-¿Qué define nuestra identidad? -preguntó en voz alta Daniel- Porque en eso se basa este juicio. Repasemos los datos.
Se aclaró un poco la voz con un sorbo de agua, y leyendo por alto el informe, continuó:
-Mujer blanca, 51 años. Hace 4 contrató a la empresa Nilo el clonado de su consciencia como base para la creación de un asistente del hogar personalizado. Nada nuevo bajo el sol, sino fuera por los acontecimientos posteriores.
Hace escasos tres años tuvo un accidente de tráfico. El modo Autopilot del vehículo no identificó como tal el coche que circulaba en dirección contraria, y aunque en el último momento decidió girar, el conductor (que resultó ser humano y estar ebrio) del otro vehículo resultó muerto, y la mujer herida con un traumatismo craneoencefálico que la mantuvo en coma durante cuatro semanas.
Al despertarse, el traumatismo había producido en la paciente una amnesia retrógrada total, con algunas limitaciones en el habla y la comprensión. El diagnóstico del doctor Claudio Fernández, convenientemente asesorado por AERIS, la inteligencia artificial de la Sociedad Clínica Américo-Española, era de irrecuperable.
-Continúa, Daniel -repiqueteó Alfonso, representante del colectivo de aseguradoras, mientras jugueteaba ansioso con un lápiz.
-Así llegamos al asunto que nos compete.
Hace un par de semanas el ex-marido llevó a los tribunales a la mujer por la custodia de la hija. Asegura que Belén, el asistente virtual, ha demostrado en estos últimos años ser lo más parecido a la mujer de la cual se enamoró, y un apoyo diario con su hija, ahí donde “su antigua madre”, que sigue sintiéndolos como extraños, no puede llegar, y plantean si el asistente, reconocido desde hace años como persona electrónica (ES), puede ser considerado también madre de la hija.
María, psicóloga y profesora de la Complutense, que actuaba como agente externo, irrumpió en la presentación de los hechos:
-Realmente la cuestión radica en si la identidad clónica del asistente es más identificativa de la mujer que lo que es la mujer en la actualidad.
Y sobre esto, hay varias teorías que me gustaría poner en la mesa:
- La primera define la identidad como el elemento identificativo de una persona. Es decir, aquello que le es innato por su naturaleza: Bajo este principio podríamos presuponer que la identidad está asociada al entorno físico, y si fuera así, la mujer, al seguir siendo la misma persona, tendría la misma identidad, y por ende, a efectos legales, seguiría siendo ella. El problema radica en que el cuerpo va paulatinamente cambiando, de manera que probabilísticamente no hay en nuestro organismo una sola célula idéntica a alguna de las que hubo antaño. Si el cuerpo no es inmutable al paso del tiempo, difícilmente podemos asegurar que sea identificativo.
- Bajo este principio nace la identidad biográfica, que viene a decir lo siguiente: Cada uno somos lo que nuestra historia personal dice de nosotros. Y bajo esta definición habría pros y contras, al considerar, por una parte, que el clonado que ahora forma parte de la vida de esta familia es, a efectos prácticos, una identidad biográfica (ha experimentado, aunque sea virtualmente, todo lo que esta mujer ha experimentado por lo menos hasta hace 4 años), y por otra, que esa disociación desde hace cuatro años la transforma en un ser (una identidad) completamente distinta, al verse modificada la identidad biográfica.
- Quedaría una tercera aproximación. Quizás la más adecuada, al arrojar menos puntos ciegos. Que la identidad fuera parte de la propia consciencia, lo que a su vez complica el veredicto.
Bajo este prisma, la identidad se define como aquello que hace que cada uno de nosotros sintamos lo que nos ocurre. Está por tanto separado del mundo físico y aceptaría entonces una identidad no acotada por el historial de la persona, al ser únicamente dependiente de la esencia del mismo.
Pero tiene un gran hándicap, y es que entonces debemos asumir que nuestra identidad no existe siempre, sino en aquellos momentos en los que la consciencia está activa.
Cosa, por otro lado, que asumimos (ES/PDF) cuando consideramos que una persona es o no es culpable de un acto realizado bajo situaciones específicas (enfermedades mentales, noctambulismo,…), y que ha sido motivo principal hasta el momento para no poder considerar una inteligencia artificial mens rea de sus propias acciones.
Así, resulta difícil aceptar que una consciencia pueda tener continuidad absoluta, y por ende, que una identidad exista siempre, lo que de facto cambia la resolución de las tres anteriores posibilidades.
