gran canon


Si está usted suscrito a la lista de correo (ES) sabrá de primera mano que esta semana ando algo liado, tanto con temas personales como profesionales, y por tanto, no he podido tratar algunas noticias a la velocidad que me hubiera gustado.

Una de ellas fue el ataque que hace unos días sufría GitHub (EN), y que parece ha sido obra del gobierno chino, como represalia dentro de ese entramado censor que tiene en el país.

Hablamos de un ataque de denegación de servicio, cosa que ya nos parece hasta habitual, que ni siquiera ha sido el más potente de la historia, y que no habría pasado de anecdótico en una era marcada por la guerra de los DDoS entre gobiernos, compañías y grupos terroristas (lo de meter a estos tres en el mismo saco no ha sido premeditado) sino fuera por varios puntos que creo importantes conocer para entender el papel de China en el mundo digital, y de paso, el papel de China como potencia económica (le cueste o no reconocerlo).

Culturas diametralmente opuestas

Primero de todo, decir que quien escribe viene de una educación occidental, y por tanto, padezco, como seguramente usted también, de algunos caracteres culturales adquiridos y diseñados por gobiernos capitalistas. Me resulta por tanto muy complicado ponerme en la piel de una persona cuya vida ha estado influenciada educativamente por un gobierno comunista. Si en nuestra cultura se prima la individualidad y el reto de prosperar como persona, en el socialismo chino se inculcan valores basados en la ética confuciana, esto es, el rechazo del individualismo frente al bien común y la aceptación de la jerarquía como pilar de la sociedad.

Tanto los unos, como los otros, debemos tener presente que vivimos en un estado en mayor o menor medida censor y totalitario, que se encarga, cada uno a su manera, de que la información que nos llega (y el sentimiento que esta transmite) sea unilateral.

Juega en contra además que los “enemigos” de esa libertad de pensamiento seamos nosotros mismos (usted, un servidor, nuestras familias, nuestros allegados,...), porque es algo innato en nuestra sociedad. Porque así hemos crecido y así nos han enseñado a pensar.

Pertenecemos por tanto a un sistema específico, desde el cual nos resulta fácil criticar los errores y problemas de los que están fuera de él (en este caso, los países comunistas), y de paso, no darnos cuenta de los nuestros.


Así es como llegamos, desde ojos de un “capitalista”, a preguntarnos cómo una nación como China, que cuenta con el mayor sistema de censura conocido, es a la vez la primera potencia económica del mundo.

El nacimiento acelerado de Chinanet

Y lo curioso es que esto viene de hace apenas unos años.

Internet se implantó en China en 1994 dentro (o como consecuencia) de la Revolución Cultural del país. De esta manera, una nación que hasta entonces se había mantenido hermética se “abre” (se abre para lo que les interesa, claro está) a mercados extranjeros bajo dos pilares: capitalización agresiva y cibernetización.

De la noche a la mañana (dos décadas), 564 millones de ciudadanos se conectan entre sí, y empiezan a requerir servicios para saciar sus hobbies. 564 millones de ciudadanos que entienden Internet como una única tecnología, que surge ya no de la unificación de múltiples innovaciones realizadas a lo largo del siglo anterior por personas con ideologías muy distintas, sino de una Internet creada específicamente por el gobierno como medio de socializar, controlar y enriquecer la experiencia de sus ciudadanos.

Por otro lado, 564 millones de usuarios en un único mercado que representan el pastel más jugoso de cualquier empresa, lo que hace que a la mayoría de los gigantes se les “achinen” de facto los ojos. Google, Facebook, Microsoft, Apple,… Todos, sin excepción, han librado sus particulares batallas por acercarse a una nación que representa el mayor mercado conectado del mundo, y que a la vez, está basado en un gobierno que cuenta con el beneplácito de una sociedad fuertemente condicionada por su hermético régimen.

La ciberarmada china

La llamada Gran Muralla Cibernética China es quizás el acercamiento más real que tenemos en la actualidad al estado de control que Orwell formulaba en su obra, y nace como respuesta a esa fiebre del oro asiático.

De puertas para adentro, hablamos de un firewall masivo, gestionado mediante infraestructura y tecnología occidental (Cisco Sytems, Nortel Networks, Sun Microsystems y Websense, que se sepa) encargado de bloquear cualquier “intento imperialista externo que ataque a los intereses del gobierno chino, y que se traduce en una lucha sin cuartel contra la piratería, la pornografía, el terrorismo, y de paso, “la subversión política y social” (le dejo de deberes ordenar según cuál cree que son las prioridades reales, o que lo compare con las excusas que defiende prácticamente cualquier otro país).


De puertas para afuera, un verdadero ejército de censores, encargados 24/7 de leer absolutamente todo lo que circula en ese “pequeño” reducto conectado de casi 600 millones de usuarios y bloquear cualquier comentario que pueda atentar contra el bienestar de la nación.

Y cuando alguno de esos servicios viene de fuera del país, o bien se le bloquea, o bien se llega a un acuerdo (habitualmente, control y censura de contenido por parte del gobierno a cambio de morder el jugoso pastel que representa china en la economía mundial). De ahí que por un lado ni haya una presión suficiente por parte de sus ciudadanos para “abrirse realmente” a Internet (nunca lo han estado, y por tanto, tampoco saben lo que es), ni haya una presión suficiente por parte del resto de países y grandes corporaciones, ya que son estos los únicos que pueden llegar a acuerdos que satisfagan a las dos partes (menos competencia).

La última herramienta cibernética de este gobierno ha sido la creación del llamado Gran Cañón, pasando así de una estrategia defensiva (evitar que la información o las compañías de fuera de su muro contagiasen a sus ciudadanos) a la ofensiva pura y dura.

El Gran Cañón chino se aprovecha del interés que suscita su mercado en el resto del mundo y del control que tiene de toda la cadena de suministro en Chinanet.

En el caso de GitHub, el ataque fue tan sencillo como discriminar un pequeño porcentaje de todas aquellas visitas extranjeras a Baidu, el popular buscador chino, a las cuales, a la hora de realizar el pedido habitual de paquetes para cargar la página, secuestraban el tráfico IP inyectando un JavaScript que pedía además recursos alojados en GitHub. De esta manera, ese ínfimo porcentaje de usuarios de Baidu hicieron de golpe de nodos de peticiones recurrentes a los servidores de la compañía, bloqueando su servicio.

¿Y de qué porcentaje estamos hablando?


Un 1.75% de visitas a Baidu redirigidas fue suficiente para tumbar GitHub.

Más sencillo y efectivo imposible. Apenas requiere recursos por parte de China, ya que la infraestructura ya está creada (Chinanet) y el discriminador de tráfico es parte de ese inmenso firewall que representa su Gran Muralla.

Y con ella, la nación tiene una nueva arma para silenciar cualquier web que atente fuera de sus murallas contra los intereses del país (porque dentro, como bien supone, no les hace falta). Un arma más que contabilizar al ya de por sí dilatado engranaje armamentístico digital (EN/enlace roto) del país.

El control masivo tiene sus frutos. A ver cuánto tarda en aprenderse la copla EEUU :P.

 

Edit a Septiembre del 2018: VPN Mentor tiene una herramienta para saber qué webs están disponibles en China (EN).