Ojo al estudio de indicadores de ciencia y tecnología del 2014 (EN) liberado recientemente por la National Science Foundation, una fotografía extensa y compleja de los mecanismos motivadores que impulsan el crecimiento de la innovación (entre otros muchos aspectos) de cada zona.


De la imagen superior, quizás el mejor resumen de todo lo que nos vamos a encontrar en este recorrido, podemos observar cómo Europa está paulatinamente perdiendo el timón de la innovación mundial, siendo hoy en día la tercer zona, por detrás de Extremo Oriente y EEUU.

Innovación global

crecimiento

Me parece también interesante señalar que vivimos una época de profunda reestructuración de la innovación. Una innovación que viene desde abajo, con gráficas exponenciales de países aún no considerados primer mundo, como Corea del Sur o China. Y por otro lado, el estancamiento (y paulatino declive) de lo que en su día fueron potencias como Francia o Reino Unido.

Aunque el estudio se centra en el crecimiento de factores educativos, sociales y empresariales enfocados a la evolución e innovación global, me gustaría resaltar el caso de Israel, que en TicBeat (ES) recorrían en un extenso (y acertado) artículo, como startup nation.

Un pequeño país que hoy en día es considerado segundo ecosistema emprendedor del mundo, con 8 millones de habitantes y unas 4000 startups, 63 de ellas cotizando en NASDAQ (en toda Europa, por ejemplo, tenemos menos).

Para entender cómo un país sin apenas materias primas, industria y comercio, pasa en 30 años de ser uno más de Oriente a ejemplo a seguir en cuanto a reinvención, tenemos que quedarnos con la idea que tanto hemos defendido por estos lares: apostar por una economía basada en el talento.

Una economía tejida desde abajo, desde una educación volcada en la creatividad del estudiante y el dejarle que pruebe y busque las soluciones. Una economía que supo atraer inversión de mercados extranjeros ya maduros, con firme apoyo del gobierno.

Y por supuesto, el germen nacional y religioso de un país que se considera así mismo “El Elegido“, acostumbrado a la diversidad social y con un servicio militar basado en potenciar la toma de decisiones (y no el acatar normas tan presente normalmente en los círculos del ejército). No es raro que muchas de estas startups nazcan en el seno de una unidad militar, y acaben por cuajar a su salida, bien sea con la especialización de sus fundadores en diferentes ramas del conocimiento, o con el apoyo económico que continuamente destina el gobierno a nuevas iniciativas innovadoras.


Quizás Israel sea un ejemplo a seguir mucho más cercano que lo que representa en nuestros días Silicon Valley, cuyo surgimiento obedece a estímulos históricos y ambientales mucho más extensos en el tiempo (ecosistema que nace alrededor de una universidad de prestigio, clima que podríamos considerar perfecto, tesorería saneada gracias a una industria firmemente establecida,…).