-¡Pero es un clon! Un clon no puede ser considerado una persona -masculló Daniel, responsable legislativo de la compañía- ¿Se dan cuenta de las implicaciones legales que tendría aceptar que un producto creado artificialmente pueda ser considerado humano?
-Y por otro lado, ¿qué diferencia al clon de la mujer de la propia mujer? -respondió María con entusiasmo. Tanto como para que Alfonso dejara de jugar con el lápiz-. ¿El cuerpo? Ya hemos visto que no es identificativo. ¿La mente? Si la copia es exacta. Si tiene el mismo contenido almacenado en un contenedor distinto…
-¿Qué diferencia hay entre la mujer y la persona electrónica? -Diana, asistente social del Estado, se levantó con parsimonia-. En el primer caso tenemos a una persona luchando por algo que es suyo, aunque sea incapaz de sentirlo. Y en el otro, a una imagen de esa persona, luchando por algo que no es suyo pero que siente como tal.
Daniel se pasó la mano por los cabellos mientras inspiraba profundamente, y miró al último miembro sentado en la mesa. Una pantalla que había estado transcribiendo toda la conversación, y que emitía veredictos a partir de las conclusiones que los lectores de esta página dejaban en la sección de comentarios de este hilo.
-¿Cuál es tu conclusión?
-…
_
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Me encanta cuando escribes estas mininovelas de pseudoficción. me hacen sonreír un rato, y a veces soltar alguna carcajada. Y buena publicidad “superliminal” para que dejemos comentarios.
Escribo éste comentario justo después de acabar de leerlo, por lo que no puedo dar mi veredicto. Planteas un dilema complejo, el cual debo meditarlo para formar mi propia opinión (que no tiene por qué ser la verdad absoluta) y poder dar argumentos que la defiendan. En unos días me paso y te digo mi opinión jajaja ;-).
Jajaja, si no nos tomáramos la vida como una broma, sería muy aburrido. Yo también disfruto, créeme.
Y oye, por ahora veo que ha surtido efecto mi maquiavélico plan de incentivar la participación, huahaha. Ya me cuentas señor. Me alegro que aunque sea te haya hecho pasar un buen rato :).
Pablo! Que buen escrito! Es una pieza literaria que a mi juicio no es tan “distópico”.
Después de haberte leído llego a la conclusión que definitivamente abogo por la conciencia y no el cuerpo, pero no lo concluyo en este momento sino que la lectura me ha servido para “estar seguro” de que siempre lo he pensado de esa manera.
Creo que volveré a invitarte a mi programa de radio para tratar este gran escrito.
Saludos y éxitos.
Jajaja, me tienes por aquí para cuando gustes Asdrubal :). Muchas gracias!
Me ha encantado Pablo. Muy pero que muy revelador, con las dosis justas de distopía y realidad. Muy pero que muy bueno. Enhorabuena!!
Siguiendo con lo que preguntas, pues el tema es complejo de afrontar. La tercera definición, que engloba a aquella identidad definida por su consciencia es la más cercana. Y quizás pensando también en la niña podría tener sentido que su madre fuera la que ahora puede ser su madre. Aún así, ¿qué papel juega su madre biológica entonces?
He ahí la cuestión David. Que según cómo se mire, se trata de otorgar unos privilegios a alguien que no es humano pero se siente como tal, o bien de reducir los privilegios de una persona que sí es humana pero ya no se siente identificada con su humanidad…
Muchas gracias por el apoyo. Me alegro que te guste!
Muy bueno. Pero aparte de otros que me dan más pereza (como que no hay relación entre la responsabilidad legal de un individuo que se considere “enajenado” y su identidad jurídica) un detalle: http://www.omicrono.com/2016/06/regeneracion-celular-siete-anos/
Muy buen aporte Miguel. Por lo que puedo ver, hay un elemento del ovocito de la mujer que se fija (en cantidad) en su nacimiento, aunque depende del proceso de maduración de la ovogonia para dar lugar al ovocito primario, que es la célula que permite la reproducción. Donde no encuentro referencia alguna es en las células neuronales. De hecho, parece que la neurogénesis adulta existe y está más que contrastada (EN). ¿Se puede considerar esta célula inmutable e identificativa? ¿Solo en las mujeres, entonces?
Sobre lo otro, y sin ser abogado, tengo entendido, como compartía en el paper al que hago referencia, que una persona que realiza un acto bajo un estado de inconsciencia puede ser considerado culpable si lo que le ha llevado a ese estado de inconsciencia es una acción consciente (como por ejemplo haber bebido). Una enfermedad se quedaría por tanto fuera de ese supuesto. Pero por supuesto, en cada juicio será el juez quien tome la última decisión.
