brujas a partir de imágenes de internet que se acabó por transformar la búsqueda de culpables por la matanza de Boston.
Aprovecho la entrada para dejaros el enlace a las especificaciones del dispositivo, destacando la pobre batería con la que cuenta, que habría que cargarla a diario, y como punto positivo la conectividad vía bluetooth y wifi (es decir, obliga a sincronizarse con el smartphone ya que no cuenta con SIM propia).
Importante también el dato que Google ha prohibido la publicidad en cualquier app de la plataforma, por lo que es un alivio para los usuarios, y un quebradero de cabeza para los desarrolladores y la necesidad de monetizar el producto mediante algún otro modelo de negocio.
Edit a día 17 de Mayo del 2013: El congreso de los EEUU acaba de enviar una carta a Larry Page con las 8 preguntas sobre seguridad y privacidad que han de responderse antes del 14 de junio para valorar la viabilidad de las Google Glasses. No puedo más que aplaudir la decisión, siempre y cuando acaben liberando las respuestas, ya que el proyecto plantea aún muchísimas dudas al respecto.
Edit a día 7 de Julio del 2013: Google ya se ha pronunciado (ES) sobre Glass (sí, un mes más tarde), con las respuestas esperables. Google Glass es tan seguro como Android. Para usar un servicio, hay que activarlo, y para instalarlo, hay que aceptar los permisos que pide (y sino estás de acuerdo, no instalas).