Hay varios tipos de células nerviosas, no se regeneran todas igual. Y te has dejado las cardíacas 😉
Pero vaya, que era por ser puntilloso, esperaba más bien una respuesta que aludiera a si un puñado de células es suficiente para el argumento sobre la identidad. Sobre lo otro, estamos en lo mismo: responsabilidad e identidad son cosas diferentes
Y sabes que me encanta que seas puntilloso :). Muchas gracias por aclararlo.
Definitivamente es un veredicto difícil, y no creo que nadie llegue a nada absoluto. Si alguien llegase a un punto absoluto, sería quedarse en la superficie, pues todas las ideas que pienso tienen ‘peros’. En mi opinión es peligroso considerar que el asistente virtual con la conciencia de mujer pueda ser una madre apropiada, por mucho que lo haya demostrado durante los últimos años. Aquí puede pasar dos cosas que no están del todo aclaradas: que la IA esté limitada, o que la IA tenga la conciencia completa de la mujer y tome conciencia de su forma propia.
En el primer caso, creo que todo queda zanjado: no es una persona, está limitada en cognición y en capacidad de evolución. En el segundo caso, se dará cuenta de que, de humana, solo tiene la conciencia ya, y será consciente de que no tiene cuerpo. Ésto podría llevar a consecuencias impredecibles. Y si no mira la película “Transcendence”, en la que una conciencia humana introducida en una máquina se descontrola y se transforma en algo que como humano no era.
Definitivamente es muy complejo, pero no creo que el asistente virtual sea capaz de sustituir a una persona, pues aunque puede, por poner un ejemplo, consolar con palabras más o menos apropiadas, no puede ofrecer, por ejemplo la calidez de una abrazo humano, o la gratificante sensación de la interacción tú a tú con otro ser querido. (Me he puesto un poco sentimentalón aquí creo).
Muy buen análsis. Y voy a hacer de abogado del diablo.
Presuponiendo que en efecto hablamos de un clonado de conciencia perfecta. De que una máquina pueda sentir por igual aquello que ha experimentado el humano, ¿no estamos de algún modo negándole a esa conciencia su ser?
Es decir, que no estamos ante una inteligencia articial per sé, con sus limitaciones, sino ante la conciencia de una persona enlatada en una máquina, con sus sentimientos, con su razonamientos y con sus puntos fuertes y débiles.
Y quizás esa conciencia entienda que su hija es su hija, y que su marido es su marido, aunque realmente no lo sea….
O quizás sí. Todo depende de saber definir qué es la identidad :).
Según la RAE, Identidad: 3. f. Conciencia que una persona tiene de ser ella misma y distinta a las demás.
En ese caso, la máquina tiene la conciencia de sí misma como la mujer, por lo que la máquina es la mujer.
Sin embargo, ¿hasta qué punto un asistente virtual puede hacerse cargo de otra persona? ¿No se supone que un asistente virtual está hecho para obedecer órdenes?
Y por otro lado, aún con todo eso, seguimos teniendo la impredictibilidad de las consecuencias. ¿Cómo reacciona un humano sin cuerpo? O más bien, ¿en qué se convierte una conciencia humana separada de su cuerpo y dotada de unas capacidades diametralmente distintas de las de su cuerpo original? ¿Seguirá siendo el humano original o su mente empezará a pensar de otra forma? Por que ésto pasa cuando suceden hechos traumáticos a lo largo de nuestra vida. Muchas personas nunca vuelven a ser las mismas tras perder una pierna o un brazo en un accidente, ¿te imaginas el cuerpo entero?
De ahí que me parezca un buen tema en el que profundizar.
Fíjate que hace un par de meses la Unión Europea ha empezado a estudiar incluir la tipología ciudadano electrónico (ES). Por supuesto, no con la idea de gestionar posibles casos como este, que estamos afortunadamente aún lejos, pero sí como acercamiento a ese gran problema que supone los puestos que hoy en día son cubiertos con máquinas.
Seguramente dentro de unos años habrá que incluir en la legislación una serie de obligaciones y derechos a esos ciudadanos electrónicos que actualmente nos parecen una locura, como es ahora esa seguridad social que tendrán que pagar las compañías que “contraten” sus servicio, pero enfocado a ámbitos que hoy en día solo contemplamos para los humanos, y a lo sumo, para los animales.
Queda mucho donde rascar…